Jamás habrá ocaso para Puerta
Emotivo actoEl Sevilla en pleno, su cantera y una amplia representación del fútbol español, incluido el Betis, destacan los valores del héroe caído en la inauguración de su estatua
Paco Leal, el curtido entrenador de porteros del Sevilla, y Mola, el veterano utillero que ha visto crecer a tantos canteranos, no podían esconder la emoción. No querían ni mirar. Mientras el sol caía buscando las sombras de la ciudad, los más chicos y los más grandes tenían que reprimir sus lágrimas. La memoria estaba escogiendo el camino más corto para herirlos. Ante cientos de ilusionados chavales, ante profesionales del fútbol y ante compañeros que jamás olvidarán su bonhomía, la efigie de Antonio Puerta estrenaba su nuevo perfil broncíneo, se deslizaba un telón rojo como el corazón que se le paró un malhadado día y dejaba ver su esbelta figura de pelotero caro, una imagen que será eterna referencia para miles de pequeños que seguirán soñando con marcar el gol soñado por cualquier canterano. Tal día como ayer hizo cuatro años de su zurdazo mágico.
Puerta mira desde ayer al futuro, a la esperanza, en la ciudad deportiva donde tantas veces soñó hacer aquel gol, enfrente de la escuela que lleva su nombre. "Está orientada hacia el este, hacia la salida del sol, que simboliza lo que está por venir", explicaba Constantino Gañán Medina, profesor de Bellas Artes que realizó este monumento al héroe caído, "un monumento hecho desde el corazón".
Bajo el sagrado conjuro de su eterno recuerdo se reúne mucha gente del fútbol, y a la vera de su sombra no queda sitio para los recelos. El Betis está representado por José León, que recuerda la importancia de su espíritu. Manolo Jiménez, aplaudido por los aficionados, charla amigablemente con Juande Ramos y ambos saludan a José María del Nido. Los fotógrafos se dan codazos buscando el plano.
El Sevilla reunió a toda su cantera para que vivieran un acto con muchos momentos emotivos. Algunos de los chavales también escondían sus lágrimas mientras escuchaban la radiación de aquel inolvidable gol al Schalke 04. Minuto 100 de la prórroga, Jueves de Feria. "Tu zurda nos regaló un sueño que cambió nuestras vidas, comenzando desde entonces una de las etapas más gloriosas de nuestro club. Gracias Antonio", reza la placa bajo su escultura.
Antonio aparece conduciendo el balón con la derecha. El escultor ha sabido captar su forma de correr, de acompañar con los brazos y las manos la rabia con la que irrumpía por la banda. "Se sostiente sobre la pierna izquierda, que hace una diagonal entre el cielo y la tierra, esta tierra de la ciudad deportiva donde crece la cantera", explica el autor.
Dragutinovic, recién llegado de Finlandia, es el único jugador de la primera plantilla que no lleva el traje oficial. De riguroso negro y sostenido por dos muletas, recibe una gran ovación que se inicia en el flanco de la chavalería, mientras Kanoute le hace un guiño. Ánimos desde los más pequeños y desde la estrella del equipo. "Este acto es un emotivo reconocimiento a Antonio y me va a dar mucha fuerza para recuperarme antes", dice el herido.
Jesús Navas habla por la plantilla. Su voz tiembla más de lo habitual mientras tutea a Antonio: "Eres el alma de la cantera sevillista porque tienes las más altas cualidades, la humildad, la sencillez y el trabajo. Eres el alma de este vestuario, del que nunca te has ido".
Jaime Lissavetzky abrió los discursos institucionales: "Su ingenio, su espíritu, su talento, su capacidad siguen estando entre nosotros y eso debe servir de ejemplo a los más jóvenes". Del Nido le da una vuelta de tuerca a la emoción: "Hemos querido inmortalizar su figura un día como hoy, cuatro años después de que nos enseñara el camino de la gloria europea, en el sitio donde se crió como futbolista. Que nadie olvide que Antonio Puerta murió sudando la camiseta del Sevilla Fútbol Club". Pero el benjamín Hipólito Gutiérrez Espinosa, portavoz de la cantera, no le va a la zaga al curtido orador: "Aunque era muy pequeño, yo sabía que había hecho algo muy grande para el Sevilla, el gol que nos cambió la vida". Por donde sale el sol llegan los coches que trasladan cada día a los chavales a los campos de entrenamiento. Hacia allí mira Antonio Puerta, para quien jamás habrá ya ocaso.
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