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Manzano logra dar con la tecla

  • El técnico, gracias a su perseverencia en un sistema de 4-4-2 que funciona aunque no juegue Kanoute, cohesiona un once base y afronta un panorama bastante más halagüeño.

Ha tenido que pasar un año entero para que el Sevilla presentara un once titular idéntico en dos partidos seguidos. Que el equipo blanco sea reconocible después de mucho tiempo y lo haga refrendado por el éxito es ya una buena noticia que invita al optimismo. Lo ha logrado Gregorio Manzano con su sorprendente alineación ante el Sporting del mismo equipo que empató en el Vicente Calderón, pese a que habían transcurrido apenas tres días entre una cita y otra. Pero el técnico jiennense apostó con fe por un once base que ha cohesionado gracias a su perseverancia por un sistema, el 4-4-2, que funciona incluso aunque no juegue Kanoute, algo impensable en otro momento no tan lejano. No hace tanto tiempo, ver en el mismo once a Luis Fabiano y Negredo era barruntar lo peor. Y los datos estadísticos se empeñaban en corregir a Jiménez, a Álvarez y al propio Manzano. Ahora no es así. Para ello median varios factores, incluida esa apuesta continuista de un técnico que visitará San Mamés con una perspectiva distinta a la de hace sólo 15 días.

Que el nombre de Joaquín Caparrós haya pasado a un segundo plano precisamente cuando se atisbaba una tormenta de rumores con motivo de la visita del Sevilla a Bilbao tiene mucho que ver no sólo con el efecto balsámico que pueda tener un triunfo tan cómodo como el logrado el martes. Detrás está la patente mejoría de un equipo que venía dando síntomas de aire fresco desde hace algo más de un mes. La fortuna fue esquiva en momentos puntuales y sólo faltaba que algún resultado positivo refrendara esa nueva sensación que venía dando el Sevilla. Ante el Sporting sucedió eso, tras muchos reveses con negativa intermediación del azar, y se abre otro panorama.

Entre los factores que influyen para que el Sevilla se presente con ese nuevo molde de juego está, indudablemente, la inmediata adaptación al equipo de los dos refuerzos invernales. Medel y Rakitic le han cambiado la cara a este Sevilla que se sigue poniendo sobre el tapete con el susodicho 4-4-2 y que ya no necesita a Kanoute para que le dé cohesión a todo el esquema. Para ello también ha sido necesario que Negredo esté en su mejor momento de forma desde que aterrizó por Nervión y que Luis Fabiano esté más comprometido que nunca pese a que a nadie se le escapa ya que los doce partidos que quedan de aquí al final de la Liga van a ser los últimos que juegue con la camiseta del Sevilla. El juego, más que los goles incluso, de ambos está siendo determinante en esta mejoría, en la que hay otros aspectos clave.

No se puede obviar que Jesús Navas ya está a pleno rendimiento, con su particular maquinaria física engrasada para rendir de forma óptima y con la madurez de los años. Y que Perotti ha evidenciado una evidente evolución positiva que remató el martes con su reencuentro con el gol, el segundo de esta Liga. Como tampoco se puede obviar que Fazio ha irrumpido tras su lesión asentándose en el equipo como el central de más garantías junto al recuperado Escudé. Ni que Javi Varas cumple con creces en el relevo de Palop hasta el punto de abrir un debate en la portería pese a la enorme personalidad del capitán sevillista.

Todo eso ayuda, pero también la insistencia de Manzano en la cohesión de las líneas, la solidaridad de las piezas y la fluidez y la rapidez en la circulación que siempre requería y que ahora por fin da frutos. El Sevilla se siente fuerte y se ve capaz de todo ahora. Y también pesa que no le temblara el pulso al seguir apostando por su idea bajo el chaparrón de las críticas y los rumores de su posible sustituto.

Con su discurso sosote e incluso cansino por esa pausa que le da a sus apariciones ante la prensa, Manzano supo ir capeando el temporal en espera de tiempos mejores. Y éstos comienzan a aparecer. Los dirigentes y profesionales del Sevilla no dejaron nunca de apostar por la Champions aunque sonase a brindis al sol porque la opción se iba alejando cada vez más, y ahora llega un carrusel de partidos de alto nivel que pueden confirmar o despejar definitivamente esa debilitada esperanza. San Mamés, la visita del Barcelona y Mestalla en este mes de marzo pueden marcar un nuevo devenir.

José María del Nido insiste siempre en que los análisis hay que hacerlos al final de curso y Manzano, incluso más que un equipo que parece condenado a conformarse con la Liga Europa el año próximo, es el primero que querrá luchar hasta el final por la Champions. Sería su mejor aval para agarrarse a un banquillo que hace bien poco parecía ser de cualquiera menos de él.

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