Reforzar una idea estable... por fin

Previa · Liga Europa

El Sevilla debe confirmar que está en la ruta correcta con un cómodo triunfo que cierre el pase como líder.

Fazio, Cala y Coke arropan a Perotti al comienzo del entrenamiento de ayer.
Fazio, Cala y Coke arropan a Perotti al comienzo del entrenamiento de ayer.
Jesús Alba Sevilla

28 de noviembre 2013 - 05:02

Si el 4-0 en el derbi ha servido para que, en sentido figurado, entrenador y afición firmen la paz después de un primer tramo de temporada en el que el sistema de juego a emplear ha sido el campo de batalla, el Sevilla tiene esta tarde-noche una nueva oportunidad para que las cosas adquieran un mínimo de estabilidad.

Este Sevilla -la verdad- lo tiene todo para hacer feliz a su gente en un año en el que el fútbol ha sucumbido a la crisis. Con una plantilla muy por encima de la media en cuanto a nivel futbolístico en cantidad, calidad y variedad, si Unai Emery no es capaz de gestionar todo lo que rodea a este equipo, incluida la relación de la grada con lo que están en el terreno de juego de manera individual y colectiva, puede decirse que se ha desaprovechado una gran ocasión. Y en este sentido, el derbi debe verse como el momento de deshacer el nudo gordiano, como el punto de inflexión o la parada en el camino para poner las ideas claras, repostar combustible y elegir la ruta adecuada.

No hay mayor verdad en el fútbol que la que dice que no hay crisis que no resuelva una goleada al eterno rival. La del domingo sobre el Betis tuvo momentos cercanos a la humillación y eso en esta ciudad pone a la afición en éxtasis, olvidándose entonces de cuantos pecados se cometieran con anterioridad.

El Sevilla de Emery parece que ha cogido el carril. La victoria en Cornellà pudo sentar a la plantilla como una ducha de agua caliente después de una buena mojada. Luego, tras dos semanas para preparar el derbi y la explosión de júbilo que dejó la exhibición sobre los verdiblancos, este grupo debe obtener una estabilidad que lo lleve a la consecución de sus objetivos. Y, la verdad, que con la plantilla que el guipuzcoano tiene a sus órdenes, casi lo único que precisa es un poco de eso, de estabilidad.

Por resumir lo que se escucha en la calle, el entorno ha celebrado que Emery haya al fin entendido que los equipos de fútbol no pueden vivir constantemente en un cara o cruz por mucho que a él le diviertan más los 4-3 que los 1-0. Habrá tiempo para todo, para golear (pero mejor con la portería a cero que con un carrusel por marcador) y también para madurar los partidos y hacerse fuerte atrás.

La visita del Estoril es una excelente oportunidad para reforzar los conceptos madurados ante Espanyol y Betis, partidos en los que (uno por la baja de M'Bia y otro quizá porque salió bien) Emery claudicó ante la petición general de incluir a dos jugadores de contención en el centro del campo en lugar de uno solo. Desde luego que la irrupción de Iborra, por elevar el poderío aéreo y por la solidez que ofrece su presencia ante los centrales, ha sido una de las claves de esta transformación que tan feliz ha hecho al sevillismo.

Por eso, lo de hoy no debe servir más que para reforzar la autoestima. La clasificación para la siguiente fase de la Liga Europa está práctricamente en el bolsillo y lo que el Sevilla busca ante el equipo portugués es la primera plaza del grupo y dejar las cosas mucho más tranquilas de lo que estaban, por ejemplo, cuando terminó el último encuentro en competición continental, un empate final tras tener el partido dominado en este mismo escenario (el Sánchez-Pizjuán) ante el Slovan Liberec que volvió a dejar al aire las carencias de control del fútbol que propugnaba Emery. Ese día, encima, estallaba en su esplendor un absurdo desencuentro entre Perotti y una parte de la afición. Y cosas como éstas son las que tiene que ir dejando enterradas este privilegiado grupo al que le hacen falta muy pocas cosas desde el exterior para demostrar su superioridad sobre sus rivales. Quizá las claves estén o han estado en el interior. Como la naturaleza de los pivotes o la manera en la que el balón (con menos riesgos que sobándola atrás) se salta las líneas ahora en busca de un Rakitic en una posición más avanzada.

Lo más normal ante un equipo inferior pero animoso en ataque es que haya jugadores de ese grupo que ahora parten con galones de titular que descansen. No quiere decir que no cuenten para Emery para la Liga, sino que una determinada fase de la temporada es más conveniente para el equipo que sus minutos sean en encuentros como el de hoy o los de Copa del Rey a finales de diciembre. Es la ventaja que tiene disponer de una plantilla con variedad y suficientes efectivos como para que el nivel competitivo del equipo no se resienta. Será el momento de gente como Javi Varas porque, además, Beto está tocado, como Cala, como Fernando Navarro, Cristóforo, Coke y Gameiro. Igualmente, para Perotti y para Reyes, aunque el nuevo rol del utrerano tras su papel en el derbi es una incógnita. Lo del argentino es más complicado, aunque encuentros como éste son los idóneos para acabar con situaciones desagrables. Y esto es fútbol: se trata de divertirse, que es lo que el Sevilla echaba de menos.

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