Valencia-Sevilla (3-2): ¿Bueno o malo?

El Sevilla vivió todos los estados de ánimo imaginables para torcer la sonrisa después de reaccionar, tener al Valencia a su merced y terminar en desventaja · Pudo sentenciar y tendrá que remontar en Nervión.

Romaric escapa con el balón en una dura jugada.  Foto: agencias
Romaric escapa con el balón en una dura jugada. Foto: agencias
Jesús Ollero

21 de enero 2009 - 22:53

Frenesí. Grandeza. Dos equipazos se miran a la cara, deciden jugar al fútbol de verdad, se quitan las caretas y todo es posible. Entre la grosería de Adriano nada más comenzar a la heroica valencianista concedida por el Sevilla, minutos y minutos de control y brillantez visitantes para conformar un espacio para el disfrute pero que dejó demasiadas cosas a voluntad de la dirección del viento. Pudo sentenciar el Sevilla y ahora deberá remontar. No sentenció y lo pagó caro.

Algo del estilo al título de aquella película. El hombre que bajó una colina pero subió una montaña. O el dicho irlandés según el cual un día ofrece las cuatro estaciones. El Sevilla subió y bajó, bajó y subió. Estuvo arriba un buen rato y no se quedó allí. Y vivió todos los estados de ánimo imaginables. Dudas al principio, tristeza, rabia, optimismo, seguridad, reacción, tranquilidad... y dudas de nuevo.

Todo se puso gris de salida para volverse rosa bien metidos en faena. Una cesión de diletante del intachable Adriano permitió a Villa batir a Palop apenas cruzado el minuto 5 sin consumir siquiera el plazo de tanteo. Cuesta arriba y en territorio enemigo, hubo reacción y de la buena. Lo que no hubo es contundencia.

Quizás no merecía ese castigo el Sevilla, pero lo cierto es que pasaron y pasaron los minutos sin que la sensación de claro peligro rondada al dudoso Guaita. Triunfaba claramente la presión del Valencia, intoxicando la salida del balón sevillista (clave en la grave pifia de Adriano) y tirando muy arriba la línea defensiva para dejar siempre en orsay a Luis Fabiano y con demasiados metros por delante a un ataque visitante rápido y vertical, pero algo lejano.

Tras la pausa, un alivio porque el Sevilla pasó momentos de apuro, salió el arco iris en toda su dimensión. Simplificar la ventaja que adquirió el Sevilla en el error del asistente de Undiano al conceder el 1-2 de Adriano sería improcedente por completo: arrolló al Valencia en media hora de la segunda parte absolutamente espectacular. Con la salida de Capel por un saturado Navas y el adelanto de Renato (unos metros, los justos para no recibir tan atrás), volvió el equipo que desarbola a quien sea, y que además está agradeciendo horrores el crecimiento de Romaric.

El almeriense descolocó al Valencia, no cabe duda. Dejó solito a Renato, que controló en vez de buscar la definición y encontró a Guaita por un rebote en un defensa. Al minuto, Adriano le encontró en el segundo palo y remató tal como venía, al cuerpo del portero. A la tercera se acabaron las concesiones. Capel centró, el novel meta valencianista dudó y Luis Fabiano se adelantó a los centrales logrando un empate que valía oro.

Valía oro entonces, porque a mitad del segundo periodo el tiovivo vuelve a dar un brusco giro. Renato conecta sensacional con Luis Fabiano, Albiol se hace acreedor de la roja al agarrar al delantero cuando se escapaba hacia Guaita, y eso debe despistar al asistente porque Adriano recibe en un fuera de juego vergonzoso superando con tranquilidad al meta local entre la indignación general. La roja era mala cosa, pero el 1-2 era medio billete al hoyo.

Y pudo ser aún peor, y mejor para el Sevilla. Crecido, mandan los de Jiménez con toda claridad y Maresca tiene el tercero en una asistencia del redimido Adriano. Miedoso o cansado, el italiano puntea con desgana al cuerpo del portero.

Recta final y el Sevilla recula ante el último empuje del Valencia. A la desesperada, muerden los locales y la falta de contundencia mostrada en ataque se traslada a una defensa hasta entonces impecable. Primero hay dudas tras una diablura de Joaquín, Mata ve la incorporación de Baraja y tres sevillistas (Maresca, Escudé y Navarro) le ven pasar como si nada y cruzar ante Palop. Empate, que tampoco estaba mal del todo.

Pero vuelve a la vida el Valencia y la sonrisa se agria un tanto con la duda en el despeje de Romaric que permite a Mata recibir, recortar y que el pie de Squillaci convierta una parada de Palop en un 3-2 que no debió permitir el Sevilla. No en un torneo como este. No contra un rival como este. No en un campo como este. Por supuesto, no lo puede permitir un equipo como el Sevilla, que cuando levanta la cabeza impone y cuando la agacha…

Valencia CF, 3: Guaita; Miguel, Maduro, Albiol, Moretti; Albelda (Edu, 75'), Baraja; Joaquín, Silva, Vicente (Mata, 70'); y Villa (Morientes, 19').

Sevilla FC, 2: Palop; Mosquera, Squillaci, Escudé, Fernando Navarro; Jesús Navas (Capel, 46'), Maresca, Romaric, Adriano (Armenteros, 88'); Renato y Luis Fabiano.

Goles: 1-0 (6') Villa. 1-1 (53') Luis Fabiano. 1-2 (68'): Adriano. 2-2 (84') Baraja. 3-2 (86') Mata.

Árbitro: Undiano Mallenco (colegio navarro). Amonestó por el Sevilla a Escudé y por el Valencia a Maduro y a Silva.

Incidencias: Partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el campo de Mestalla ante 30.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

stats