Sin agresividad, la nadería
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Esta vez el Betis esperó más atrás, lo que volvió a destapar su endeblez
El Betis de Merino actuó bien agitado ante Villarreal y Real Madrid mientras le duraron las fuerzas. Pero ayer se dejó su agresividad en el vestuario de Anoeta. O en Sevilla. Con un equipo similar al que tan bien le compitió al de Zidane, salvo Varela por Vargas y Portillo por Kadir, los verdiblancos optaron por esperar, guarecerse y sorprender en alguna recuperación. Ocurre que esta plantilla tan cogida con alfileres, si no aprieta con verdadero fanatismo es la nadería. Destapa su blandura atrás y su fútbol inocuo bajo ese ritmo monocorde. Si no se agita el vaso, el aceite flota sobre el agua.
DEFENSA
En espera de Westermann, Pezzella disfrutó de otra titularidad. Y si el argentino al fin convenció ante Benzema, Cristiano y compañía, ayer volvió a evidenciar que le cuesta subirse al carro del fútbol español. No anduvo despierto en la marca, como en el 2-0 que hizo Íñigo Martínez, ni en la anticipación a la maniobra del atacante de turno. Algo similar a lo que le pasó a Varela abierto a la banda derecha. Carlos Vela luce un estado físico más que discreto, pero aun así el lateral verdiblanco sufrió para hacerse con su rincón del campo y pagó su falta de físico en el salto con Xabi Prieto que originó el primer gol.
Que aprieten N'Diaye y Petros por delante de la zaga -y Fabián algo más arriba, ya con Merino- pocas veces ha traído réditos en el plano ofensivo, pero al menos alivia a los de atrás. En Anoeta, sin embargo, los dos pivotes actuaron demasiado anclados en la primera mitad. La Real se agarró a la experiencia de Xabi Prieto y al mando de Illarramendi para llevar el agua a su molino y marcar la diferencia.
Tras el descanso, el Betis dio el paso adelante, Van Wolfswinkel ofreció soluciones con sus desmarques al costado derecho y ese 2-1 (50') inyectó dudas en la Real que le hicieron recular, lo que agradeció la defensa verdiblanca: Bruno, sobre todo, se impuso a Jonathas cuando éste recibió con espacios, pero lejos de Adán.
ATAQUE
En la primera parte, nula producción ofensiva bajo un 4-2-3-1 estático, a verlas venir, con las escasas recuperaciones de la pelota lejos de la portería de la Real y con un juego previsible, plano. Lo que tantas veces sucedió con Pepe Mel en el banquillo y que refleja que el mal es de raíz, que mana en buena medida de los defectos intrínsecos de la plantilla. Esta vez Fabián -no se le puede exigir al chaval que sea el eje, que él soporte el peso atacante- no fue esa pieza vigorosa que engarzó las líneas, N'Diaye se proyectó. Van Wolfswinkel ofreció movilidad y conexión con Rubén Castro. No bastó: Joaquín sigue con plomo en las piernas y Dani Ceballos, enredado .
VIRTUDES
Reacción tras el descanso, que incluso le pudo dar un punto.
TALÓN DE AQUILES
Si no es agresivo, sus defectos lo dejan sin opciones: la nadería.
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