Barridos, pero salvados (58-109)

Coosur Real Betis-Barcelona | La crónica

El Barcelona pasa por encima del Betis marcando diferencias en un segundo cuarto para olvidar 4-33, pero la derrota de Estudiantes le da la permanencia matemática

Feldeine se lesionó antes del descanso en la rodilla y no volvió a jugar

Jerome Jordan pugna por un rebote con Westermann.
Jerome Jordan pugna por un rebote con Westermann. / F. Ruso
Pablo Salvago

09 de mayo 2021 - 15:07

Sevilla/El Coosur Betis jugará en la Liga Endesa la próxima temporada. No lo selló con una machada para la historia en San Pablo ante el Barcelona. Al contrario. Para la historia se llevó la derrota más abultada en casa al caer por un sonrojante 58-109 -batía el 'récord' de la 2017-18 cuando perdió ante el Lenovo Tenerife por 62-109 en la última jornada de liga-, pero el triunfo del Obradoiro ante el Estudiantes (83-94) selló la permanencia matemática para el club sevillano, que desde hoy puede planificar (desde hace una semana en realidad) pensando en que jugará de nuevo en la Liga Endesa. Toca saber más pronto que tarde qué hará el entrenador y, a partir de ahí, moverse rápido en las renovaciones porque a día de hoy sólo Pablo Almazán tiene contrato asegurado.

La derrota colegial puso punto final a un duro curso en el que la reacción en el último mes y medio le permitió agarrar la salvación. Objetivo cumplido, pero la derrota ante los de Sarunas Jasikevicius no deja un buen sabor de boca cuando mejor estaba el equipo de Plaza. No fue el día, pero el conjunto bético alcanzó la meta, que es lo importante al fin y al cabo, porque por momentos, especialmente tras la derrota en Miribilla ante el Bilbao Básket, se vio todo muy negro. La reacción llegó en el mes decisivo. En abril, cuando empezaban los duelos directos y tras superar al Gipuzkoa, el Estudiantes y el Obradoiro lo dejó todo encauzado para que el cuadro gallego pusiese la guinda ganando en el Wizink Center.

Feldeine se retira cojeando.
Feldeine se retira cojeando. / F. Ruso

No arrancó bien el cuadro hispalense, con un Randle muy individualista de inicio y un Feldeine que no rascaba bola, bien defendido. Sólo Jordan hacía algo, algo de daño a Davies buscando el uno contra uno y sumando desde la personal, pero era muy poca la producción local ante el vendaval anotador de un Abrines enchufado desde más allá de la línea de los 6,75 metros. Más de cinco minutos tardó Spires en anotar la primera canasta en juego de los verdiblancos y Mirotic, desde la personal, puso la máxima renta (8-18) y Joan Plaza paró el partido. El toque de atención y, el cambio en el quinteto, surtió efecto y Campbell lideró la reacción verdiblanca, botando menos la pelota que su compañero y jugando de forma más directa.

Frente al 17/29 en triples, el Betis firmó un 4/25, con 19 pérdidas ante las 6 azulgrana

Una canasta del base y un triple de Ouattara redujeron algo la distancia y Sarunas Jasikevicius llamó a filas a su tropa. No quería la mínima relajación en su equipo, aunque Ndoye hacía daño por dentro a Pau Gasol y un triple de Campbell sobre la bocina elevó el empate al marcador al final del primer cuarto (21-21), con el Coosur más activo en la primera línea de defensa y atacando con más desparpajo.

Pero fue una ilusión. Fuegos de artificio de un equipo que parecía estar más pensando en las vacaciones que en certificar la permanencia de forma matemática y seguir defendiendo un escudo y unos colores con orgullo y la misma seriedad con la que reciben sus salarios. Inexplicablemente, se fue del partido el conjunto sevillano. Como si ya no hubiese que jugar más. Como si el trabajo ya estuviera hecho. Como si la imagen del club importara poco. Kuric le tomó el relevo a Abrines desde el triple, Claver, casi en una pretemporada particular, se puso las botas y los puntos empezaron a caer sin reacción alguna de un Betis apagado, que encadenaba pérdida tras pérdida (ocho en este cuarto), ataques que no llegaban a nada ante un Barcelona que se aplicaba en defensa y que disfrutaba en ataque.

En un abrir y cerrar de ojos el Barça abrió brecha. Tras la canasta de Smits, Plaza trató de poner en orden las ideas a sus jugadores tras un parcial de 2-13. Pero de nada sirvió. Encefalograma plano en los verdiblancos. Ninguna reacción en la pista y la que tuvo el técnico catalán en el banquillo le valió una técnica al protestar. Kuric aprovechó el adicional y Claver clavó un triple en la posesión adicional para poner el 23-44. Se acabó el partido. Una canasta de Ndoye al inicio del cuarto era todo lo que iluminaba a un Betis que perdió a Feldeine lesionado en la rodilla tras un resbalón en la zona. No volvió a jugar ni a salir del vestuario. Mala pinta.

Ndoye defiende a Pau Gasol.
Ndoye defiende a Pau Gasol. / F. Ruso

El Betis no reaccionó y al descanso el partido estaba perdido (25-54) tras encajar un 4-33 de parcial. Sólo quedaba, como otras veces, tirar de algo de orgullo, al que le quedara, para al menos hacer trabajar a un rival que en una semana en la que disputaba tres partidos tuvo un choque plácido en el que pudo recuperar fuerzas ante la poca exigencia que le obligó el equipo sevillano. Mantuvo el pulso y el intercambio de canastas en el tercer acto con un Jerome Jordan acertado, pero seguía acumulando pérdidas (19 en todo el choque), los triples no entraban (4/25 en triples en todo el partido, en la línea de la temporada) y el Barcelona veía el aro como una piscina desde el perímetro (17/29). En el tercer cuarto, 22-23. Diez minutos sólo de sopor.

Plaza ya ni se levantaba de la silla a dar instrucciones. Dejaba pasar los minutos viendo que sus jugadores no cambiaban el paso ni en ataque ni en defensa. Al contrario, bajada de brazos de nuevo. El speaker trataba de ponerle emoción y gritaba un 2+1 de Spires como si valiese de algo, pero el pescado estaba vendido desde el descanso. Acabó el partido en Sevilla, con un Barcelona que no bajó nunca los brazos y demostró un hambre voraz ganando de 30 puntos, 40 y hasta los 51 finales, con Claver punteando un tiro para que Campbell ni intentase tirar al final. Camino de los vestuarios para seguir al Obradoiro frente al Estudiantes para irse a comer con más o menos alivio. Al final, triunfo gallego y, ahora sí, por fin, permanencia sellada. En el zurrón y atado, que diría Plaza, aunque tras la derrota contra el Barça seguro que no le quedaban ganas de abrir ninguna botella de cava.

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