Betis Baloncesto

Cruz para el Betis Baloncesto en el juego a la ruleta rusa (81-83)

  • El Gipuzkoa gana en San Pablo ante un rival inconsistente al que le faltan piezas interiores en una plantilla incapaz de controlar el juego

  • El conjunto bético disfrutó de un +11 en el segundo cuarto y tras verse nueve abajo en el último cuarto se colocó a uno a poco más de un minuto

Ismael Romero entra a canasta ante la defensa del ex bético Marcius.

Ismael Romero entra a canasta ante la defensa del ex bético Marcius. / Juan Carlos Muñoz

La reacción del Betis Baloncesto fue como la gaseosa. Se diluyó pronto y tras la esperanzadora victoria en Melilla, más por el resultado que por las sensaciones, el conjunto verdiblanco volvió a las andadas con una derrota ante el Gipuzkoa Básket (81-83) que hace daño al colectivo y a algunos en lo personal. El segundo partido de Jordan Barnes como director de juego fue otro fiasco y verlo a él fallar en pista y a Pablo Marín en el banquillo, responsabilidad del entrenador. Pero dejar a los rivales tirar solos y encadenar pérdidas y fallos en el tiro es cosa de los jugadores, un equipo que tuvo un +11 en el segundo cuarto y llegó a los minuto finales del encuentro entregado con un 66-75 fruto de errores propios.

Aun así lo intentó el cuadro hispalense, que tiró de orgullo y aprovechó los regalos de un rival, también muy justito, para meterle el miedo en el cuerpo y colocarse a tiro con el triple de Rogic (74-75) todavía con tiempo para obrar el milagro con 1.18 minutos por delante. Pero el tiempo muerto del cuadro vasco llegó en el momento justo. Llamada de atención a los suyos. Presión bética a toda cancha de la que Oroz salió bien y acabó asistiendo a Motos en una esquina, solo para lanzar y rematar a un Betis que sigue sin ofrecer la fiabililidad que exige estar arriba en esta LEB Oro competitiva.

La derrota no es más que el reflejo de un partido, otro más, en el que el equipo de Javi Carrasco fue a tirones. Es cierto que ha tenido incorporaciones de última hora y que parece que el plantel está en pretemporada, pero no muestra una defensa consistente a estas alturas del campeonato, con cinco jornadas ya disputadas, y en ataque tiene demasiadas desconexiones como para vivir con calma cualquier encuentro. Se le complicó el choque en Melilla y ante este peleón Gipuzkoa liderado por Barcello no supo reaccionar cuando la cosa se le complicaba. Y es lo más preocupante. Le fue mejor al encuentro al cuadro sevillano cuando atacaba con cabeza, sin correr más de lo necesario y moviendo la pelota. No supo controlar un duelo que lo tenía en la mano mediado el segundo cuarto ante un rival que desde el triple estaba fallón y tampoco se mostraba seguro desde la personal.

Así se puso +11 el Betis (29-18) dominando la pelea bajo los tableros, pero sin acabar nunca de romper el encuentro. Con 39-29 cometió Romero su segunda falta y Carrasco quiso protegerlo. El problema es que Doménech no es pívot, no sólo por el físico sino, sobre todo, por la actitud, que por Sevilla ha pasado algún pívot bajito que se comía a cualquiera. Con el cuadro local en bonus y el rival sin faltas cometidas (10-5 al descanso en esta faceta), el Gipuzkoa empató el encuentro antes del descanso, aunque Barnes aprovechó un regalo para poner rumbo a los vestuarios con 45-43.

Tras 16 minutos buenos sin pívot en la cancha se nublaron las idea y esa tónica se mantuvo ya todo el encuentro. Pablo Almazán sigue de baja por unas molestias musculares que se alargan más de lo deseado por la intensidad que el granadino puede poner en defensa y el esperado debut de Joaquín Rodríguez no fue el deseado. Muy fallón, como Hanzlik o incluso un Kuksiks cuyos triples no igualan la escasa actitud defensiva que muestra. Un pívot y un ala-pívot hacen fala en una plantilla que, sin embargo, tiene un perímetro bien cubierto, pero es demasiado inconsistente.

Faltan definir los roles para que cada uno sepa cuál es su papel en el equipo. Se estiró el Betis en la reanudación con Polanco haciendo de líder (debe serlo), pero una técnica al banquillo con 53-48 por una falta en ataque de Barnes cambió el signo de todo. Barcello anotó el adicional  y Vrankic con cinco puntos seguidos puso a los suyos por delante (53-54). Una técnica por una falta que costó cara. Con Rakocevic fallando un fácil tiro sobre la bocina acabó el tercer acto, con un 57-58 que vislumbraba 10 minutos determinantes. No volvió a estar el equipo de Javi Carrasco por delante en todo el cuarto decisivo. El 62-62 que puso Kuksiks desde el triple fue lo más cercano. 

Las concesiones atrás del Betis le dieron alas al Gipuzkoa, con Pablo Marín en el banquillo sin una oportunidad mientras Barnes no demostraba nada destacable más allá de cierta fiabilidad desde la personal. Con 64-73 parecía todo perdido. Lo estaba de hecho, pero aprovechó el conjunto local los errores del Gipuzkoa para meterse en el partido con ese triple de Rogic a 1.18 del final (74-75). Pero Motos remató a los verdiblancos con un triple mal defendido por los locales que dejó a un tirador solo para sentenciar la cuarta derrota del Betis en cinco jornadas. Y ahora se la jugará el sábado en Valladolid (17:00), donde se juega algo más que un partido. Mucho en juego para algunos.

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