A la búsqueda de nuevos caminos

El fútbol brasileño reacciona al unísono para hacer autocrítica y solicitar una evolución del estilo de juego

Scolari muestra el miércoles un papel en el que defiende su gestión al frente de Brasil.
Scolari muestra el miércoles un papel en el que defiende su gestión al frente de Brasil.
Diana Renée (Dpa) Teresópolis

11 de julio 2014 - 05:02

Brasil tuvo que sufrir la peor derrota de su historia para darse cuenta de una realidad antes advertida solamente por unos pocos: necesita buscar nuevas vías para volver a ser el país del fútbol.

Para el ex delantero Tostao, uno de los muchos ídolos del país pentacampeón, el 1-7 sufrido ante Alemania en las semifinales del Mundial de 2014, fue "una tragedia", pero también puede ser una oportunidad. "Tal vez sirva para que haya grandes cambios, dentro y fuera de campo, desde las categorías de base. Es necesario hacer un cambio de conceptos, reducir el promiscuo intercambio de favores, una plaga nacional que ataca al fútbol y al país", escribió Tostao en Folha de Sao Paulo.

El ex futbolista no está solo en su evaluación. Futbolistas, ex jugadores y hasta miembros del cuerpo técnico de la seleçao coinciden en que algo tiene que cambiar -y mucho-, aunque no hay consenso sobre el camino a tomar.

"Tenemos que evolucionar en el fútbol, tenemos que evolucionar en general. Creo que hay que mejorar el fútbol en Brasil y todo lo que está alrededor del fútbol de Brasil", admitió Daniel Alves.

El defensa del Barcelona no precisó sobre los problemas que deben ser encarados, pero el ex futbolista y actual diputado federal Romario no dudó en apuntar el dedo acusador hacia la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Según el "artillero de los mil goles", la crisis del fútbol brasileño llegó a su auge, y no por culpa de los jugadores de la seleçao o del técnico Luiz Felipe Scolari: "Nuestro fútbol se viene deteriorando hace años, siendo chupado por dirigentes sin talento".

Hace tiempo que había señales en ese sentido: éxodo de jugadores cada vez más jóvenes hacia el exterior, movimientos de protesta de los futbolistas, denuncias de corrupción en la CBF o el bajo nivel de los campeonatos nacionales.

El Campeonato Brasileño de 2013, que terminó en diciembre, siguió indefinido hasta mayo pasado, a raíz de una batalla judicial en torno a la decisión de la Justicia Deportiva de dictar el descenso del equipo de Portuguesa por haber alineado irregularmente a un jugador suspendido.

Además, el último Brasileirao fue disputado en medio de protestas y amenazas de huelga por parte del movimiento Bom Senso FC (Sentido Común Fútbol Club), cuyas demandas -ignoradas por la CBF- incluyen una reforma en el calendario de partidos, vacaciones de 30 días por año y una pretemporada de al menos 20 días.

El coordinador técnico de Brasil, Carlos Alberto Parreira, no critica a los federativos, pero sostiene que el país debería imitar el trabajo de formación de jugadores y entrenadores que se realiza en los países europeos. "Es fundamental invertir en una mejor formación de jugadores y entrenadores para que volvamos a ser un equipo puntero", expresó el comandante de la campaña del tetracampeonato de Brasil en Estados Unidos 1994.

"Europa lo hace desde hace 40 años, y nosotros recién estamos empezando ahora", argumentó.

Parreira, quien fue destituido tras la eliminación de la verdeamarela en cuartos del Mundial de Alemania 2006, lamentó además la costumbre de Brasil de "juzgar el trabajo en base a los resultados", y recordó que Joachim Löw "dirige a Alemania desde hace seis años y recién ahora llegó a una final".

Hace poco más de un año, Paul Breitner, una de las leyendas del fútbol germano, ya había expresado su escepticismo frente a la posibilidad de Brasil de alzarse en casa con el hexacampeonato. "Ustedes se quedaron dormidos en 2002, cuando ganaron el Mundial por última vez. Ustedes no están mirando hacia afuera, hacia lo que hemos hecho en Alemania. Y ustedes necesitan hacerlo. Necesitan aceptar que están jugando un fútbol del pasado", advirtió Breitner.

El 1-7 ante Alemania, la peor derrota de la centenaria historia de la selección brasileña, podría ser también una oportunidad de oro para una revolución en el fútbol brasileño. Pero, al menos en la CBF, no hay signos de cambio. El actual presidente, José María Marin, obtuvo antes del Mundial la elección de su aliado Marco Polo del Nero para sucederlo en el cargo a partir de abril de 2015. El poder en el fútbol brasileño se mantendrá en las manos del mismo grupo que lo detenta desde 1989.

Antes de ello, probablemente en la semana próxima, Marin y Del Nero podrían anunciar la destitución de Scolari y designar a un nuevo técnico para preparar un equipo para buscar el hexa en Rusia 2018. Según la prensa, el candidato más fuerte es Adenor Bacchi, conocido como Tite, un entrenador de discreta trayectoria que llevó a Corinthians al título mundial de clubes en 2012.

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