Joan plaza durán, entrenador del cajasol

"Soy capaz de sacar petróleo de las piedras"

  • Con el don de la palabra por bandera, ha construido un edificio granítico desde la defensa, elevando las prestaciones de algunos jugadores que han visto la luz con su llegada. El baloncesto ha salido de las catacumbas en Sevilla gracias a él

-¿Cuántos halagos y abrazos ha recopilado últimamente?

-Mi cota de autoestima la colmé en mi primer año en el Madrid, ahora no me afecta, estoy impermeabilizado. Lo agradezco, pero he visto cosas raras en muchos lugares; sé las cosas que han pasado aquí otros entrenadores, yendo de un balance de 13-13 a un 13-20. Nadie me va a privar de ir con pies de plomo.

-Sí, pero nadie esperaba ser quintos y se lo habrán transmitido.

-Me gusta que me digan que la afición recibe al equipo de otra forma, confirma mi deseo de que la gente no dudara de nuestra entrega en cualquier cancha. Y que se reconozca que hemos ido a Fuenlabrada, Barcelona o Granada a competir, no a ver si ellos tenían un mal día.

-Amén del trabajo, hay mucho de psicología en su labor.

-Hay siete jugadores entrenando con la mañana libre. Están concienciados. Hemos encontrado la horma de nuestro zapato, la fórmula para que ellos sean mejores y que el equipo se beneficie. Hay mucho de psicología. Tengo empatía por lo que siente la gente de mi alrededor y soy capaz de sacar lo mejor de ellos. Triguero, Miso, Ellis, Savanovic... hemos acertado en las pautas de trabajo. Hay control, y autoestima, cariño para ver la evolución pequeña de un jugador. Soy extremado en el detalle: valoro cuando alguien defiende mal, trabaja para mejorar y eres capaz en la primera reunión de la semana de acentuar ese pequeño margen, insuficiente para ganar un partido hoy, pero servirá en tres meses. Duermo muy poco pensando de qué manera puedo estimular a un jugador.

-El cambio ha sido inmenso en algunos que ya estaban. ¿Ha incidido mucho con ellos?

-No me gustan nada los estereotipos: alguien sólo puede jugar por fuera, aquél no sabe botar con la izquierda, éste no tiene responsabilidad... Somos como somos y yo funcionaré de una forma aquí y de otra en San Petersburgo. De estos cuatro decían que uno no puede jugar en casa porque comete dos errores y la gente se le echa encima, el otro no defiende aunque tenga talento tirando, aquél no sabía salir del bloqueo directo a izquierdas, el otro es muy aprensivo... Debes optimizar esas situaciones. A estos cuatro y a Rey se les ha reubicado en su forma de trabajo. Ellis, pese a su experiencia, necesitaba unos raíles, unos parámetros para moverse, premiarle lo que hace bien y delimitarle los errores en defensa y en ataque. Es muy responsable, pero tiene que gozar jugando. No puedes desaparecer por cometer un fallo.

-¿Rinde el equipo al 120%?

-Al principio, optimista, pensaba que podíamos movernos en el 50% de victorias. Por otro lado, el equipo me demuestra otras cosas a diario. Cuando juegas dos partidos a la semana, los entrenamientos de lunes y martes son sencillos porque juegas el miércoles. De domingo a domingo, esas sesiones suelen ser pobres y aquí son espectaculares. En implicación, no merecemos el 6-4 sino algún triunfo más. La realidad hoy es ésa, aunque no valga para el partido de mañana.

-¿No está el equipo cogido con pinzas y podría venirse abajo?

-Queremos movernos en unos 10 jugadores casi siempre. Pero no podemos negar, y está hablado con los directivos, que debemos mirarnos el ombligo, porque el nivel de scouting, de espionaje, en esta ACB es tan alto... aunque seamos difíciles de estudiar por imprevisibles, pero necesitamos una marcha más para mantener el nivel o mejorarlo.

-¿Y por dónde van los tiros?

-Son claros. Hablé la semana pasada con Josh. Sigue esperanzado, aunque soy pesimista, en que llegarán los papeles para su nacionalización. Por su trabajo, humanidad y por la química que se ha generado en el equipo, sería muy bueno para todos que tuviera el visado. Pero no llega y tenemos un juego interior muy configurado. No hay ningún equipo con la plaza de pívot puro con dos nacionales. Tenemos a dos jugadores que están evolucionando y terminarán siendo mejores a final de curso, pero están en un sitio en el que necesitamos más, una referencia, y esa posición afrontaremos.

-¿Y hay una fecha límite?

-El margen ya se ha acotado. Hay que moverse esta semana o la próxima como muy tarde. Es una situación delicada, los jugadores están trabajando muy bien, pero si queremos mejorar, porque no se ha visto aún la cara auténtica del equipo, hay que añadir una marcha más. Y eso lo saben incluso los implicados: Josh está evitando que otro jugador nos dé esa segunda marcha y que estamos subsanándolo con Kirksay de cuatro, alguna vez con Ellis por dentro u otros inventos. Eso sirve provisionalmente; si lo alargas, tarde o temprano lo pagas.

-¿Por qué se decidió por Asselin y por qué optó por cortarlo?

-Tenemos a dos pívots nacionales en fase de mejora y jóvenes que se enfrentan con otros experimentados. Necesitábamos una referencia y Asselin lo es, aunque no nos haya ayudado por terceras situaciones. Tras seis jornadas, al ver que no ayudaba por estar cargado de presión, lo cambiamos. Lo asumimos sabiendo que Ager fue de menos a más en la pretemporada y esperamos esa progresión. No es un tirador nato, pero te da otras cosas, un gran nivel defensivo, ayuda en el rebote y puede correr.

-¿Tanto le pudo la ansiedad?

-Asselin estaba abrumado, responsabilizado de una forma bárbara. Y nunca salió de mi boca que no estaba dando lo que esperábamos de él, incluso sus compañeros lo sobreprotegían. Es listo, sabe que lo has fichado para 11 puntos y 6 rebotes, cifras asequibles para él. Más allá de sus malos números, era la sensación de impotencia. La mente es frágil.

-El factor Kirksay ha sido decisivo tanto en la pista como fuera.

-Deja huella por donde pasa. Era una apuesta casi segura, un poco heterodoxo. Parece un jugador de otro tipo de liga, pero la cantidad de cosas que da lo empieza a valorar ahora la gente. Es muy implicado, le gusta jugar, suma intangibles, aun no metiendo puntos. Es el prototipo que siempre querría tener en mi equipo.

-Usted también se ha adaptado al cambio del Madrid al Cajasol...

-En Madrid creen que tengo más tiempo libre. No. La exigencia está siendo la misma. Mi mujer me dice que hasta en la tumba estaría haciendo esto. Para mí era un reto y la gente no me creía, pensaban que cogí la opción que me vino. Mi deseo es que funcione y que por donde pase, la gente acabe contenta. Eso implica un nivel de autoexigencia brutal. No sé cambiarlo.

-Tras sus quejas de las estructuras, ¿se arreglan esos problemas?

-Hay predisposición. Si hay cosas que las hacen 17 clubes de la ACB y tú no, debes analizar el porqué. Si lo haces porque lo arrastras de otras épocas o porque hay un empecinamiento en no valorar los detalles. Trabajo con jugadores con la idea de que sean mejores y eso pasa por picar piedra cada día. Quiero que ese nivel de inconformismo se instale también en la entidad y digamos qué estamos haciendo mal. Debemos mejorar las condiciones que tenemos: de organización, estructura, planteamientos de pretemporada, fichajes... De momento, me limito bastante a mi círculo, la pista, y cuando quieren mis sugerencias, las doy, pero necesitaba estar en positivo para que la gente me escuchara; si no, era el entrenador del Madrid que ha venido a darnos clases de qué. Hay mil pequeñas cosas que no se valoran hasta que te explicas por qué llevas 10 años compitiendo por no bajar.

-Está en la media prometida: 17 puntos por cuarto.

-Cuando llegas a un sitio debes examinar el talento del grupo. No podíamos trabajar desde el ataque para la defensa, ni dar una importancia relativa a la defensa. Hemos logrado que la gente se divierta a través de la defensa. Algunos del año pasado traían mala fama de implicación, pero he visto a Savanovic tirándose al suelo a por un balón. Hemos marcado unas pautas para mantener esa solidez que te permite competir con el Barcelona en el Palau.

-Empezó 0-3 y reaccionó. ¿Esa tranquilidad de sacar buenos resultados y estar en positivo sirve para que el equipo no se relaje?

-Soy un tío ambicioso. Zan, Diego y yo no nos vamos a conformar. Queremos más y hemos transmitido ese deseo de inconformismo a los jugadores. No vamos a hablar de objetivos más allá de salvarnos. Dije en su día que queríamos 11 victorias en la primera vuelta y alguien, con lógica, sonrió. Nos quedan cinco con siete jornadas por delante. Es difícil, pero igual llegamos. El equipo está pertrechado para competir. Si aparece la Copa del Rey o un play off, que sea porque hemos mantenido un nivel altísimo.

-¿Se le nombra la bicha cuando le dicen que el calendario es factible para estar en la Copa?

-Sí, lo odio. He visto torres tan altas caer que me da mucho miedo. Valladolid y punto, no lo entiendo de otra manera. O mantenemos un listón ascendente o no podemos. Hay que olvidar Fuenlabrada. Me parece provinciano, muy pobre, conformarte con haberle ganado una vez al Real Madrid o al Barcelona. Nuestra liga es determinada y queremos merecernos ganar en Valladolid. Si lo hacemos, sería la hostia porque tendríamos siete victorias en 11 jornadas.

-Jankunas, Quinteros, San Emeterio... ¿Se acuerda de ellos?

-Una vez empezada la temporada cierras esa vía. Los tres, sobre todo dos de ellos, son del perfil de jugadores que tenemos, se habrían adaptado a nuestra política, pero no están. En mi carrera he optimizado mis plantillas, siendo siete o 12 jugadores he conseguido que fueran los mejores. Soy capaz de sacar petróleo de las piedras.

-¿La mejora del equipo está supeditada a la nueva incorporación?

-No, llegará sola. Necesitamos esa marcha más para no quedarnos en el intento de hacer cosas bonitas este año, pero el equipo ya va por sí solo. Vamos a evolucionar: de Calloway a Rey. No tengo la sensación de haber jugado el partido completo aún. Podemos subir el listón, y si encima viene una persona que nos dé ese plus, mejor. No espero un jugador franquicia, sino que complemente, pues técnicamente somos correctos, pero, humanamente, insuperables. Y no quiero romper esa sensación de equipo, de química.

-¿El papel de Tabak y Ocampo es tan fundamental como se dice?

-En mi forma de trabajo, sí. He estado en equipos en los que el segundo sólo pasa los baloncitos, le ríe la gracia al entrenador y a veces le lleva la maleta. No creo en eso. Zan y Diego son dos técnicos potenciales de un nivel brutal. Es un lujo tenerlos. Sin duda son los mejores asistentes de la ACB en el trabajo técnico. Entiendo que seis ojos ven más que dos y muchas veces son sus sugerencias las que hacen que ganemos.

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