Con rostro serio, como era de esperar, compareció Unai Emery. Lamentando la derrota de los suyos sí, pero orgulloso con la entrega de todos sus jugadores, a los que no puso ni un solo pero, pues a su juicio fue la frescura, o más bien la ausencia de la misma, la que decantó el duelo.

"Quizá con un poco más de frescura podríamos haber ganado. Jugamos bien, con control, antes y después de la expulsión de ellos. Y tuvimos varias ocasiones de peligro, pero nos faltó concretar", explicó el vasco.

"El equipo compitió muy bien y con capacidad para hacer daño al rival. Quizá nos faltó un poco de agresividad y, sin duda, de frescura, pero no hay que olvidar que veníamos de hacer un gran esfuerzo el miércoles", prosiguió el entrenador del Sevilla.

Esa manifiesta superioridad, esa sensación que transmitió el equipo de Nervión de poder levantar la Copa, se topó con un adversario, el Barcelona, al que nunca hay que dar por muerto. "Cuando planteas el partido sabes que el Barça te puede desequilibrar en cualquier momento y así lo hizo. Y lo felicito. También a mi equipo. Me voy muy orgulloso del trabajo que hicimos en toda el torneo y en esta final", relató Emery.

Preguntado por la actuación de Coke, el héroe contra el Liverpool, el de Fuenterrabía ni mucho menos pensó que en cuestión de días se hubiera convertido en villano. "Coke va siempre a todo, a veces está más acertado o menos. Pero siempre puedes ir a la guerra con él, por eso lo quiero igual. Después del miércoles había que hacer otro esfuerzo, competir y dejarle pocas opciones al Barcelona. Cualquier error individual es totalmente perdonable", aseveró el preparador.

Emery también disculpó al Konoplyanka, al que definió como un jugador "humilde y encantador" y que "está acostumbrado a trabajar, aunque le falta competir". Y esa transición -"no es lo mismo jugar que competir", insistió el vasco- "no se consigue ni en dos semanas, ni en dos meses, ni en seis, aunque se dé por momentos", explicó el entrenador del Sevilla, convencido de que el ucraniano, con la ayuda de sus compañeros, terminará de adaptarse a la Liga.

Eso sí, Konoplyanka perdió ayer a uno de sus maestros, o al menos así lo dio a entender Emery, que casi de pasada habló de Banega: "He tenido mucha relación con él. De amor y de odio. Yo lo quiero, porque es un chaval que ama el fútbol, se hace querer y cuando llegas a él te entrega su corazón y su fútbol, que es mucho. Está agradecido al Sevilla y soltó lágrimas porque se va".