Desde mi córner
  • Coincidente su fichaje por el Madrid, su juego en Anoeta hizo que él acaparase todo el foco

Ya el fútbol se resume sólo en Mbappé

DESDE la noche del martes 5 de marzo del bisiesto que padecemos, el mundo se reduce a una sola noticia, el destrozo que un fornido pied noir llamado Kylian Mbappé le hizo a la Real Sociedad. Con mezcla de sangre argelina y camerunesa, este deslumbrante futbolista ha realizado una exhibición en San Sebastián que por sí sola no es el motivo de su catarata de espacio informativo, sino por su anunciado fichaje por el Real Madrid.

Al fin y tras años de ruido de rumores, este francés va a ser futbolista del Real, por lo que esa hagiografía que lleva tanto tiempo dándole primeras páginas ha encontrado el motivo objetivo para despendolarse en elogios a tan magnífico futbolista. Nunca supe resolver la ecuación de qué fue antes, tampoco si la importancia real del Madrid fue por sí mismo o impulsado por la ayuda de ese impresionante despliegue hagiográfico que desata y que hizo metástasis universal.

Es un futbolista grandioso, el mejor de cuantos contemporáneos andan en candelero. Resuelta aquella competitividad entre Messi y Cristiano, con alternancia en el papel de galgo o de liebre para una carrera brillantísima, ahora surge Mbappé como atracción principal. Una atracción que se multiplicará en cuanto se enfunde la camiseta blanca del Mejor Club del Siglo XX y, casi seguro, del XXI para que ya mismo se postule como indiscutible Balón de Oro.

Esa meta será la próxima para una hagiografía incansable y antier noche en Anoeta dio un paso decisivo. A falta de oficialidad, su fichaje por el Real Madrid es un hecho y todo es cuestión de esperar para que el balón áureo vaya a sus manos en cuanto defienda la enseña madridista. Es buenísimo, claro que sí, y la incógnita es si aquel duelo entre Messi y Cristiano tendrá continuidad con el de Mbappé y Haaland. Con Haaland o con Bellingham, que como la hagiografía se lo proponga...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios