El gigante que crece más allá de los centímetros

Balvin, en su sexto año en el club, se muestra como un jugador más experimentado que ha cambiado la ilusión de un joven por la responsabilidad de un veterano.

Ondrej Balvin posa en San Pablo junto a una de las canastas antes de una sesión de entrenamiento.
Ondrej Balvin posa en San Pablo junto a una de las canastas antes de una sesión de entrenamiento.
Pablo Salvago, Sevilla

17 de diciembre 2015 - 05:02

Ondrej Balvin (20-09-1992, Usti nad Labem) se hace mayor. El tiempo pasa y la ilusión de un joven se ha convertido tras seis temporadas en la responsabilidad de un veterano, a pesar de que sólo tenga 23 años. El checo ha evolucionado en la ciudad hispalense en todos los sentidos, abandonando incluso el centro de la ciudad para trasladarse a una casa más tranquila en las afueras.

Los niños crecen. Es inevitable. El pívot pertenece a una generación de jóvenes perlas pulidas en Sevilla a fuego lento. Satoransky, Sastre, Hernangómez (por mucho que les pese en Madrid), Porzingis, Burjanadze, Radicevic... Pocos hubiesen apostado por Balvin seis años atrás, pero hoy es uno de los baluartes de este Baloncesto Sevilla ora irregular, ora competitivo, ora triste, ora alegre..., como el propio jugador, tan lleno de talento en sus 2,17 metros pero frío en su juego.

"Si tuviese la sangre caliente de Oriola...", dicen en el club, en el que sigue gracias a un Luis Casimiro que cuando llegó a mitad del pasado curso frenó su marcha de nuevo al lado de Aíto García Reneses, que ya lo conocía bien de su etapa en Sevilla. "Sí, estuve a punto de salir. No tenía oportunidades y sentía que no me querían. Le dije a Galilea que estaba sufriendo mucho y surgió la opción del Gran Canaria, pero coincidió con el despido de Roth y Casimiro dijo que me quería", recuerda el protagonista, que prefiere olvidar "la oscura etapa" que fue el inicio de la campaña anterior: "Fue muy difícil para mí. Sufrí mucho en la primera parte, pero me quedo con lo positivo. Si algún día vivo de nuevo algo así ya sé qué hacer y qué no hacer. La experiencia me servirá para no pasarlo tan mal otra vez, aunque espero que no se repita", cuenta el jugador, que explica: "Lo deportivo y lo personal van de la mano. Cuando no te va bien en el trabajo te afecta en tu vida. A mí me afectó mucho, demasiado, y estuve cerca de hablar con algún psicólogo deportivo. Cuando salía a la pista dudaba incluso si debería estar allí. Jugaba con dudas, sin seguridad y entraba en la cancha presionado y sabiendo que no iba a disfrutar. Tenía muchas cosas en la cabeza y nada de baloncesto y eso fue lo peor que hice. He aprendido que cuando las cosas van mal hay que levantar la cabeza y tirar hacia delante".

Todo ello hizo que Balvin, que el verano pasado acababa su contrato, buscase nuevos aires. "Pero era muy difícil, porque no había hecho una buena temporada y los clubes no se interesaban mucho. Luego me llamó Casimiro y me dijo que le gustaría que siguiese con él. Me gustó que quisiera contar conmigo. Estaba hablando con otros clubes, pero la mejor propuesta era la del CB Sevilla. Aquí realmente estoy como en mi casa", afirma el interior, que prefiere olvidar el pasado y centrarse en un presente en el que tiene un papel más importante más allá de lo deportivo: "Creo que este año tengo una responsablilidad añadida por el tiempo que llevo aquí. Ya conozco la Liga, el club, la ciudad y debo tirar de los compañeros. Quiero hacerlo".

Y es que el pívot va a más. Necesita confianza, sentirse importante, que lo mimen... Así es capaz de sacar su mejor versión, como muestran sus 18 puntos y ocho rebotes el pasado domingo ante el Joventut. "Ya me voy encontrando mejor, porque al inicio de esta campaña no estaba rindiendo como debería. Hablaba mucho con los técnicos porque sabía que no estaba al nivel que se esperaba. Ahora, quizá desde el cuarto partido, he empezado a jugar bien y ya sólo espero crecer", destaca el checo, que cree que al equipo le ha pasado algo parecido: "Es lo normal cuando se cambia la mayoría de jugadores de un año a otro, pero ya hemos encontrado nuestro ritmo. Ya somos un equipo".

Seis temporadas en el Baloncesto Sevilla parecen una vida, pero Balvin aún sueña con tener algún día la oportunidad de jugar en la NBA. "Me gustaría algún día ir allí, pero disfruto del presente en la mejor Liga del mundo", apunta el checo, que ve con cierta sorpresa el impacto de su amigo Porzingis: "Sabía que lo iba a hacer bien, pero ¡tanto y tan pronto! Es una grata sorpresa".

En cuanto a la ACB, Balvin ha aprendido a que lo mejor es "ir paso a paso". "Lo más importante es mantenernos en una situación tranquila y ser más sólidos en casa. Debemos ir partido a partido, no fallar ante los rivales directos y si tenemos suerte y podemos pelear por objetivos mayores lo haremos, pero lo primero es no pasar los apuros de la pasada campaña. Sufrir tanto no puede ser bueno".

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