Un giro de 180 grados (2-3)

Liga Santander

El Betis cambia por completo su cara inerme de las dos citas iniciales y canta bingo en Valencia. Rubén Castro decide en el alargue después de sufrir tras el incomprensible empate local.

Foto: EFE
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Jesús Ollero

11 de septiembre 2016 - 15:56

Se pareció como un huevo y una castaña. El Betis que tomó Mestalla le dio la vuelta como a un calcetín al Betis medroso, incapaz y vulnerable que se había visto hasta ahora. Vertical y dinámico, sólo echarse muy atrás dio vida a un Valencia moribundo que hasta pudo darle la vuelta a un 0-2 que parecía suficiente. Cosas del fútbol, después de merecerlo sin duda y arriesgar todo el botín, dio el puñetazo definitivo cuando menos se esperaba, sin tiempo para más.

Casi toda la segunda parte con uno más, 0-2 con 35 minutos por delante y la sensación de que un punto habría sido poco. Con arrestos y talento, el Valencia había conseguido reconducir un partido que se le puso feísimo pero una combinación mortal, con empujón en el área a Zozulya incluida, puso el balón en bandeja a Rubén Castro para meterla suave en el 92 y sumar por fin de tres.

Valencia no parecía el lugar más adecuado para remontar el vuelo pero precisamente las urgencias locales se podían volver en su contra. Cero puntos el Valencia, con dos decepciones y una situación interna peliaguda, y un punto el Betis tras mostrarse débil en el Camp Nou e incapaz ante los suyos frente al Deportivo. Así, Poyet prepara un 4-3-3 sin Sanabria y con Álex Alegría como gran novedad que añadir al recién llegado Brasanac. Enfrente también novedades, con Garay y Mangala como debutante pareja de centrales y Nani ya plenamente disponible como estrella arriba.

Con Joaquín y Rubén Castro abiertos y jugando con cierta libertad tanto en vertical como de fuera hacia dentro, las llegadas de Durmisi por la izquierda y Brasanac por el centro daban la opción de plantarse en la frontal con un número de elementos muy a considerar. El Betis tiraba la contra con soltura y neutralizaba el control del Valencia con un dinamismo muy notable y totalmente alejado de la planicie mostrada ante el Deportivo. Otro Betis, en definitiva. Más potente, más respetable.

Si las paradas de Adán fueron quizás más llamativas, lo eran a disparos de cierta distancia, mientras las de Diego Alves frenaban tiros peores pero mucho más cercanos. Gayá, Mario Suárez, Nani, Enzo Pérez, Rodrigo... Todos lo intentaron pero siempre de lejos. Brasanac ya pudo marcar al minuto y medio, Álex Alegría tiró flojo en situación inmejorable, Rubén Castro lanzó al muñeco solito... Mucho más en 10 minutos en Valencia que en 90 en Heliópolis. Así, que el dominio del Valencia no llegara a nada y el Betis se fuera al entreacto por delante parecía una secuencia lógica. Muy entretenido y con intercambio de golpes, el primer tiempo mostró a un Betis mucho más implicado y con las cosas mucho más claras, jugando rápido y vertical y buscando el espacio que proporcionaban Joaquín y Rubén Castro. El Valencia llevaba el peso y circulaba con ganas, pero sin hallar fisuras y finalizando siempre desde más allá de la frontal.

Muy poco después de que Mangala evitara el gol de Rubén Castro tras una buenísima combinación entre Álex Alegría, Felipe Gutiérrez (sustituto del lesionado Fabián) y el canario, un envío de Joaquín tras estupenda combinación con Piccini llegó a Rubén Castro una vez que Álex Alegría y Brasanac dejaron pasar con la marca de los centrales. El canario, totalmente solo, la puso imposible para Diego Alves. Minuto 38 y pelotazo en Mestalla.

El tema no sólo podía mejorar sino que hace el triunfo casi obligado cuando Enzo Pérez entra a destiempo y con dureza a Durmisi y, ya con amarilla anterior, deja al Valencia con 10. Joaquín culmina un envío largo extraordinario del danés batiendo a Diego Alves y en diez minutos la sensación en Mestalla es de funeral. 0-2 y el Betis con uno más.

Pero ocurre que si Felipe Gutiérrez aportó poco, Musonda lo hizo aún menos. El Betis reculó y dejó de salir con fiereza, el Valencia dominaba cómodo y llegando pese a la inferioridad numérica y la entrada del debutante Munir le daba, además, lo que más le había faltado: remate.

Tira al larguero el ex barcelonista pudiendo meter a su equipo en el partido pero no es hasta el 74 cuando empieza a torcerse el tema para el Betis. Parejo rompe por el centro y encuentra a Rodrigo solo ante Adán. Tres minutos después, y a continuación de un enganchón de Mangala con Álex que parece clara falta del local, Adán evita el gol en un córner pero Garay la empuja al segundo palo. Minuto 77, 2-2, el Betis pidiendo auxilio y el Valencia, apenas con rabia y amor propio, empata un duelo que estaba claramente decantado.

Y el tema puede ser peor porque Adán tiene que multiplicarse y salva un tirazo de Munir en el 84 que hace temer lo peor, pues ya sólo se juega en campo del Betis y no hay ni rastro del equipo serio y atrevido que había puesto patas arriba Mestalla.

Pero, con el Valencia volcado, una progresión de Piccini con pared con Musonda permite al italiano dar un pase de gol a Zozulya, a quien Garay empuja para evitar el bingo. Rubén Castro entra solo al segundo palo y el 2-3 devuelve la sonrisa a un Betis que lo hizo casi todo bien y que aprendió que los partidos, por muy controlados que parezcan, dan la vuelta de repente. Como este Betis que tantas dudas generó y que dio lo mejor de sí en una plaza muy calentita.

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