Villarreal | betis · la crónica

Sin gol, imposible vivir

  • Disertación El Betis planteó el juego presionando en campo del Villarreal y se adueñó del balón para controlar y dominar Debacle En un instante, el once de Chaparro se dejó ir una renta que era insuficiente

Derrota dolorosa del Betis, una más, y como en una película archirrepetida. Tras dilapidar un puñado de ocasiones clarísimas ante el marco del Villarreal, el Betis veía cómo le remontaban en poco más de un minuto. Y es que el partido tuvo dos fases muy distintas, pues a un primer tiempo primoroso del Betis con sinfonía de ocasiones tiradas a la basura iba a sucederle una continuación en la que estuvo a merced del Villarreal el tiempo que quiso el Villarreal, justo el tiempo que tardó en superar el gol de Damià con sendos tantos de Gonzalo y de Llorente.

Había quien afirmaba que la Liga para el Betis empezaba anoche en Villarreal. Lo anterior había sido como una misión imposible de superar, sobre todo tras haber tirado por la borda y de forma caprichosa la primera jornada, la de la malhadada tarde con el Recreativo. Luego llegó esa empinada cuesta que el calendario ha señalado para toda la clase media y también para la baja y ahora llegaba una cita con el Villarreal que se veía con optimismo aun resultando que es el equipo castellonense líder ex aequo de la categoría a la hora de abrir las hostilidades. Disquisiciones al calor de un avant match lleno de buenas intenciones, pero de futuro inquietante.

A la hora de autos, Chaparro pone en cancha un equipo en el que como mayor novedad está la de que reaparece Fernando Vega en detrimento de Monzón, que había dado una imagen gratísima ante el Real Madrid. Por lo demás, lo previsto, mientras que en el Villarreal juega lo mejor de cuanto dispone, que por algo fue el Betis el último que ganó en este rodeo y va ya para diez meses. Un equipo lleno de talentos y que juega de oído después de más de un trienio con el mismo director de orquesta.

Pasará que nos va a estallar en la cara un Betis magnífico. Con la línea de presión en campo contrario, el equipo de Chaparro se adueña del balón, lleva al enemigo de costero a costero y se saca de la manga un puñado de ocasiones que no van a fructificar hasta que se juega el minuto 20. Diego López es el mejor del contrario, sobre todo por un balón que le había sacado a Emana no más romperse a sudar. Mark González le forma un lío a Ángel por su flanco y en uno de sus centros acierta Damiá y el Betis se adelanta en el marcador.

Pero el gol no es motivo para que el Betis pliegue velas. Se muestra ambicioso, quiere resolver el pleito lo antes posible, pero va a toparse con una sinfonía de ocasiones perdidas. Emana, José Mari, Juanito, dos balones sacados en la misma raya local, Mark González, ocasiones para haberse ido al intermedio con la partida resuelta, pero el gol no es la mejor virtud de este Betis espléndido de juego, con los fundamentos bien asimilados y que no sólo tutea sino que le da un auténtico baño de fútbol al brillante Villarreal.

Paralelamente, el Villarreal no está brillante y es un pelele a pies del Betis. Y es que le ha formado una urdimbre en el centro del campo que ni siquiera supera el muy clarividente Ibagaza, que no ve un solo pasillo por el que apurar a Casto. Y cuando se llega al descanso hay una sensación encontrada, pues si por un lado satisface lo que ha generado el Betis, por otro se teme que los goles que no subieron incomprensiblemente al electrónico terminen pasando factura, pues queda un mundo y el Villarreal no es un cualquiera, qué va a ser un cualquiera.

Y así pasa lo que pasa, pues resulta que el Betis que comparece tras el intermedio se parece el anterior como una castaña a una caja de zapatos, absolutamente nada. Es un Betis acoquinado que ha retrasado la línea de presión cincuenta metros, que se aconcha en el balcón del área y que le ha dado el balón al Villarreal. Y el Villarreal, que es un maestro en el juego estático, hace circular el balón a lo ancho y no tiene el menor reparo en tirarse cerca del área, sobre todo viendo la connivencia del árbitro.

Y en un balón que complica Mehmet Aurelio al borde del área se ve obligado a hacer falta a esa maestro del piscinazo que es Ibagaza. Lanza el diminuto argentino y sobrevuela Gonzalo sobre el vulnerable nido bético para cabecear lejos de Casto. Se veía venir, pero lo que ya no es recibo para un sistema defensivo que se precie es cómo se genera el segundo gol sólo un minuto después. Demasiada permisividad en los centrales y a la memoria vuelven esas ocasiones de gol desperdiciadas en la primera parte.

Una vez más, al Betis le ha perdido la impericia de su gente ante el marco contrario. José Mari erró una que rozaba lo ridículo, Emana se trabajó una muy clara y un par de balones que entraban fueron sacados de la raya. Es la película de Getafe o la del derbi, o la del Camp Nou... Sin gol no hay vida, sobre todo si el rival es capaz de marcar en las dos únicas que genera en todo el partido. Es la diferencia y por eso están Betis y Villarreal donde cada uno está.

2.- Villarreal: Diego López, Ángel, Gonzalo, Godin, Javi Venta, Cazorla, Marcos Senna (Pires, m.60), Eguren, Ibagaza, Rossi (Guille Franco, m.60) y Llorente (Bruno, m.77).

1.- Betis: Casto, Nelson, Arzu, Juanito, Fernando Vega (Juanma, m.78), Damiá, Emaná, Mehmet Aurelio, Mark González (Monzón, m.61), Capi y José Mari (Pavone, m.86).

Goles: 0-1, m.21: Damiá; 1-1, m.69: Gonzalo; 2-1, m.71: Llorente;

Árbitro: González Vázquez, del comité gallego. Amonestó a los jugadores locales Javi Venta, Ibagaza, Gonzalo, Eguren y Pires, y a los visitantes Arzu, Capi, Emaná, José Mari y Aurelio.

Incidencias: Partido correspondiente a la sexta jornada del campeonato nacional de fútbol de Primera División disputado en el estadio de El Madrigal ante unos 17.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

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