Muchos lobos para tan pocos corderos
Mourinho alineó a cuatro medios centro y Manzano abrió el partido a las bandas, alguna de ellas totalmente prescindible
Cuando un equipo, llamémosle A, juega con cuatro medios centro y se enfrenta a un rival, llamémosle B, que sitúa a un esquema abierto con dos bandas, dos delanteros puros y que agota los noventa minutos bajo esa disposición táctica, existen muy pocas posibilidades de que no sea el equipo A el que domine la situación general de un partido de fútbol. El Madrid sacó a cuatro medios centro. Alineó a Lassana Diarra, Xabi Alonso, Khedira y Özil, un jugador que si alguien no está de acuerdo en catalogarlo como medio centro, al menos no es de los que se encuentran más a gusto en la banda.
Manzano mantuvo ese 4-4-2 tan desconexo con el que los cuatro lobos madridistas manejaron el partido, sobre todo porque Kanoute no enganchó como el cuerpo técnico sevillista quería y también porque el Madrid añadió otra pieza más por el centro, Granero, si bien antes se había ido Diarra.
Defensa
El desequilibrio que había logrado Mourinho prescindiendo de Di María y de Marcelo y reforzando la zona precisamente en la que el Sevilla tiene más problemas era la rémora que pronto se vio que iba a tener el equipo nervionense. Zokora estaba solo, y, además, Escudé provocaba el desajuste final del sistema defensivo cometiendo errores de cálculo en las salidas. Medía mal sus pasos hacia delante, a la zona que, en el mar de piernas madridistas, dejaba a veces desprotegida Zokora. Al francés le costó encontrar sus terrenos en toda la primera mitad, en la que más apretó el Madrid, y luego en la segunda parte seguiría cometiendo ese error.
Ataque
Manzano confió en la figura de Kanoute para conectarlo todo, pero era un equipo abierto, estirado y sin cohesión, aunque es cierto que hubo fases del partido en las que logró meterse en el mismo. Pero si había tanta fe en el franco-malí, Mourinho también demostró que era el jugador al que más temía. Abrigó el centro del campo y, de camino, ahogó a Romaric, lo cual no es difícil si se le deja poco espacio. Rota esta conexión, ya estaba roto el Sevilla en ataque. Las bandas casi se tapaban ellas solas, sobre todo la de Perotti, un futbolista que, además, por si fuera poco, no pasa precisamente por el mejor momento de su carrera.
virtudes
Hubo momentos de raza y llegadas a la portería de Casillas, aunque ante un equipo tan bien situado como este Madrid, hace falta mucho más que atacar con arreones.
talón de aquiles
No reaccionar al desequilibrio y eso estaba en el debe de Manzano.
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