Lo natural es esto, no lo de 2010

Desde mi córner

La historia del equipo nacional dice que lo que ha ocurrido en este Mundial es lo habitual

Llegó el apagón antes de lo previsto y ni siquiera sobrevivimos hasta nuestro techo natural de cuartos de final. El Mundial de 2010 fue una raya en el agua dentro de un currículo de decepciones y hasta ese día en Sudáfrica, lo más brillante había sido el gol de Zarra en otro Mundial agridulce. Aquel gol de la mejor cabeza de Europa tras la de Churchill sería opacado por el fallo de Ramallets ante Uruguay y la goleada que nos endilgó Brasil.

Sudáfrica 2010 fue esa raya imposible para que tanto en Brasil como en Rusia nos dieran para el pelo. Aquel cuatrienio que arrancó con Luis y se remató con Del Bosque no llegó para quedarse, por lo que tampoco nos coge de improviso el petardazo de este Mundial. Nunca fui proclive a cargar las culpas en el seleccionador, aunque no estaría de más encargarle esa tarea a algún futbolero menos dado al histrionismo y a ese egocentrismo que Luis Enrique lleva en su ADN.

Y en esta amarga hora del prematuro adiós surgen los yoya, esos del yo ya decía que sin Fulano, Mengano y Perengano estábamos condenados. No sé qué hubiera pasado de haber contado Luis Enrique con los que ahora se echan de menos. Lo que sí queda claro es que aquella generación del cuatrienio glorioso no ha tenido sucesión y ese equipo de autor que parecía haberse conformado ahora adolecía de futbolistas de aquella talla y también de un plus de experiencia.

Esa experiencia sí se ha echado de menos a la hora de competir. Salió todo a pedir de boca en el debut ante Costa Rica, bajó el nivel el día de Alemania y se derrumbó con estrépito con los japoneses. Luego, a la hora de la verdad, nos sacó del Mundial un equipo que supo llevar el partido a su terreno. Le dio el balón a España, pero peligró más la portería de Unai que la de Bono. Y ahora la pregunta del millón, la de si debe seguir Luis Enrique o no a cargo de la nave.

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