Un partido de 45 minutos
El Betis desaprovecha el primer tiempo, con el teórico once base, ante la desidia de Emana y Mark González · Los cambios, decisivos para la mejoría verdiblanca
Seguro que Paco Chaparro será el primero en aprender la lección y comprenderá que algunos jugadores béticos no están preparados para competir cada tres días. O más bien Mark González, que nunca supo a lo que jugaba. Cuando el trianero reaccionó y colocó sobre el terreno de juego a los que sí mostraron actitud, el Betis tuteó al Barcelona y demostró su sello de identidad.
Defensa
El nulo trabajo defensivo de los jugadores de ataque, unido al dinamismo del conjunto azulgrana acabaron por empujar a la defensa bética unos metros más atrás que en los partidos anteriores. Fernando Vega se multiplicó en las tareas defensivas, pero se veía solitario ante la avalancha azulgrana, que encontró en la desidia de Mark González la clave para desequilibrar el encuentro. Daniel, Messi y Eto'o aprovecharon el agujero bético, que sólo se frenó con la entrada de Monzón.
Las ayudas de Aurelio paliaron en parte el déficit de jugadores a la hora de defender, ya que por momentos el Betis era un equipo roto, descompuesto en un desolador 4-2-4. La reacción en el segundo tiempo, al colocar un once más cohesionado, fue la clave para exhibir una mejoría que no bastó.
Ataque
El libreto de Chaparro estaba muy definido y pretendía aprovechar la velocidad de sus jugadores de ataque para sorprender el balance defensivo local, que siempre mantenía a numerosos jugadores por delante del balón. Así apareció en ocasiones, con Mark González, Emana o José Mari, pero siempre lejos de crear sensación de peligro, al menos en el primer tiempo.
Cuando el equipo alcanzó una mayor solidez defensiva, gracias al cambio de planteamiento en el descanso con un 4-4-2 definido y con dos laterales haciendo de extremos, los contragolpes sí llevaron peligro.
Virtudes
La reacción del banquillo, que rectificó a los 40 minutos y cambió el sistema para alcanzar mayor solidez defensiva y salir mejor al contragolpe. La exhibición de Mehmet Aurelio, decisiva.
Talón de aquiles
La falta de actitud de jugadores como Mark González o Emana, que arruinaron el planteamiento inicial.
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