Un técnico con ganas de seguir subiendo

Los Nuestros | Pablo Galán, entrenador del Castilleja Juvenil

Pablo Galán junto a su segundo entrenador
Pablo Galán junto a su segundo entrenador
Álvaro Guillén

08 de abril 2019 - 04:15

Pablo Galán (5/2/1979) es una de esas personas que salta a la escena después de haber cosechados unos éxitos increíbles aunque sean en el fútbol base. Un entrenador que más que ser un simple preparador de futuros futbolistas es un maestro con el fin de ayudar a sus pupilos a tener una gran educación deportiva con el paso del tiempo.

En tan sólo cuatro temporadas ha conseguido pasar de la cuarta división andaluza a conseguir en Algeciras un meritorio ascenso a División de Honor. Y está al alcance de muy pocos poder contar todos sus años por ascensos.

Pablo comenta que el secreto está en dar unas buenas y largas charlas técnicas sus jugadores. “Yo me enrollo mucho y si no quieren escucharme tienen que ganar”, bromea. Su historia también pasa por haber sido jugador, por lo que conoce bien lo que es un vestuario. Natural de Villanueva del Ariscal, jugó allí mucho tiempo y empezó su andadura en los banquillos en el equipo de su pueblo, aunque compartiendo responsabilidades y actuando como segundo entrenador, algo que no terminó de llamarle la atención completamente.

El Castilleja se puso en contacto con él y no dudó, sabía que era su oportunidad. “Logramos formar un gran grupo humano durante nuestro primer año”, recuerda. Aunque el presidente le pidió estar en 7 años en Liga Nacional, ningún jugador, ni miembro de la directiva ni del cuerpo técnico se hubiese esperado tal éxito en tan sólo cuatro temporadas llevando al equipo juvenil a División de Honor superando con creces el objetivo.

Año tras año había que remodelar un equipo que quedaba mermado por fichajes de otros equipos, pero que mantenía el mismo espíritu. “Yo entendía que se llevaran a nuestros jugadores, es la ley del fútbol y me gustaba que se marchasen para crecer, aun así nos seguíamos reponiendo”.

Después de llegar a Castilleja, Pablo observó que no era lo mismo que entrenar en Villanueva, pues las exigencias eran mayores y el margen de error se estrechaba, algo que al principio le pudo pasar factura, pero que vio cómo le picaba el gusanillo. Definido como “un competidor nato”, Pablo decidió ir a por todas y encauzar a su equipo hacia la senda de la victoria.

Según cuenta, le gustan varias cosas de entrenar. “Tener una hoja de ruta, confeccionar la plantilla, tener una gran relación con los jugadores y ver como éstos mismos van progresando, sentirte que los estás ayudando a ser mejores jugadores, eso son cosas que me encantan de entrenar. Ellos son responsables de todas las decisiones que toman en su vida deportiva pero dependiendo de lo que le vas enseñando tendrán una opinión u otra”, asegura.

Como valor principal siempre ha intentado enseñar a sus jugadores que lo más respetuoso es el juego limpio. “Para mí el fair play es lo primero, hay que saber competir, pero siempre hay que entender que hay millones de situaciones que nosotros no podemos controlar, por lo que no nos pueden afectar. En esta temporada sólo hemos tenido un futbolista que ha cumplido ciclo de tarjetas”, concluye.

Un éxito que no reside tan sólo en una persona

Son 118 partidos desde que Pablo Galán se puso al frente del equipo, en el que tan sólo han perdido 14. Un éxito que él reparte tanto con la plantilla como con todo el cuerpo técnico a partes iguales. Es más, todos los miembros del staff técnico se reparten el sueldo a partes iguales, iniciativa de Pablo, que quiere que todos se sientan igual de importantes. “Quiero agradecer a todas las personas que han pasado por aquí, los que están ahora y los que puedan venir, es algo que siempre tendré claro, todos somos importantes”, indica. “El equipo lo entiendo como uno solo y el cuerpo técnico igual, por eso pienso que todos somos imprescindibles”.

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