Sevilla | racing · Frente a Frente96 minutos jugados 790 remates 54 balones perdidos 72 faltas recibidas 1

El triunfo del más atrevido

  • El joven Canales da una lección de valores técnicos con dos llegadas que marcaron la historia del partido · Renato, sin conexión con Negredo, mejoró en la zona media

El encuentro entre Sevilla y Racing presentaba el duelo entre dos atacantes elegidos para desatascar la defensa rival. Renato y Canales acompañaron a los puntas con la misión de aplicar la ley del primer toque para romper las resistencias enemigas. Sólo hicieron falta 45 minutos para que un nombre propio tomara el protagonismo del duelo. Sergio Canales, el chico de los 18 años que lleva tiempo incluido en los pensamientos de Monchi, tomó las riendas de su equipo para decidir el choque con dos jugadas de extraordinario valor técnico. La primera estuvo apoyada en una definición elegante y atrevida, dejando a Palop sin opciones en el mano a mano. La segunda, doce minutos más tarde, llegó marcada por una frialdad impropia de un futbolista de su edad al esquivar con calidad a Palop y Adriano.

Antes de la demostración de clase del canterano racinguista, Renato había avisado con sus mejores intenciones. La lesión de Luis Fabiano y la ausencia de Kanoute colocaron de nuevo al brasileño al lado de Negredo en el ataque sevillista. Desde el comienzo, buscó el balón en la zona de los medios, tratando de ayudar a Lolo y Romaric en la construcción para conectar con los extremos. Como consecuencia recorría demasiados metros hacia atrás para luego alcanzar la zona de ataque y no aislar a Negredo en demasía. El Sevilla carecía de ideas y sólo tres apariciones de Renato dieron el aviso a Coltorti. En las tres se quiso vestir de asistente sin el resultado esperado. Desde dentro del área, protegió el balón y sacó hacia fuera para que Lolo, primero, y Romaric, después, lanzaran a puerta sin éxito. Con el 0-1 en el marcador del Pizjuán, Renato recibió un excelente servicio de Romaric para esta vez pecar de generoso tratando de regalar el tanto a un Negredo desafortunado.

Mientras, en el lado opuesto, el joven Canales se limitaba a liderar los contragolpes del Racing buscando constantemente la espalda de los defensores demostrando una perfecta sintonía con Munitis. El canterano resultaba un incordio para los sevillistas por su movilidad por la zona media y su caída a las bandas. Con el Sevilla iniciando su aventura al ataque descontrolado, Canales era ya uno más en la ayuda a los medios en la presión.

La historia cambió tras el descanso. Renato entró en escena como medio centro tomando el rol de Lolo y llevó el peso del equipo desde el pivote, dejando más libertad de movimientos a Romaric. Se colocó por delante de la defensa y acudió al área sólo cuando los límites del atrevimiento así lo demandaban. En una de sus apariciones ofensivas, asistió con clase a Romaric para que éste cabeceara y estuviera a punto de poner las tablas en el marcador. La presencia del brasileño en medio mejoró al propio costamarfileño, que junto al resto de jugadores parecía contagiado por una energía inexistente en el primer tiempo.

Canales, simplemente, desapareció. Apagó las luces de su protagonismo hasta el momento de su sustitución. Ya había hecho todo lo que tenía que hacer; ser merecedor del reconocimiento de un público que sólo disfrutó con él.

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