La compra del hotel marbellí de Incosol por Jale no fue fraudulenta

El que fue uno de los magnates del turismo andaluz, López Esteras, sale absuelto del proceso

Trabajadores de Incosol, en el año 2010, en huelga pidiendo informacióbn sobre su futuro.
Trabajadores de Incosol, en el año 2010, en huelga pidiendo informacióbn sobre su futuro.
Pedro Ingelmo Cádiz

28 de julio 2016 - 05:02

La Audiencia Provincial de Vizcaya ha absuelto a José Antonio Pérez Esteras, el que fue propietario de uno de los grandes holding del turismo andaluz, Grupo Jale, en concurso de acreedores desde hace más de ocho años, del delito de estafa y alzamienmto de bienes en la compra del complejo marbellí Incosol, un refugio de millonarios que llegó a tener cierta leyenda por los jeques que allí se alojaban.

El conflicto parte del origen de la operación, en el año 2007, cuando Jale adquiere las acciones de las dos sociedades propietarias de Instituto Costa del Sol, donde se ubica Incosol Hotel Medical Spa, del que es propietario Juan José García Egocheaga, empresario vasco vinculado al sector hidroeléctrico. Se presentan balances por un valor de 40 millones de euros y Jale se hace cargo de los activos y la sociedad de los pasivos, con deudas de diez millones. La operación se realiza con cheques bancarios y pagarés avalados personalmente por López Esteras.

El problema se origina cuando Ernst & Young entrega una Due Dilligence, un estado real de las cuentas, y diagnostica una situación de insolvencia de 26 millones. Jale intenta detener la operación y los antiguos propietarios exigen el pago pactado. Jale pone como prenda la totalidad de las acciones del hotel Monasterio de El Puerto.

"Cuando Jale entra a gestionar -aseguraba ayer López Esteras tras conocer la sentencia- se encuentra con áreas quirúrgicas y centenares de habitaciones sin licencia o vendidas a terceros". Al tiempo que todo el entramado Jale se hunde, Incosol se convierte en un agujero para el holding de 50 millones, según cifra López Esteras. Y una demanda de los antiguos propietarios de Incosol, que son incapaces de ejecutar la 'prenda' con la que López Esteras había ganado tiempo porque el hotel de El Puerto ya se había fusionado por otro lado en un intento desesperado por el holding de captar dinero líquido. La denuncia se activa, el fiscal acusa y López Esteras se encuentra con un embargo de tres millones de euros. Ahí se encontraría la acusación de alzamiento de bienes. El hotel acabaría vendiéndose al BBVA en condiciones de renting para inyectar dinero a Jale, ya inmersa en el concurso, de modo que Egocheaga no puede quedarse con Monasterio, valorado en 30 millones.

Todo el núcleo del dictamen judicial se tenía que basar, por tanto, en si existió engaño, que es en lo que se basa una estafa. La sentencia afirma que "García Egocheaga conocía el proceso de fusión con detalle bastante". Además, se afirma que "López Esteras no oculta, sino que pone en conocimiento que está produciéndose una fusión de sociedades en la que interviene Hotel Monasterio y en la misma notaría se aperciben de los problemas de la operación". Para los jueces es suficiente. López Esteras no estafó porque no engañó.

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