grecia Las elecciones se ven como un plebiscito al euro

Se han cerrado un tercio de los negocios y más de una cuarta parte de la población vive por debajo del umbral de la pobreza

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grecia Las elecciones se ven como un plebiscito al euro
Efe / Atenas

10 de junio 2012 - 05:02

Hoy por hoy, Grecia sigue sumida en la incertidumbre y afronta unas legislativas clave el próximo domingo 17, convertidas en un plebiscito sobre su permanencia en el euro, pese a los dos programas de ayuda de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de 240.000 millones de euros. Según los datos oficiales, la economía griega se contraerá este año, por quinto ejercicio consecutivo, en un 4,75%, y desde 2008 hasta 2011 su PIB acumula una caída del 13,8%.

Los ajustes y la austeridad impulsada por los acreedores internacionales ha causado que el paro se haya más que duplicado hasta el actual máximo histórico del 22 %. La sombra de una crisis fortísima oscurece desde hace tiempo el panorama en el país heleno, donde también se han cerrado alrededor de un tercio de los negocios y la caída del poder adquisitivo de gran parte de los griegos se ha reducido a casi la mitad, mientras que más de un cuarto de la población vive por debajo del umbral de la pobreza.

La subida de impuestos y tasas unida a la reducción de las pensiones ha abocado a una situación especialmente difícil a la población de más edad con las jubilaciones más modestas, según han denunciado numerosas organizaciones no gubernamentales.

El déficit público cerró el año pasado en el 9,1 %, muy por detrás de los planes previstos, debido al efecto que la contracción económica tiene en la recaudación fiscal. Al mismo tiempo, la prima de riesgo está por encima de los 2.700 puntos básicos, un nivel de financiación que impide que Grecia pueda financiarse y la hace completamente dependiente de la UE y el FMI para no suspender pagos.

La llamada crisis de la deuda comenzó poco después de la victoria del socialdemócrata Yorgos Papandreu en octubre de 2009, tras anunciar que el déficit dejado por el anterior gobierno conservador de Nueva Democracia no era del 6 %, sino del 12,7 % del PIB. Posteriores revisiones de la UE lo situaron finalmente en el 15,4 %.

En 2008 Grecia puso fin a un ciclo de crecimiento de 15 años, lo que unido a la desconfianza generada por los datos del déficit oculto y las drásticas rebajas de calificación de las agencias de medición de riesgo cerraron los mercados a la deuda pública helena.

En mayo de 2010, la UE y el FMI aprobaron la concesión de un préstamo por valor de 110.000 millones de euros, que se ha ido entregando por tramos, a cambio de un draconiano plan de ahorro en el gasto público y otros ajustes estructurales.

Un año más tarde, se aprobó otro programa de ayuda por valor de 130.000 millones de euros, que incluyó la quita de la mitad de la deuda pública en manos privadas, alrededor de 100.000 millones. La impopularidad de las medidas de ahorro avivaron la protesta en la calle y desgastó tanto a Papandreu que el pasado noviembre dejó el Gobierno, que fue remodelado para dar entrada también a conservadores y ultranacionalistas dirigidos durante cinco meses, hasta principios de mayo, por el ya ex primer ministro Lukas Papadimos.

En esas elecciones, celebradas en medio del desencanto general, los griegos castigaron al Ejecutivo y premieron a la izquierda radical, el partido Syriza, liderado por Antonis Samaras. No fue la única formación política a la que la crisis insufló aliento en las urnas. Europa contuvo el suyo al conocer que los resultados electorales aupaban al Parlamento al grupo neonazi Amanecer Dorado, hasta entonces un fenómeno marginal, que postula la expulsión de Grecia de los extranjeros. Con todo, esas elecciones no han llevado la calma ni la estabilidad al país: la falta de acuerdo entre los partidos ha provocado una nueva convocatoria de elecciones. La cita: el próximo domingo.

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