La reforma de la negociación colectiva encalla a una semana del fin del plazo
Patronal y sindicatos deben llegar a un acuerdo antes del sábado, pero hay mucha distancia en temas como la flexibilidad interna en las empresas, la ultraactividad de los convenios y el papel de los convenios de empresa
Patronal y sindicatos deben tener lista la reforma de la negociación colectiva antes del próximo sábado 19 de marzo, pero apenas una semana antes de que venza el plazo mantienen profundos desacuerdos, especialmente en cuestiones como la flexibilidad interna en las empresas, la ultraactividad de los convenios y el papel de los convenios de empresa.
Ambas partes mantienen la voluntad de diálogo y consideran que no alcanzar un acuerdo sería un fracaso, más aún cuando es uno de los compromisos adquiridos con la firma del acuerdo social el pasado 2 de febrero. Esa misma opinión sostiene el Gobierno, que consciente de la complejidad de las negociaciones, se ha mostrado dispuesto a dar algún día más a los agentes sociales si es para llegar a buen puerto.
Sin embargo, la realidad es que el pacto no se vislumbra y que el Gobierno legislará por su cuenta, como sucedió con la reforma laboral, si CEOE-Cepyme y CCOO y UGT no se ponen de acuerdo.
En este punto, si bien los agentes sociales han insistido en que la formación de los salarios no está sobre la mesa de negociaciones, al estar vigente el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva 2009-2012, el Gobierno ha apoyado el ajuste de los sueldos a la productividad que propone el Pacto por el Euro de la Eurozona, lo que ha molestado especialmente a los sindicatos.
Según los documentos de trabajo, uno de los principales puntos de fricción es la articulación de la flexibilidad interna, que la patronal quiere traducir en más negociación colectiva a pie de empresa, en la posibilidad de descuelgues sin limitaciones -inaplicación de los acuerdos colectivos-, en diferentes condiciones laborales para los trabajadores o en total libertad para el empresario para modificar temporalmente las condiciones laborales.
Los sindicatos creen que la flexibilidad interna pasa fundamentalmente por reforzar la participación de los sindicatos en la toma de decisiones sobre ordenación de las condiciones de trabajo. Además, se decantan por acordar el contenido básico de la negociación colectiva en convenios sectoriales nacionales o autonómicos, pudiendo reservar a la empresa "la negociación de aquellas materias cuya negociación sea más adecuada en ese nivel". Además, las centrales tratan de limitar la discrecionalidad que demandan los empresarios.
También persisten las divergencias entre patronal y sindicatos en materia de ultraactividad -la prórroga automática de los convenios cuando no hay acuerdo sobre su renovación-. CCOO y UGT defienden que el principio general para la dinamización de los convenios colectivos debe ser "impulsar el deber de negociar". Para ello, proponen, primero, abrir la negociación colectiva antes de la expiración de la vigencia de los convenios, y que en caso de que no se alcancen acuerdos en un tiempo razonable, "o de bloqueo o de obstrucciones", se establezcan mecanismos de "aplicación gradual". Por su parte, la patronal apuesta por suprimir de entrada la ultraactividad de los convenios y prorrogarla sólo por un tiempo determinado para dar tiempo a la negociación. En caso de no alcanzar acuerdo alguno, propone acudir al arbitraje, si existiera una acuerdo previo, y, en su defecto, dejar que el convenio decaiga y dar paso a su inclusión en un nivel superior o establecer las condiciones de trabajo a título individual.
De la marcha de las negociaciones, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, informará al Comité Ejecutivo y a la Junta Directiva en la reunión del próximo miércoles.
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