El Fiscal

Abel Moreno, la hora de los honores

  • El Ayuntamiento debería dedicar una calle al prestigioso compositor, que sería un dignísimo hijo adoptivo de la ciudad a la que ha dado todo

Abel Moreno

Abel Moreno / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Abel Moreno (Encinasola, Huelva, 1944) tiene lo más difícil de lograr en Sevilla cuando se llega de fuera: la integración natural y el prestigio. Le faltan los honores de una distinción y una buena calle. Es una alegría que el programa El Llamador que dirige Francisco José López de Paz en Canal Sur Radio le conceda su galardón anual. Todo un acierto, porque es la hora de que este músico militar reciba el afecto de una ciudad, de un mundo de las cofradías, a la que se lo ha dado todo y de incuestionable calidad.

Con tal propósito se le han dedicado varios artículos y entrevistas en este periódico a lo largo de los años. La última, muy completa e ilustrativa, firmada por Pablo Lastrucci en la edición digital y en la de papel. Moreno tiene una calle dedicada en tres municipios de España: Alcalá de Guadaíra, Encinasola y la localidad zaragozana de Magallón, donde nació su esposa. Pero en Sevilla parece que sólo los periodistas le hemos dado el sitio. No queremos imaginar que la causa de que no sea ya hijo predilecto o de que no posea la Medalla de Sevilla sea porque es teniente coronel de Ejército de Tierra. Es un señor sencillo que jamás ha ido trepando para lograr medallas ni forzar reconocimientos. No ha dejado de ser nunca un militar recio, disciplinado y con fama de cuadriculado y serio, poco dado a cambalaches. Las obras de Moreno son la banda sonora de las Semanas Santas de nuestras vidas. Crecimos, aprendimos y vivimos la Semana Santa con la música del que siempre será el comandante Abel Moreno por mucho que ascendiera y acabara en un destino de relumbrón en Madrid. Igual que en Sevilla el jefe de la Fuerza Terrestre es y será siempre el capitán general, don Abel en esta ciudad será siempre comandante y al mando de la banda del Soria 9. Cómo no recordar aquellos discos de Pasarela. La primera vez que don Abel grabó con esta discográfica llegó a Sevilla en avión. En el aeropuerto estaba esperándolo el maestro Manuel Marvizón.

Las marchas de Moreno han cosechado tal éxito que el pueblo las ha hecho suyas. A quien tanto ha trabajado por la belleza de la Semana Santa, a quien ha ayudado a alcanzar a Dios por la música, casi lo dejan un año sin el mejor legado que podía recibir tras décadas de trabajo: mantener sus dos sillas en la Campana para contemplar cómo se acercan los pasos de palio a los sones de ‘La Madrugá’, ‘Soledad Franciscana’, ‘Virgen de los Estudiantes’ o ‘Hermanos Costaleros’. Al escribir sobre Moreno recuerdo al cofrade Juan José Caravaca, que siempre nos respondía con el mismo comentario cuando elogiábamos lo bien que habíamos visto a su padre: “Sí, tiene esa elegancia y sencillez propias de un militar de alta graduación ya retirado, ¿verdad?”. Hoy recuerdo esa descripción tan acertada cuando me entero del justo reconocimiento a quien nos enseñó a amar la Semana Santa a través de la música. Un señor elegante por sencillo.

Pedro Mije Mezquita Pedro Mije Mezquita

Pedro Mije Mezquita / Delgado-Roig (Sevilla)

El adiós a todo un personaje

Sevilla tiene la particularidad de conceder rango de primera a personajes secundarios. Ocurre en determinadas circunstancias. Aquí los segundos pueden ser primeros en un santiamén. Bien administrada, es una virtud de la ciudad. Y los supuestos primeros pasan al limbo hasta que alguien pregunta por ellos con cierto desdén. Esta semana se nos murió Pedro Mije Mezquita, conocido por ser el aguador de muchos costaleros y músicos, por su presencia habitual en la plaza de toros donde se prestaba de asistente de los ayudas de los matadores. Pedro era un personaje habitual de muchos paisajes urbanos, un rostro conocido para cientos de sevillanos que no habían cruzado una palabra con él, pero que sabían de su afición por la Semana Santa y la Fiesta, los ámbitos donde se buscaba la vida como podía. Fue enterrado en una soledad becqueriana, broche preciso al sufrimiento cierto de una vida maquillada por esa sonrisa que siempre esbozaba antes de regalar sus cálidos saludos. Pedro formaba parte de ese elenco de personajes que con su actitud luchan contra la losa invisible de la marginación, con las procesiones como refugio, con alguna hermandad como acudidero donde encontrar calor, una charla con alguien y, sobre todo, sentirse parte de una familia. Dios sabrá la causa del final prematuro de su existencia. Tuvo buen humor hasta en sus últimos días, no le faltaron mensajes de ánimo ni ayudas básicas. Pero de pronto se murió. Inesperadamente. Se acabó la chicotá. Y ahora nos faltan Pedro y su jarrillo. .

Manuel Santizo Manuel Santizo

Manuel Santizo / M. G. (Sevilla)

Oro de Torreblanca para el gran Santizo

Qué contento está el cardenal Amigo al saber que a Manolo Santizo le darán la máxima distinción de su casa, que no es otra que la Hermandad del Cautivo de Torreblanca. Presidió la corporación entre los años 1997 y 2006, cuando Torreblanca figuraba siempre en los primeros puestos de aportaciones económicas a la Archidiócesis, el famoso Fondo Común Diocesano. Don Carlos siempre ponía de ejemplo la generosidad y el esfuerzo de la Hermandad de Torreblanca. Santizo pertenece a la conocida saga dedicada al imprescindible oficio del encendedor y los servicios de acolitaje. La actual junta de gobierno quiere reconocer la trayectoria de este Manuel así como “su contribución al engrandecimiento de la corporación no solamente desde los cargos que ha ocupado en varias juntas de gobierno, sino como fiel hermano, participando y mostrando su colaboración activa en todos los actos que organiza la corporación”. Recuerdo los Domingos de Ramos en la Misa de Palmas de la Catedral, cuando Santizo acudía bien temprano a cumplir con los encargos de la Sacramental del Sagrario pese a las pocas horas de sueño tras recoger a las tantas su cofradía. Y era feliz al contar la hora de entrada del paso de palio.

No es de recibo

El presidente del Consejo de Hermandades puede y debe hablar con todos los representantes institucionales que considere oportuno para la gestión y defensa de los intereses de la entidad. Desde un concejal de distrito hasta la mismísima ministra de Hacienda. Pero hay que cuidar el momento y las formas. Hablar es una cosa, reñir es otra. Mucho más cuando hay tantísimos testigos. Ocurrió en la toma de posesión del nuevo alcalde. El presidente aprovechó para dirigirse a los portavoces municipales de Ciudadanos y Vox, que se habían pronunciado de una u otra forma a favor de los derechos de los más de 25.000 usuarios de la carrera oficial. Vélez no estuvo acertado en sus acciones, digámoslo así. El presidente, si desea tratar el asunto, debe pedir cita con el portavoz que estime oportuno. Seguro que todos se la conceden con agrado y departen de todo en el despacho correspondiente. Hace tiempo que los políticos saben que el Consejo no son las cofradías, sino en todo caso los hermanos mayores. La diferencia es sustancial y muy importante. La carrera oficial son, como se ha dicho, en torno a 25.000 personas.

¡Nada menos que el 21%!

Díganle a los abonados que estos días reciben los papeles para renovar las sillas o palcos que carecen de derecho de devolución en caso de suspensión cuando se les cruje el 21% de IVA. Ni esto es la Sevilla de los años 80 para reñirle a concejales, ni nadie entiende ya que la carrera oficial sea el cortijo de una entidad a la que los tiempos han superado... de nuevo. ¡Con lo bien que lo hizo esta junta superior de Paco Vélez al solucionar el Martes Santo al revés y la Madrugada, con sus apuestas de calidad con la exposición de obras de arte en su sede o a la hora de gratificar por fin el cartel de la Semana Santa!

El olvido de La Corona

La memoria del Consejo de Cofradías que se debe aprobar a finales de enero se ha olvidado de referir el magnífico vía crucis que presidió el Cristo de la Corona, como reveló ayer El Palquillo, el portal cofradiero de este periódico en Internet. Seguro que el presidente ordena subsanar el error. Yo aprovecharía para dejar constancia de que el gran mérito de esta hermandad fue renunciar a portar en andas la sagrada imagen. No rechistó nadie en la corporación cuando se obligó a mantener a la bendita imagen en el Altar del Jubileo durante el rezo de las estaciones. Otros han exigido esperar (y nos hacen esperar) a que concurran las mismas condiciones de siempre. No diremos más. La Corona fue generosa cuando había que serlo. 

Se dice

Que el candidato Félix ya cuenta con ex hermanos mayores del Cerro y San Esteban y un miembro conocido del Carmen de San Gil.

El Lagarto de la Catedral: "Querido Fiscal, hace tiempo que no te pasas por la Curia. Te distraes mucho con las sillas. Apunta el nombre de don Francisco Román como posible vicario general. Sí, sí. Ya sabes que la Parroquia de la Magdalena es a la Iglesia de Sevilla lo que la diócesis de Venecia a la de Roma"

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