El NH Vélez

Puerta de los Palos

Han dejado la sede del Consejo de Cofradías como la España de Alfonso Guerra, que no la conoce ni la madre que la parió

Un acto reciente en la remodelada sede del Consejo
Un acto reciente en la remodelada sede del Consejo / M. G.

26 de enero 2020 - 05:00

Sevilla/Relataba alguien hace poco que ahora entra uno en un banco y no sabe si pedir un crédito, un vale para la tómbola o un gintonic. En estos tiempos del minimalismo desubicador, los bancos son oficinas oscuras, todo el mundo te tutea y a la mínima te ofrecen vajillas, seguros o viajes. Y lo hace un tipo detrás de un atril con planta de metre al que dan ganas de decirle que tenemos mesa reservada. Al caer los tipos de interés hay que buscar otras vías de negocio. Con la sede del Consejo de Cofradías, que sigue estando en la calle San Gregorio, pasa algo parecido. El Consejo parece ahora de todo menos el Consejo de toda la vida. Lo único que queda auténtico al entrar es Antonio Rivera.

–Qué buen tipo este Antonio.

–Lo es.

Yo es que entro en el Consejo y porque conozco al señor Rivera, si no me parecería que me he equivocado y he entrado en un hotel NH, en el despacho de Ernesto Sanguino, ¡oído que voy a llamar!, o en una oficina de Caixabank con esos cajeros que por la noche parecen aeronaves centelleantes por la Galaxia. En San Gregorio han pasado de la estética de colegio mayor de la Palmera o de Parador inaugurado por don Manuel Fraga con camareras ataviadas con trajes regionales, a esa sensación de vacío y de exaltación de la nada, donde todos son líneas insulsas que recuerdan a la mayoría de las estancias del cercano Palacio de San Telmo, d. C. Que quiere decir “después de Consuegra”.

¡Sevillanos, el barroco ha muerto en el sede del Consejo! Qué malamente lo tuvo que pasar don Juan José al bendecir aquella obra. ¡Pero si no había nada! Es que se reúne el pleno, la asamblea o cualquiera de esos foros de hermanos mayores donde todos se tragan un embrollo de números como si fueran cuentas transparentes y la verdad es que aquello parece la junta general de Telefónica o una convención en el pabellón del Ifema. Fíjense como hay una foto en esta página donde falta hasta el crucifijo en la mesa presidencial.

El salón principal de la sede del Consejo
El salón principal de la sede del Consejo / M. G.

Los muebles, por cierto, son tan horrorosos como los que Juan Espadas puso en el precioso Salón Colón para sustituir las hermosas bancadas de caoba. ¡Cómo impera el mal gusto! Es que la criaturas se dejan colar el mobiliario que les coloca el enterado de turno.

Con lo bien que mi presidente ha gestionado el Martes Santo, el pago del cartelista y la seguridad de la Madrugada, que lo ha hecho todo excelentemente... ¡Pero cómo ha pinchado en hueso a la hora de remodelar la sede, como le ha ocurrido con el IVA, donde el Consejo ha generado más dudas que certezas!

–Oiga, con lo que se ingrese por la deducción del IVA se paga la obra del ascensor.

–No le consiento que diga eso, es usted un malpensado.

Yo por si acaso voy a preguntar si para esta Semana Santa hay una doble con vistas a San Gregorio y servicio de desayuno en las Lapas. Hospedarse en el NH Vélez, cinco estrellas por supuesto, debe ser como ese turismo de experiencias que ahora venden los operadores del sector. Es más, al paso que llevamos, los delegados de días deberían ser operadores, el tesorero denominarse directamente como gerente y/o ejecutivo de cuentas, y el presidente, por supuesto, sería el CEO de la entidad.

Esta semana tengo que citarme con don Marcelino Manzano, la sonrisa del régimen, para saber qué le parece el NH Vélez. El Martes Santo me lo pusieron del derecho, pero la sede del Consejo me la han dejado como la España de Alfonso Guerra. No la conoce ni la madre que la parió. Ya no pasan cigarreras por la calle San Fernando, ni el Consejo huele a rancio, ay, ni el Consejo huele a rancio... En vez de sillas en la carrera oficial pediremos butacas y en vez de entradas para el pregón las solicitaremos para el speech.

¡Que vienen, que vienen!

Y después de Hacienda con la tajada del 21% ha comenzado el redoble de tambor para anunciar que ya viene, ¡tachín, tachín!, la Sociedad General de Autores. Esto recuerda al personaje del TBO. Guillermito y su voraz apetito. Ya son varios los que reclaman su tajada de un negocio que llevamos calificando de redondo. Como los señores del Consejo se han mostrado tan bizcochables con el IVA, pues la SGAE ya está en la cola. Y nadie puede asegurar que no pongan la mano extendida otros organismos. ¿Hasta cuándo, por ejemplo, garantizará el Ayuntamiento una tasa simbólica por la ocupación de tantos metros cuadrados de vía pública durante una semana? Sí, sí... Hay que esperarse de todo. En esta sociedad cambiante, no den nada por seguro. Por eso es tan importante mantener una posición firme y clara desde el principio, a riesgo de que te tomen por lo que dijimos de la Bernarda.

Negocio redondo

¿Que por qué es redondo? ¿Que por que le llamamos negocio de forma rotunda y clara? Se cobra la totalidad del aforo entre tres y cuatro meses antes de la celebración del acontecimiento. ¿Acaso no soñaría Ramón Valencia con tener cobrado el cien por cien de las localidades del próximo abono taurino de la Feria antes de que acabe enero? Si hay lluvia u otra incidencia no se devuelve el dinero, lo cual además se deja claro en ese reglamento que, oh misterio, se modifica cada dos por tres. Sigamos. Hay peticiones para triplicar el número de asistentes. Y se paga muy poco por el uso y explotación del suelo, de titularidad pública. ¡El sueño de cualquier empresario! ¿Entienden que haya instancias como Hacienda o la SGAE deseando hincarle el diente a este negocio?

El fin del dinero

Al alcalde Uruñuela, un señor donde los haya, se debe la cesión de la carrera oficial a las cofradías para evitar así la concesión de subvenciones directas en tiempos de penurias en las arcas municipales. Pero los tiempos son hoy otros. Por supuesto que las cofradías dan un buen fin al dinero que ganan, no sólo para pagar el alto coste de poner una cofradía en la calle, sino para pagar nóminas y hacer obras de caridad. Lo que no se entiende es la tradicional opacidad del Consejo en todos los asuntos que tienen que ver con la gestión económica. Se confunde la discreción con el ocultismo. Hasta el Cabildo catedral de Córdoba, el más rico de España, ha optado ya por publicar sus cuentas. Aquello que se oculta genera desconfianza. Más le vale al Consejo hacer ya como el Arzobispado lleva haciendo años, incluso como hace ya hasta la propia Casa Real: publicar sus cuentas, pero de verdad, no el último engañabobos que insultaba a la inteligencia de cualquier lector. Al pan, pan. Al vino, vino. Y todos con don Marcelino.

El pertiguero

Primer golpe. Enhorabuena a San Bernardo por el homenaje a Manuel Jesús el Cid. Que no se pierda la vinculación de la cofradía del arrabal con el mundo taurino. Segundo golpe. ¿Saldrán o no finalmente caballeros legionarios en la Buena Muerte? Tercer golpe. Confirmado. José Luis Martínez, el muy querido Pepelu, cuelga el costal en la Paz. Y ciriales arriba. ¿Cuál es el taller donde más coches de la alta curia se reparan se ponen a punto de Sevilla?

El Lagarto de la Catedral

"Cuentan, mi querido Fiscal, que el arzobispo se ha visto a mesa y mantel con muchos periodistas con los que mantiene una relación muy cordial y afectuosa desde que comenzó su pontificado en Sevilla, hace ya más de diez años. Nada mejor que las vísperas y la festividad del patrón"

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