La Semana Santa de Sevilla como "la puesta en escena más bonita del mundo"

Nadie ha mejorado el pregón de los antiguos silleros: “Se abonan sillas para toda la Semana Santa”

El antiguo anuncio de los silleros y el actual en el que se ofrecen balcones con llamativas expresiones
El antiguo anuncio de los silleros y el actual en el que se ofrecen balcones con llamativas expresiones

19 de febrero 2023 - 04:00

Sevilla/De pronto el pan de torrija se endurece como el cartón. El candelero de la fila alta se cae sin causa aparente y derriba los demás. Y usted no sabe dónde puso los abonos de las sillas. Ocurre algo así cada vez que alguien dice que la Semana Santa es un espectáculo, una manifestación del pueblo, una explosión de luz y color, una fiesta de la primavera, una celebración democrática en las calles o la puesta en escena más bonita del mundo, como si fuera Clinton elogiando las puestas de sol de la Alhambra antes o después de ponerse colorado por el tinto que riega el jamón de Trevélez. ¿No dicen que un gatito se muere cada vez que un político usa la expresión “poner en valor”? Pues todo eso le puede ocurrir si alguien juega a antropólogo de guardia para definir los días santos.

La de tonterías que hay oír y leer estos días previos a la cuaresma son de premio. ¿Para cuándo un Demófilo a la denominación más mamarracha de la Semana Santa? Siempre, claro está, con el objetivo de desacralizar la fiesta a toda costa, que es de lo que se trata. La última la hemos leído en el anuncio que ofrece balcones de apartamentos turísticos para ver las cofradías. Empieza muy bien con la referencia a la semana más sagrada y acaba con la puesta en escena. Al margen del empleo del leguaje, cabría un estudio sobre el impacto económico del alquiler de balcones en Semana Santa, sobre todo en año con derecho al muy forzado Santo Entierro Grande.

A los que puedan pagar las cantidades astronómicas que se piden por los balcones habría que recordarles normas básicas de seguridad (que son las más importantes) y de comportamiento. Haría bien la propiedad en recordarles que para disfrutar de la “puesta en escena” no deben sacar las copas al exterior, principalmente para que no haya riesgo de caída del vidrio. Porque abajo hay muchos “figurantes”, dicho sea para respetar la terminología. Si no tienden ropa por las mañanas y si, además, colocan colgaduras de damasco, se agradecerá especialmente como contribuciones fundamentales para un atrezzo muy deseado. Si se visten con esmero para la ocasión tal vez puedan aspirar a algún premio a los “mejores actores secundarios”.

Mejor que se hubieran referido a la Semana Santa como ópera sacra. Y, por supuesto, haber utilizado una de las imágenes en blanco y negro de los antiguos parcelistas. Ellos con sus carteles daban el mejor pregón del gozo: “Se abonan sillas para toda la Semana Santa”. Nadie ha mejorado la frase. No tenían que aludir a la sombra de la Giralda ni emplear otras expresiones cursis propias del laicismo silencioso que se cuela por la mínima rendija.

Pasan los años y no hay guía que explique la Semana Santa de verdad y auténtica. Es curioso. No hay balcón que garantice nada, salvo aguantar pelmazos. Una cosa es ver pasos y otra vivirla de verdad. Una cosa es pegar pases y otra torear.

Interior de la capilla de la Piedad el pasado miércoles.
Interior de la capilla de la Piedad el pasado miércoles. / M. G.

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El paso de misterio de Torreblanca saliendo de Santa Marina hace diez años.
El paso de misterio de Torreblanca saliendo de Santa Marina hace diez años. / Juan Carlos Muñoz

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