El año de asumir riesgos

Nadie deja una cofradía dentro cuando no llueve y la predicción sólo vaticina precipitaciones débiles. No dramaticen porque las Urgencias no se colapsaron por un enfriamiento masivo de sevillanos

Santa Genoveva por la calle Velázquez
Santa Genoveva por la calle Velázquez / José Ángel García

Sevilla, 13 de abril 2022 - 05:00

El buenismo que lastra parcelas de la vida como la política y que condiciona todo juicio de valor, una suerte de puritanismo llevado al extremo, la educación basada en la hiperprotección y otros males análogos han hecho mella en esta Semana Santa que, por fortuna, se resiste a la sofisticación global. Mantiene todavía cuotas considerables de espontaneidad y naturalidad. Pero también muestra una evidente falta de líderes, quizás porque cualquiera que se atreve a tomar una decisión políticamente incorrecta se arriesga a sufrir un verdadero linchamiento.

Pocos cofrades han debido leer el Carrero, ese magnífico libro de consulta, de cabecera, donde se demuestra que las hermandades son viejas, viejísimas conocidas de la lluvia. Que levante la mano la hermandad que no se ha mojado una o varias veces a lo largo de la historia. Celebérrimas imágenes sagradas se han literalmente empapado. ¿Hace falta que refiramos las advocaciones de cofradías que han sufrido aguaceros y que no eran precisamente titulares de hermandades de capa?

Interior de la Parroquia de San Benito
Interior de la Parroquia de San Benito / Juan Carlos Vázquez

No es agradable presenciar una cofradía bajo la lluvia por mucho que Juan Pablo II se refiriera a ella como una bendición de Dios, que lo es. Y hasta le gustaba al pontífice que el agua le sorprendiera en la Plaza de San Pedro. Sin salirnos del Vaticano, recuerden la cuaresma de 2020, cuando vimos cómo se mojó el Cristo de San Marcelo, el mismo que protegió a los romanos de la peste del siglo XVI. Francisco quiso que esta antiquísima imagen presidiera la breve y emocionante impartición de la bendición urbi et urbi en aquellos días de angustia. Llovió con fuerza, el Papa soportó el aguacero junto al Cristo, al que besó los pies. Los goterones de agua caían por los brazos del crucificado. Ni el Papa, ni los miembros de la Curia, ni la Guardia Suiza se inmutaron. Primó la función evangelizadora. ¿Que hay quien no lo entiende? Pues es muy posible.

El interior del templo de San Esteban.
El interior del templo de San Esteban. / Víctor Rodríguez

¿Se debe evitar que una cofradía se moje? Siempre. ¿Se debe sacar la cofradía a la calle si no llueve a la hora de la salida? Siempre. Ocurrió en Roma en 2020 y… el Jueves Santo de 2003 en Sevilla. Las primeras hermandades, desde Los Negritos hasta Montesión, no salieron o se mojaron. El día estaba hecho trizas. Quedaban la Quinta Angustia, el Valle y Pasión. Sus tres hermanos mayores tomaron decisiones acertadas. La Quinta Angustia estaba presidida por Luis Rodríguez-Caso; el Valle, por José María O’Kean, y Pasión, por Carlos Piñar Parias. Tres cofrades sobradamente conocidos y conocedores del mundo de las hermandades. Los dos primeros aplicaron el criterio de toda la vida: salir si no llueve a la hora fijada. Luis incluso te explicaba que se debía mirar al cielo y salir si no llovía. Sin más. Y el tercero optó por quedarse en la iglesia de la Misericordia (el Salvador estaba en obras), probablemente fue el más conservador porque estaba reciente la mojada que sufrió el Señor en 1998, cuando volvió envuelto en plásticos en la recordada fotografía de Martín Cartaya que se expone en Casa Ricardo. Lo dicho: acertaron los tres. Y no olviden que nos referimos a tres cofradías de corte eminentemente clásico. Todos hubiéramos entendido que las tres se quedaran en sus templos.

Ese mismo 2003, ¡mucho ojo!, la del Dulce Nombre fue la primera cofradía que pidió la venia en la Plaza de la Campana tras un comienzo de Semana Santa aciago. ¿Fue osado el hermano mayor del Dulce Nombre, Jesús Enrique Rodríguez Gálvez? No, acertó. Y a nadie le hubiera extrañado que hubiera apostado por quedarse dentro, lo tenia todo a favor para ser prudente.

¿Qué es esto de dilapidar a los hermanos mayores del Lunes Santo? Se entiende, por supuesto, porque España es un país donde todos meten gol en los penaltis lanzados en las barras de los bares. Con tres años de espera y un parte de mediodía que sólo ofrece riesgo de “lluvias débiles”… ¿quién se quedaba dentro? Diferente, muy diferente, es que ayer, Martes Santo, se hubiera echado a la calle alguna. O que Santa Marta pusiera la cruz de guía en la calle a su hora oficial de salida, justo cuando estaba lloviendo. ¡Así no se podía, claro está! Antonio Távora lo explicó muy bien. En ningún caso se puede salir con lluvia.

¿Cuántas veces se han quedado dentro cofradías sin haber caído una gota de agua? Recordemos aquellos años del exceso de celo en la Amargura. Hubo quien bromeó con la necesidad de intervenir una hermandad que es santo y seña de la Semana Santa para garantizar su salida o, al menos, que no fuera víctima de esa prudencia llevada al máximo.

Testimonios

Hay una reflexión del periodista Miguel Ángel Moreno, publicada la noche del Lunes Santo, que me parece interesante para generar debate, en ningún caso para pontificar ni sentenciar: “Hoy se ha vivido una jornada normal en la Semana Santa con la que crecí: si no llueve, se sale y se va tirando. Si llueve, pues o se vuelve en el día, si se puede, u otro día (y con todos sus avíos). Una Semana Santa sin el corsé meteorológico y sin la fiscalización ajena”.

La obsesión por los porcentajes nos ha arruinado muchas salidas de cofradías. Y el puritanismo ha condenado a muchos cofrades que sencillamente han tratado con mayor o menor fortuna de cumplir con el deber de hacer la estación de penitencia.

Solo cuando está lloviendo a la hora de salida y además se ofrecen porcentajes de riesgo alto de que continúen las precipitaciones se debe optar por la suspensión. De lo contrario, hay que apurar e incluso arriesgar, sobre todo cuando se trata de cofradías jóvenes, que tienen en el barrio, en la gente, en las nuevas generaciones, su principal patrimonio.

Dejen algunos de condenar, juzgar y dilapidar públicamente a quienes han hecho en algunos momentos lo que es probable que les haya dictado el corazón en tiempos donde resulta meritorio mantener fría la cabeza. Las tragedias son en Kiev, en quienes se han ido de este mundo en soledad por el coronavirus o en las familias donde no entra un sueldo, no en coger un resfriado vestido de nazareno. Ayer martes acertaron todas. El lunes no se equivocó ninguna.

Jesús Resa, hermano mayor de los Estudiantes, con Virginia Pérez y Juan de la Rosa
Jesús Resa, hermano mayor de los Estudiantes, con Virginia Pérez y Juan de la Rosa / M. G.

Un mensaje también muy interesante fue el de Fernando Aguado, conservador del Cautivo de Santa Genoveva y miembro de la cuadrilla de costaleros, que aseguró que tanto el Señor como su paso estaban perfectos y personalmente se quedaba con el recuerdo de las miles de personas que, emocionadas, agradecieron el paso de la cofradía: “Para mi esto también es Semana Santa y no hay que radicalizar las cosas”.

El hermano mayor de la Candelaria recibe a Virginia Pérez y José Luis Sanz
El hermano mayor de la Candelaria recibe a Virginia Pérez y José Luis Sanz / M. G.

La mañana

En la mañana del Martes Santo recibieron la medalla de los 50 años de fidelidad a la cofradía dos de los fotógrafos que probablemente hayan captado más imágenes del Cristo de la Buena Muerte en las últimas décadas: José María Gutiérrez Guillén y Javier Mejía. Desde por la mañana se tenía claro, clarísimo, que la cofradía de la Universidad no saldría. Los Estudiantes necesita un 0% de riesgo de precipitaciones con un crucificado de 1620. Y los porcentajes de riesgo del Martes Santo estaban claros desde el principio. Y eso que en los años noventa vivimos Martes Santos con el Cerro sin salir y con Los Estudiantes en la calle. Pero ayer no hubo margen alguno.

Vimos nuevamente a políticos en los templos. El presidente Moreno se dio un baño de masas en el Cerro del Águila, donde en tiempos los socialistas lo tenían todo copado. La presidenta del PP de Sevilla, Virginia Pérez, acudió a San Nicolás y a los Estudiantes. Ante la Candelaria estuvo con el senador y candidato a alcalde, José Luis Sanz, que es nieto de hermano mayor de la cofradía. Pérez estuvo acompañada en la Universidad por Juan de la Rosa, secretario general del PP y veterano nazareno de la cofradía.

Los ramos de Vox a los pies de los pasos son los más llamativos al incluir los colores de la enseña nacional. Por cierto, el balcón de la nueva sede del partido en la calle Laraña es una buena atalaya para ver las cofradías. Quizás un poco alta, pero idónea.

El Señor de la Redención y Judas, protegidos con el mismo impermeable
El Señor de la Redención y Judas, protegidos con el mismo impermeable / M. G.

¡Por favor!

La de reputados priostes que hay en las redes sociales. Más que médicos y seleccionadores de fútbol. Cuestionaron que el Señor de la Redención compartiera impermeable con Judas. En lo alto del paso son un grupo escultórico. ¿Alguno pretende que se suba el prioste, modifique los brazos del apóstol traidor para ajustarle la protección al Señor y entonces veamos de verdad un número? Es fácil proteger un Cautivo, pero no, por ejemplo, un Nazareno con la cruz a cuestas. Al caso de Pasión de 1998 nos remitimos. Más prudencia en algunos juicios, por favor.

Todos esos que se preocupan de cuánto sufren los menores y adolescentes en Semana Santa deben ser los mismos que los obligan a respetar los horarios de sueño en Feria, les ponen protección solar en la playa cada 30 minutos, no los envían a estudiar a solas en el extranjero y no les ponen hora de vuelta los viernes y sábado cuando comienzan a salir por la noche. ¡Por favor! No dramaticemos. No es nada agradable que se moje una cofradía, claro que no. Pero la Meteorología no es una ciencia exacta. No ha ocurrido nada extraño. Quizás lo peor sea la de cofradías que no hemos visto en la calle durante demasiados años por la influencia excesiva de los porcentajes. La interpretación de los datos queda en manos de unos señores, los hermanos mayores y sus juntas de gobierno, que no son especialistas. Se les supone la mejor voluntad. Por eso quizás lo sabio es el criterio de toda la vida: se sale si no llueve a la hora fijada y se preparan los refugios. ¿No queríamos normalidad? Pues nada más normal que una Semana Santa con días de lluvia. Y 2022 quizás sea como ningún otro el año de cierto riesgo.

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