David Sainz | Director y guionista

"Los porros no son una pócima"

David Sainz.

David Sainz. / Antonio Velázquez

David Sainz (Las Palmas, 1983), director y guionista –también actor, presentador y lo que haga falta–, hizo junto a su equipo un trabajo soberbio con Malviviendo, una webserie de tres temporadas que rompió registros de audiencia hace más de una década, mezclando los bajos fondos con la alta comedia. Es la cara más conocida de la productora Diffferent. Ha sido muy aplaudido por otras series como Entertainment, Mambo y Grasa –cuya segunda temporada se acaba de estrenar en Playz–. Conduce el late night Parking Karaoke y el podcast Jirafas. Con Lomo aunó su pasión por las músicas urbanas como el rap con la parodia.

–Grancanario y sevillano, ¿prefiere la Triana de Las Palmas o del Guadalquivir?

–Tengo el corazón muy dividido porque mi padre es lebrijano. He pasado mi vida a caballo entre un sitio y otro, no me puedo decantar.

–¿Le echa mojo picón al serranito o también piensa que "en la mezcla está el demonio"?

–No soy muy de mezclar, pese a que mi madre es cubana y lo mezclan todo... con plátano. Pero en la mezcla hay algo encantador y nuestro trabajo en la productora vive muchísimo de eso, aunque los andaluces y los canarios somos casi iguales.

–Con seis años se presentó al casting de Menudas Estrellas para cantar Bailar pegados de Sergio Dalma. ¿Ha sido lo más gamberro de su carrera?

–No llamaría precisamente a eso gamberro; de hecho, me cagué encima y no sé si articulé palabra en ese momento. Ahí se frustró lo que hubiera sido una gran carrera musical, también es verdad...

–Oculta en su nombre artístico su apellido compuesto, Sainz-Rozas. ¡No será usted otro pijo que va de alternativo!

–Ojalá, ojalá. Tengo parte de familia en Cantabria o por ahí que sí tienen perras, pero ni los conozco. Si la gente ya se hace un lío para decir Sainz, imagine si le añado el Rozas. Tendrían infartos cerebrales.

–Con cuatro duros llamó la atención y sacó la cabeza con Malviviendo, una webserie con pocos medios económicos y mucha frescura. ¿Es el Monchi del audiovisual?

–Es la segunda vez que me dicen eso en unos días. Es buena cosa estar ahí descubriendo los talentos que me encuentro, una de las cosas que más me gusta del curro.

–¿Le molesta que se alabe siempre eso, como si fuera normal sacar adelante proyectos con voluntad e ingenio pero sin dinero?

–Somos conscientes de que siempre hemos elegido un camino alternativo. Es verdad que hemos entrado en la industria por una carretera secundaria que ha sido muy cómoda porque nos ha dado la potestad de ser dueños de aquello que hacemos. Y tenemos la suerte de no haber hecho nada en 12 años que no nos apeteciera, pero por otro lado tardas más en llegar. Sin embargo, no hemos parado de evolucionar, aunque sea despacito.

–Trabajó en una tele local y se hizo célebre con Malviviendo. Es imposible que no sea autobiográfica.

–Tiene sus cosas autobiográficas, no sólo mías, de todo el equipo. En realidad, ésa ha sido la clave para el éxito que tuvimos en su momento. Nosotros éramos sólo un 1% de todos aquellos que estábamos en la mierda.

"No me atrevería a presentar ni una gala, aunque fuera una de deportes de Utrera"

–"Me siento un poco como Tom Hanks en Big", la peli donde un niño dentro del cuerpo de un adulto que prueba juegos. ¿Hacerse mayor es un coñazo?

–Hasta hace un año y dos meses habría dicho que uno puede hacerse mayor y seguir jugando constantemente, pero entonces tuve una hija y el río de responsabilidades y de estrés diario ha cambiado. Ahora entiendo que esto es lo que te hace adulto de alguna forma.

–¿Cómo lleva trabajar día y noche con su pareja?

–De momento bien. Por suerte aprendimos pronto a separar los marrones de casa de los de la oficina. Y ese equilibrio lo hemos llevado siempre bien. Hemos hecho un buen equipo.

–Trastea mucho con su niña en las redes. ¿No teme que lo denuncie cuando se mayor como el bebé del disco de Nirvana?

–Bueno, el dinero lo voy a sacar de su cuenta corriente.

–¿Decidió desprenderse de las rastas como una señal de madurez?

–En realidad fue una señal de estar hasta el carajo. Aunque la gente cree que se hace sólo de no lavarse el pelo, es todo lo contrario, lleva un trabajo y estaba hasta arriba. En ese momento pasaba una página importante de mi vida y me sirvió un poco también para eso.

–Ha fumado muchos porros, al menos en Malviviendo. ¿El hachís y la marihuana disparan la imaginación?

–No, tiene otros beneficios más relajantes, pero al fin y al cabo la imaginación está en cada uno. Puedes potenciarla de muchas formas, pero los porros no son una pócima, a ver si ahora la gente se va a poner hasta el culo creyendo que va a escribir Ciudadano Kane.

–Elija: ¿Tarantino o el cine quinqui?

–En realidad, me gustan los dos. Pero es verdad que de alguna forma llegaban más rápido a mis manos las cosas de Tarantino y el cine quinqui lo he vivido más en mi barrio que en la pantalla.

–Admira a Ricky Gervais. En España no se puede jugar tan fuerte, ¿no?

–Siempre hemos jugado relativamente fuerte, pero él tiene una cabeza que nos falta a nosotros. Él lo hace muy bien, aunque en España se hacen cosas así de brutas. Es verdad que él y la gente con ese humor y que están ahí arriba siempre aparecen en el candelero de la polémica, pero también forma parte de esto.

–¿Se atrevería a presentar una gala dando estopa como él en los Globos de Oro?

–No me atrevería ni a presentar una gala, aunque fuera una de deportes de Utrera.

–La seria para el final. ¿Cuántas gorras tiene y dónde las guarda?

–Unas 40. Tengo un cajón de gorras en el ropero.

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