"Felipe VI no va a sacar los pies del tiesto; será un rey muy profesional"

ana romero. periodista

"Felipe VI no va a sacar los pies del tiesto; será un rey muy profesional"
Pedro Ingelmo

17 de mayo 2015 - 01:00

-Se ha lanzado a la desmitificación de un personaje, Juan Carlos I, no sólo histórico, sino que alcanzó la categoría de emblema de la Transición y de la democracia.

-Dice bien desmitificación, no destrucción. Yo no he pretendido destruir al personaje ni su obra. La monarquía y Juan Carlos han tenido un velo de opacidad en nuestro país como no ha tenido ninguna otra institución y no queríamos ver lo que había detrás. Yo ni defiendo ni excuso al personaje, tampoco lo ataco. Pongo un espejo frente a lo que ocurrió.

-Su libro Final de partida lleva en poco tiempo siete ediciones y 45.000 ejemplares vendidos. ¿Qué cuenta para haberse convertido en este inusual fenómeno editorial?

-Yo no cuento una biografía de Juan Carlos I, eso quiero dejarlo claro. Me centro exclusivamente en los últimos cuatro años, que son los peores de su reinado y de su vida personal. Al final de su vida, en mitad de una durísima crisis económica, se le concentran todas las dificultades, algunas porque venían de atrás y otras, como la cacería en Botsuana, que él provoca. Son sus problemas de salud, la corrupción en el entorno con el caso Urdangarín, la deriva de un país.

-Desvela algunos episodios verdaderamente sórdidos.

-Esto no es un libro de alcobas, sino una investigación periodística. Quien sólo quiera morbo no lo va a encontrar. He vuelto sobre mis pasos como corresponsal en la Casa Real los últimos años y ese mosaico de informaciones las he ordenado para organizar el puzle que ya conocíamos pero que no habíamos visto entero. Puede ser que ver ese todo sea lo que impresione más que lo que se desvela.

-Que el Rey quiso pegarse un tiro porque no le dejaban casarse con Corinna a mí sí me parece una revelación impactante.

-Juan Carlos, realmente, nunca pensó en pegarse un tiro. Más bien es una forma de hablar. Esta expresión la dice en 2013, cuando ya ha sido lo de Botsuana, va en una silla de ruedas porque ha sido operado de una hernia discal. La situación está peor imposible. Pero Juan Carlos no es de las personas que se pegan un tiro, su personalidad es contraria al suicidio porque es un superviviente. Llegó con diez años para tener de tutor a un dictador y él se mantuvo callado. Sobrevivió 27 años a su sombra y luego sobrevivió otros 38 en una democracia cuando en los inicios del reinado le llamaban el breve. Hay que alabarle muchas cosas de las que hizo, pero ya digo que mi libro no trata de eso.

-¿Qué dibujo realiza de la Familia Real?

-He puesto final a la impostura de la familia feliz, aunque es algo que los españoles creo que ya lo teníamos bastante claro. No ha sido una familia bien avenida, como demuestra que acaba de cumplirse su aniversario de matrimonio, 53 años, y él ha estado en la República Dominicana y ella no se sabe muy bien dónde estaba. Desde luego no en la República Dominicana.

-Usted era una periodista que venía de cubrir otro tipo de noticias, como la cobertura del Sahara, cuando decidieron en El Mundo enviarla a La Zarzuela. ¿Le sorprendió mucho la Corte?

-Cuando yo llego a La Zarzuela la información de la Casa Real se relacionaba con bodas, bautizos y comuniones. Todo lo relacionado con la familia de Juan Carlos era muy light y muy rosa. Y, de repente, estalla el caso Urdangarín y todo da un giro, se convierte una historia trepidante en la que cada día se descubre algo nuevo y el retrato de la monarquía perfecta y sonriente se rompe en mil pedazos.

-¿Cómo enfocó la abdicación, que, a la postre, supondría el fin de su relación con El Mundo, a cuya redacción fundacional usted pertenecía?

-Era un día para hacer periodismo, no para hacer institución. Javier Ayuso, el responsable de relaciones con la prensa de la Casa Real, se movió rápido. Quería ese tratamiento tradicional, entre algodones. Pero la abdicación era el final de túnel. ¿Por qué se iba? ¿Teníamos que tragarnos eso de que era el último servicio a nuestro país? La inteligencia convencional nos contaba que un Rey maduro, responsable, cedía su puesto en aras de la regeneración democrática. Pero él mismo había dicho unos meses antes que no se iba a ir. Lo cierto es que la institución monárquica estaba en el suelo de su valoración entre los españoles porque estaba el caso de su yerno y porque el Rey había sido muy imprudente.

-¿Cómo es Juan Carlos en las distancias cortas?

-Tiene una doble personalidad. Él ha cultivado esa imagen campechana y extrovertida, lo que le podía servir anteriormente, pero que ahora está en decadencia. Esa campechanía cada vez hacía menos gracia. Pero es que además descubrimos que también era un hombre con muy mal genio. Había otra cara. Es muy listo y muy manipulador. Manipulador lo es desde su infancia. Conseguía las cosas manipulando y así construyó ese personaje divertido que no era realmente él.

-¿Cómo se llevaba usted con él?

-La última vez que coincidí con él fui a saludarle y me volvió la cara. Y es que, vamos a ver, tanto Juan Carlos como Sofía se sienten muy reyes. Esa cercanía es una fachada detrás de la que también hay una parte caprichosa, obstinada y frívola.

-Y ¿cómo ve al sucesor, al rey Felipe VI?

-Desde luego no va a cometer los errores del padre. Es una personalidad casi opuesta. Un hombre sereno, más equilibrado, agradable, pero introvertido. No lo veo gesticulando, que de eso ya hemos tenido bastante. No va a sacar los pies del tiesto. Creo que va a ser un reinado más profesional.

-A todo esto: ¿usted es monárquica?

-Puedo estar igual de cómoda en una monarquía que en una república siempre que funcionen bien. Las monarquías de hoy en día son una especie de repúblicas coronadas. No hay mucha diferencia.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último