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Fernando Rueda | Periodista

"Villarejo da muchísimo más miedo que James Bond"

Fernando Rueda.

Fernando Rueda. / M. G.

Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense, Fernando Rueda (Madrid, 1960) puede presumir de ser el mejor espía de los espías que hay en nuestro país. Su libro La Casa rompió en 1993 los tabúes de la censura sobre los servicios secretos, entonces Cesid y hoy CNI. KA: licencia para matar, Las alcantarillas del poder y Espías y traidores son otros de sus títulos previos al último, Al servicio de Su Majestad (La esfera de los libros), donde narra las conexiones de la Monarquía con nuestros espías.

–¿Los servicios secretos protegían a Juan Carlos I de sus enemigos o a los españoles de la verdad?

–Las dos. Básicamente, Juan Carlos no quería que se supiera su verdad.

–¿Qué leyenda urbana del Rey emérito es completamente falsa?

–Todas han terminado siendo ciertas: sus mujeres, los negocios... Por suerte o por desgracia, en el libro (Al servicio de Su Majestad, La esfera de los libros) quedan patentes que eran todas reales.

–¿Cuál es la mayor aportación de don Juan Carlos?

–Sin duda, emperrarse en traer la democracia. Eso nadie se lo pueda quitar.

–Si le pidiera consejo sobre volver o no de los Emiratos, ¿qué le diría?

–Que esperara a que se dejara de hablar de él, lo cual implica que tenga que estar fuera una gran parte de este año.

–Paz Esteban es la primera mujer al frente de los servicios secretos. ¿Ha cambiado la forma de trabajar en La Casa?

–La Casa funciona al margen de quién lo dirige. Es una máquina tan rodada que seguiría igual sin director. Paz Esteban ha modernizado algunos aspectos, pero funciona igual.

–Tranquilíceme: Felipe VI no ha roto un plato...

–Rompió los platos cuando era joven, teniendo algunos problemillas en los estudios, gustándole las mujeres despampanantes... Pero una vez que se asentó no ha roto ningún plato.

–...Y doña Sofía menos.

–Ay, pobre. Doña Sofía es el personaje de la Casa Real que más nos gusta a todos porque tenemos una cierta tendencia a amar a las personas que sufren.

–La palabra "conspiraciones" aparece en el subtítulo del libro. ¿No es un poco manoseada últimamente? ¡Todo son conspiraciones!

–En el caso del rey Juan Carlos se ajusta explícitamente a la realidad, incluso me atrevo a decir que las grandes conspiraciones de este país tienen que ver con el Rey y con los servicios secretos.

–El ex ministro José Bono ha presentado su libro. ¿Es más difícil que me cuente una operación encubierta o que me dé el teléfono del cirujano que le implantó pelo?

–Estuve con él y no me atreví a pedirle el teléfono del cirujano aunque a mí me vendría fenomenal también.

–Al hablar de servicio secreto uno piensa en James Bond, pero aquí tenemos a Villarejo... Nada que ver.

–Villarejo es, digamos, hombre del FBI en España. Sería otro tipo de personaje, pero da muchísimo más miedo que James Bond.

–Destacan en la lista de ventas biografías de espías como Richard Sorge y Ursula Burton, alias Sonya, ¿estas realidades superan a las ficciones?

–Cada vez que leo la biografía de un espía en la I Guerra Mundial, en la II Guerra Mundial o en la Guerra Fría, la realidad siempre supera a la ficción.

"Felipe VI rompió platos de joven con los estudios o las mujeres, pero cuando se asentó no ha roto más"

–Manuel Prado y Colón de Carvajal era conocido en Sevilla como "el manco del espanto". ¿Tan turbio fue?

–Fue la persona más leal que ha servido y defendido a don Juan Carlos desde las alcantarillas y prueba de ello es que el Rey lo sustituyó con Corinna y ya ve cómo acabó: abandonando el trono.

–Mikel Lejarza, El Lobo, el famoso infiltrado en ETA, ¿sigue vivo? ¿No podría desvelar su identidad ahora que la banda terrorista se ha disuelto?

–El problema con Mikel, del que escribí la biografía Yo confieso, es que ahora su vida corre más peligro que cuando ETA estaba en activo, cualquier loco puede pegarle un tiro por venganza y al final ni incluso ETA reconocería que lo ha matado.

–El CNI estuvo pendiente de Urdangarín, pero ¿no avisó a la Casa Real de sus tejemanejes?

–Lo dejo abierto en el libro, pero estoy convencido de que si el CNI iba a las oficinas de Nóos para hacer copias de los discos duros, sin duda esa información la veían y yo creo, remarco el creo, que informaban al rey Juan Carlos de todo lo que estaba haciendo Urdangarín.

–Usted también fue espiado. ¿Se ha encontrado su domicilio patas arriba o los agentes son más sutiles?

–Ellos entran en los sitios y su principal tarea es que nadie se entere. Que yo lo descubriera fue una mera casualidad por culpa del mal funcionamiento del ordenador.

–¿Puede estar el antiguo Cesid grabando esta conversación? ¿O quizás los rusos o los chinos? ¿O Soros?

–Yo creo que todos. Seguro que el que la graba luego pasa la conversación a los otros servicios.

–¿Cuanto más se aboga por la protección de datos, más desprotegidos estamos?

–La protección de datos la respetan las grandes empresas y no la respeta ningún servicio secreto. Todo lo que quieran saber de nosotros lo saben sin problemas.

–Nuestros espías serán de diez pero no olieron las urnas del 1-0...

–No, eso fue una gran cagada. Sin duda, el mayor de los desastres, que ellos supieron taparlo. Yo lo digo: son muy buenos en las cosas que saben hacer, pero ahí provocaron que el presidente del Gobierno hiciera el más absoluto de los ridículos.

–¿La chapuza con Bárcenas no fue más de la TIA de Mortadelo y Filemón?

–El servicio secreto hace cosas estupendas y tiene grandes fallos. Espiar a gente de la política al final siempre deriva en hacer el ridículo.

–A un compañero le encantaría ser espía para disimular con un periódico en el hall de un hotel. Pero hoy te ven con un diario de papel y das el cante.

–Cuando quiero que me reconozcan por la calle me pongo la gabardina, el sombrero y un periódico bajo el brazo, así cualquier puede ser agente del CNI.

–¿Es estresante llevar la vida de un agente doble?

–Sin duda, aunque en algunos terrenos es estimulante porque tienes una familia que te está esperando y por otro lado puedes tener varias vidas más. Es muy estresante y una experiencia...

–¿En las parejas hay técnicas de espionaje más depuradas que en el KGB?

–Seguro. Muchas técnicas de los espías están copiadas de las que hace un hombre o una mujer para intentar descubrir con quién le engaña su pareja. Esto es real. En el curso de espías te dicen que te fijes en el día a día y que actúes como si fuera la realidad.

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