Juan Eslava Galán | Escritor e historiador

"Hitler era un indocumentado"

El escritor Juan Eslava Galán.

El escritor Juan Eslava Galán. / José Ángel García

El escritor e historiador Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) ha publicado el que puede ser su proyecto más ambicioso, Enciclopedia nazi, contada para escépticos (Planeta), una obra de más de 900 páginas donde analiza "el nazismo, ese segundo traspiés de la historia de Europa que acaba ya por aniquilarnos". Con su habitual tono irónico, Eslava Galán explica que "Alemania nunca estuvo cerca de ganar la II Guerra Mundial, aunque lo pareció al principio". "Una guerra moderna se hace con petróleo y con acero. Y Alemania no tenía ni una cosa ni la otra", argumenta.

–Se ha metido en un vasto proyecto de más de 900 páginas...

–Hay que tener muchas lecturas. Yo ya tenía un buen bagaje sobre el tema, que me ha interesado siempre. Mis lecturas son siempre muy ordenadas. Voy subrayando, anotando, haciendo fichas... En la pandemia pensé en hacer un trabajo en forma de artículo, pero finalmente hice una especie de enciclopedia para entender un tema complejo como es el nazismo.

–¿Comía? ¿Dormía?

–Ya duermo poco debido a mi edad. Pero, efectivamente, había días en que me he sacado 13 horas de trabajo tranquilamente.

–¿Ha llegado a leer completo el Mein Kampf?

–No. Lo he empezado a leer dos o tres veces, pero está tan mal escrito y es tan indigesto... Lo que he hecho es picotearlo. Vamos, los alemanes tampoco leían el Mein Kampf, lo compraban, porque no tenían más remedio. Pero, en realidad, ni los alemanes se lo leían.

–¿Por qué nos gustan tanto las películas y documentales de los nazis?

–Hay una fascinación con el nazismo que tiene su explicación. Por una parte, hay un componente visual evidente. Allí se montó una especie de ópera alemana donde todo el pueblo era figurante, los edificios espectaculares con los gallardetes rojos, la cruz gamada, los desfiles, los uniformes bien cortados por grandes modistos... Todo el aparataje de propaganda era muy atractivo, muy visual.

–¿Y por otro lado?

–Luego está la atracción del mal. Detrás de esa pantalla de evidente belleza estética existen la matanza de judíos o la de los propios alemanes que estaban, por ejemplo locos, porque había que mejorar la raza. Y había extravagancias como hacer granjas humanas, de donde procede una de las chicas del grupo Abba.

–¿Negar el Holocausto es de escéptico o de idiota?

–Entre idiotas y malinformados. Diría que mitad y mitad. Es como la gente que defiende que la Tierra es plana. Es decir, ¿qué vas a discutir con alguien que defiende que la tierra es plana? No tienes más remedio que decir: "Mira, quédate con tu idea".

–¿El pueblo alemán se hizo el tonto?

–Algunos se hicieron el tonto y miraron para otro lado. Otros se aprovecharon de las circunstancias. No hay que eximirlos de culpa.

–¿Qué vio la gente en Hitler?

–Ellos hicieron de Hitler una figura que no correspondía exactamente con lo que él era. El tipo era un indocumentado y lo exaltaron hasta hacerlo un semidiós. Pero tenía una virtud. Y es que en un discurso público era arrollador.

"He picoteado el 'Mein Kampf', está muy mal escrito y es muy indigesto... Ni los alemanes lo leían, lo compraban, porque no tenían más remedio"

–Sabía venderse bien.

–Los mítines de Hitler eran absolutamente arrolladores. Decía exactamente lo que la gente pedía. El Tratado de Versalles fue muy injusto con el pueblo alemán y supo dar con esa tecla. Tocó la fibra íntima del alma alemana, que salió muy humillada de Versalles.

–Su ascenso fue fulgurante.

–En el libro explico cómo se pasó de una democracia a una dictadura. El pueblo alemán se vio sorprendido por cómo se cambiaron un par de leyes, se suspendieron las garantías democráticas para defenderse del peligro comunista, que era más inventado que real, y de pronto se vieron constreñidos y había que ser nazi. Fue rapidísimo.

–¿Una clasificación de personajes siniestros estaría encabezada por el doctor Josef Mengele?

–Claro... Pero Mengele es una figura menor. Sí, son absolutamente terribles sus experimentos. Incluso peor que Mengele es su maestro, el que le dirigió la tesis, Eugen Fischer, que inspiraba sus prácticas. Este tipo salió bien de la guerra e incluso tuvo prestigio en la posguerra.

–¿Qué tipo de relación tuvieron Franco y Hitler?

–Bueno, Hitler siempre despreció a Franco, porque incluso en la Guerra Civil le parecía que la llevaba muy mal y estaba tardando mucho en ganarla. Lo que no es cierto es que Franco a posta procurara que fuera lenta para afirmarse más en el poder. Después Franco le propuso a Hitler entrar en la guerra cuando creía que aquello se había acabado, pero Hitler lo despreció.

–¿Son comparables aquellos tiempos con los que vivimos ahora?

–Son crisis distintas. Las crisis son siempre ocasiones estupendas para que dictadores o dictadorzuelos se encaramen en el poder, pero, aparte de eso, diría que no son tiempos comparables. Ahora en Europa tenemos democracias más o menos consolidadas. Pero la tentación de los fascismos ya ha pasado, es una cosa pintoresca. Como decía Pío Baroja: "Esto se pasa con la edad y con lectura".

–¿Estamos cultivando populismos peligrosos?

–El populismo es siempre peligroso, sobre todo, los separatismos. Creerse que por hablar un idioma te convierte en superior a otra persona nos lleva al desprecio del prójimo, cuando la democracia es la concordia entre la gente.

–¿El desafío catalán ha inflado la polarización?

–El caso de Cataluña, que está ahora tan en boga, y el del País Vasco, que está ahora más adormecido, son la contradicción de la democracia. En una democracia que se basa en la igualdad de los pueblos, resulta que hay pueblos que tienen más derechos que otros. Obviamente eso es una contradicción de las muchas que tiene nuestra democracia, que es muy imperfecta.

"La tentación de los fascismos ya ha pasado. Como dijo Pío Baroja: ‘Eso se pasa con la edad y con lectura"

–¿Es lo mismo Podemos que Vox?

–Nuestra democracia se basa en el marco legal de la Constitución. Es conveniente siempre que haya una izquierda y una derecha siempre que se atengan a ese marco legal. Cuando se salen de él es cuando podemos hablar de extremismos. Puede que haya gente que se sale del marco legal y están en el Gobierno. Esa es la gran contradicción.

–¿Cuántas cosas se curan con la lectura?

–Casi todo. Hay que leer de todo, de las dos partes. No leer como hacía Hitler, que sólo leía para confirmar sus propias locuras e ideas. Leyendo las ideas del contrario se llega a la concordia y al verdadero diálogo. La lectura hace progresas al espíritu humano. Es muy conveniente tener libros en casa y leerlos. Se lo recomiendo a muchos padres, aunque ellos no tengan el hábito de la lectura.

–El filósofo Antonio Escohotado comentaba que "estudiar es un verbo que lo conjuga todo". ¿Qué sería del ser humano sin el estudio y ni el conocimiento?

–La humanidad se basa en el conocimiento. Sin él, no hubiéramos avanzado. La humanidad es un discurso de peldaños y cada uno se va apoyando en el discurso de los anteriores. Así es como subimos.

–¿Qué haríamos sin ironía ni sentido del humor?

–A la vida siempre hay que ponerle ironía y sentido del humor, que es una consecuencia de la inteligencia del ser humano. Somos el único animal que hace chistes. El humor y la ironía hacen que entendamos más cabalmente las cosas.

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