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Miguel Ruiz Montañez | Escritor

“Retirar las estatuas de Colón es un proceso injusto para su gesta”

  • El autor de 'La tumba de Colón' vuelve 14 años después a recuperar la enigmática figura del descubridor en 'La sangre de Colón', una novela de misterio que transcurre en la actualidad

Miguel Ruiz Montañez posa con su nuevo libro, 'La sangre de Colón'.

Miguel Ruiz Montañez posa con su nuevo libro, 'La sangre de Colón'.

Miguel Ruiz Montañez (Málaga, 1962) irrumpió en el panorama literario en 2006 con La tumba de Colón, que se tradujo a 20 idiomas y le deparó grandes éxitos de ventas gracias al interés que sigue suscitando una figura tan enigmática. En 2008 escribió El papa mago y en 2011 El país de los espíritus. Su cuarta novela, La sangre de Colón, ha visto la luz después de cinco años de investigación, de “pasión y voluntad”, dice. Y su salida al mercado coincide con la apertura de un confinamiento en el que se ha leído más. “El libro es un producto de éxito que ha funcionado durante cientos de años y seguirá, nada ha podido con él, ni la competencia ni otras formas de ocio. Larga vida al libro”, sostiene.

–¿Por qué ha vuelto a la figura del descubridor?

–Tenía muchas ganas de volver al tema de Colón, primero porque mi primer libro me dejó muy buen recuerdo y funcionó muy bien. Y segundo porque me había dejado muchos enigmas colombinos sin tratar. Colón era un personaje increíble, con mucho misterio. En La tumba de Colón utilicé varios, sobre todo el asunto de dónde están enterrados sus restos. Pero no había hablado de su origen. Aunque, sobre todo, mi inquietud surgió a raíz de la retirada de estatuas de Colón de muchas ciudades de América, Buenos Aires, Quito, Nueva York, Los Ángeles… Me parecía un proceso injusto para el descubridor de América, para su gesta y pensé en entrar en ese debate con La sangre de Colón.

–¿Cúales son las claves?

–No es solo una novela histórica con mucho enigma colombino. Está enclavada en la actualidad. El protagonista es un investigador de la historia colombina, casado con una noble sevillana, una marquesa. Alrededor de su figura empiezan a ocurrir muchas cosas que dan lugar al desarrollo de la obra. Y el punto de partida es que comienzan a explotar estatuas de Colón en Estados Unidos. La primera es la de Columbus Circle, la que está en Nueva York, en este sitio tan simbólico de Manhattan. Ahí empieza la intriga. Porque en el fondo es un thriller de misterio con el que pretendo que el lector se quede enganchado.

–¿Cuánto tiene de histórica y cuánto de thriller?

–Me gusta que todo lo que el lector lea en mis libros esté bien documentado y sea cien por cien fidedigno a la historia. Pero los personajes actuales son de ficción. Lo que es verdad es que no pretendo, ni de lejos, dar una lección a mis lectores. Esto no es un ensayo de historia ni he querido describir lo que pasó en la época de Colón, para nada. Esto es un libro de misterio, cuyo objetivo es entretener, divertir y tratar de que el lector se emocione y que cada vez que llegue a casa quiera seguir leyendo. Ese es mi único objetivo. Yo creo que los lectores son ya bastante listos, inteligentes y tienen la información necesaria.

–Aunque sí que realiza una importante labor de investigación…

–Exacto. Por ejemplo, hoy en día está muy discutido que Colón sea italiano y su nacimiento fuera la ciudad de Génova, porque no hay constancia ninguna, ni un solo papel. En el asunto de su origen hay mucha confusión porque él mismo, en su vida, se declaró extranjero. A pesar de que se lo preguntaron cientos de veces, tanto en la Corte, como sus conocidos, los cartógrafos, los marinos, su hijo Hernando que navegó con él en el cuarto viaje y nunca salió ni de su boca ni de su puño que fuese de Génova. En ese ocultamiento había mucho trasfondo, era por alguna razón, y es lo que describo en el libro.

–¿No se dejó retratar?

–Efectivamente. Ese es el otro gran enigma que describo en la novela. No hay un retrato de Colón pintado en vida, todos se pintaron bastante después de su muerte y por gente que no le conoció en vida. ¿Por qué Colón ocultó su origen y su rostro? Evidentemente porque no querían que supieran quién era. Y eso es lo que desencadena el libro. Juega con la sangre como pasado, pero también con la derramada después de 500 años.

"No se puede quitar protagonismo a quien hizo lo que nadie se atrevió antes, cruzar el mar tenebroso con tres naves"

–¿Se sumerge también en la conquista de América tras el descubrimiento?

–Sí, de lleno. Es algo que siempre me ha apasionado. Viajo mucho a América, soy profesor invitado en varias universidades y el debate que hay en este momento en todo el continente en relación a la figura de Colón es sencillamente impresionante. Se está diciendo que Colón tienen la culpa de todo, que fue nefasta la llegada del progreso y la civilización europea a unas tierras en las que se estaban matando. Los incas, mayas y aztecas estaban en una guerra permanente. España, mejor o peor, hizo un apaciguamiento de esa guerra tan importante. Pero ahora, 500 años después, viene el presidente mexicano a decir que el Rey de España tiene que pedir perdón a los indígenas. Pero si los indígenas cuando llegaron los españoles los mataban, ni siquiera estaban en la edad de los metales. Ante una civilización tan superior como la Europea, que estaba entrando en el renacimiento, hubo una revolución cultural, científica, una evolución increíble en América, mejor o peor, pero la hubo. Pretender negar todo esto ahora en el siglo XXI a través de la figura de Colón, retirando sus estatuas, me parece que es tener la vista muy corta.

–¿De navegante y descubridor a genocida?

–Así es, y en muy poco tiempo. Colón, después de Jesucristo y de Buda es el personaje histórico que más monumentos tiene a lo largo y ancho del mundo. Muchas se erigieron aproximadamente a final del siglo XIX, con el cuarto centenario. Había una pasión por Colón tremenda y un siglo y medio después se retira el hecho del descubrimiento a su figura. Esto supone quitarle protagonismo a una persona que tuvo una gesta impresionante, con una ideas increíbles, muy avanzadas a su tiempo y haciendo lo que nadie se atrevió a hacer, cruzar el mar tenebroso con tres naves. El debate debería de ser otro.

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