Francisco Casero

"La izquierda sigue viendo como tabúes las palabras empresa y riqueza"

  • El presidente del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica habla de una "crisis de valores" de la sociedad.

-¿Ejerce de presidente?

-Tengo una mesa redonda para que no mande nadie. De las casi cien personas que hay aquí, soy la única que no tiene ordenador y no quieren que lo tenga. Sin ordenador controlo una barbaridad.

-¿Trabaja más el Paco Casero empresario que el jornalero?

-Mucho más. Yo me levanto todos los días a las cinco de la mañana y a las seis ya estoy en mi despacho. Me hago una media de noventa mil kilómetros al año. En mi móvil empiezo a mandar mensajes a las seis de la mañana y despierto todos los días a mucha gente.

-¿Cómo se recibió al principio lo de la agricultura ecológica?

-Antes eran todo sonrisas. Hasta que vieron las cifras. Para que digan que la iniciativa siempre es de los catalanes y de los vascos.

-¿Traicionó al jornalero que fue?

-Nunca fui un jornalero típico. Cuando tenía doce años, me fui con mi familia a Menorca.

-¿A los hoteles?

-No. Éramos unos emigrantes extraños. Mi hermano Antonio dejó los estudios en los Salesianos y se fue a Menorca. La familia se fue con él. Allí empecé a trabajar. Mi oficio era el de platero. Tenía una buena posición social y con 24 años decido volver a Andalucía. Lo pasé muy mal al principio. Yo era andaluz de nacimiento, pero no de mentalidad. Nunca he sido persona de bares, y sí de horarios y reuniones planificadas. Y eso aquí era imposible.

-¿Cómo se hace líder campesino?

-Soy el fundador del Sindicato de Obreros del Campo, que se crea en agosto de 1976 en un convento de Antequera, meses después de que las Comisiones Jornaleras surgieran en los Salesianos de Sanlúcar la Mayor. A la Iglesia hay que estarle muy agradecido.

-¿El cura Diamantino le confesó?

-No. Nos respetábamos mucho.

-¿Se adelantó el cigarrillo electrónico al cigarrillo ecológico?

-No habrá cigarrillo ecológico, de eso puedes estar seguro. Nunca fui fumador ni he bebido. Mi modelo es el comportamiento de las gentes de la Segunda República. Tenemos vinos ecológicos muy buenos. En plena crisis, seguimos creciendo. Los envíos de aceite envasado a Japón crecieron un 20%.

-El año de la Constitución, 1978, ocupan la primera finca...

-El 28 de febrero, en Bornos. Con Malefakis y otros historiadores.

-... y realiza su primera huelga de hambre...

-Fue en Marchena, mi pueblo, en solidaridad con 113 mujeres que se habían encerrado en el convento de San Agustín. No las apoyaba nadie y paseando por el claustro del convento decidí esa fórmula de la no violencia. Estuve catorce días sin comer y había tres mil personas apoyando a las mujeres. El gobernador civil militarizó el pueblo.

-Con la fama de goloso que tiene.

-La más larga fue de 35 días en 1980, en Villamartín. Conseguimos que Escuredo y Leopoldo Calvo-Sotelo firmaran el acuerdo para que los parados del campo cobraran cuatro días de trabajo. Hice huelgas de hambre en Washington, ante la Casa Blanca, por el conflicto del Salvador, y junto al árbol de Guernica cuando ETA anunció que podía intervenir en la Expo.

-¿Escuredo le pide asesoría cuando inició su huelga de hambre?

-No. Sí me llamó por el proyecto de reforma agraria.

-¿Cómo lleva la cultura andaluza un ex consejero de Agricultura?

-A la cultura andaluza le falta frescura y le sobra dirigismo.

-¿Es ecológica la sociedad?

-Vivimos una crisis de valores y de ideas. La militancia del sueldo es más fuerte que la ideológica y de los principios. La Administración es más un problema que una solución. Y tenemos más personal que la media europea. Y más ineficaz.

-¿A la izquierda se le paró la hora?

-Tiene el hándicap de que habla muy poco de economía y que sigue viendo como tabúes las palabras empresa y riqueza. Hay una cosa esencial. En aquellos años luchábamos por los derechos, pero nunca olvidábamos los deberes. Hoy nadie habla de los deberes. Empezando por la clase política. No entiendo la razón por la que desde el presidente del Gobierno al último director general no están en su despacho a las ocho de la mañana, que es cuando oficialmente se empieza a trabajar. Yo vengo desayunado de mi casa y no pasa nada.

-¿En vez de fincas hay que ocupar despachos?

-Simbólicamente, quizás sí. La ministra Rosa Aguilar no puede decir que consume productos transgénicos el año de la biodiversidad. El Gobierno presionó a Bruselas para que permita su comercialización. Y luego nos quejamos de las grandes superficies y de los precios.

-¿Campo o ciudad?

-Campo siempre. Tengo una pequeña finca en Los Pedroches. La ciudad no puede vivir sin el campo. Aquí los niños no saben cómo sale una lechuga, de dónde viene la leche o cómo se hace un huevo. El Plan Infoca debería contratar a las cabras, las vacas y las ovejas. La cabaña ganadera en su hábitat es la única forma de frenar los incendios forestales. Se ha sido muy injusto con los hombres y mujeres del campo. Y todavía no se ha inventado nada que permita que el estómago funcione sin alimentos.

Con Emilio Lemos entre Kabul, Yakarta y Calcuta

El Comité Andaluz de Agricultura Ecológica que preside Francisco Casero (Marchena, 1948) tiene sedes en Sevilla, Granada, Almería y Ciudad Real, presencia en casi todas las comunidades autónomas y relaciones comerciales con Perú, Italia, Francia, Suiza y Holanda. Perpendicular a las calles Kabul, Yakarta y Calcuta en Sevilla Este, la oficina central está en la calle Emilio Lemos, un histórico del andalucismo que representó en España la fisiocracia y las ideas de Henry George. Casero ha viajado esta semana a Priego, Los Pedroches y Almonte.  Hoy entrega en su villa natal los Palomos Marcheneros. Dos hijos: Iván, ingeniero de montes, y Zaida, que hizo Ciencias Ambientales. De tal palo... Está al frente de un equipo donde hay ingenieros, veterinarios y biólogos.

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