"Cuando nos miren desde el futuro verán pasotismo"

"Cuando nos miren desde el futuro verán pasotismo"
"Cuando nos miren desde el futuro verán pasotismo"
Charo F. Cotta

30 de agosto 2009 - 01:00

-¿La arquitectura de cada tiempo nos define?

-Sí, la arquitectura de cada tiempo nos define y, es más, yo creo que en cada época hay que hacer la arquitectura moderna, de ese momento.

-Según eso, ¿cómo somos?

-Hoy vemos una arquitectura muy minimalista en las pequeñas dimensiones, que refleja miedo al compromiso. Observe que se emplean mucho los grises y los blancos.

-¿Y en el caso de los grandes proyectos?

-Hay una arquitectura del espectáculo que se caracteriza porque, muchas veces, no respeta el entorno. Precisamente porque lo importante ahí es el espectáculo.

-¿Qué tienen una y otra en común?

-El nivel cultural y las inquietudes del proyectista siempre se reflejan en la obra. Ahora no se hace una arquitectura que la gente pueda comprender y en la que el observador se integre. En general son espacios muy fríos.

-¿Impera la indefinición?

-Creo que el hombre está hoy un poco despistado, es una época muy confusa. Yo la llamo la era del papanatismo, aunque no se si lo puedo decir.

-¿Qué verán de nuestro legado en el futuro?

-Verán pasotismo. Si yo estuviese en el futuro y viese la arquitectura de ahora creo que encima de mi cabeza se formaría un interrogante.

-¿A qué obedece el boom de la arquitectura de autor?

-A que los políticos quieren dejar su impronta antes de marcharse. Normalmente es una arquitectura que cuesta mucho dinero.

-¿Más de lo debido?

-Los costes se suelen desmadrar muy por encima de lo previsto y las construcciones suelen estar fuera de escala. Pero no importa. Muchas veces ni cumplen la función correctamente, sólo hay una preocupación formalista.

-¿Eso no ha ocurrido siempre?

-Antes se hacían edificios bellos en los que era importante la función y los podemos adecuar a nuevos usos. Ahora se hacen edificios que son espectaculares, pero que no cumplen su función correctamente, o están fuera de escala.

-¿Por ejemplo?

-Las llamadas setas de la plaza de la Encarnación, de Sevilla. No sé lo que pensarán los vecinos que se asomen a la plaza. Pero a mí, cuando paso por allí y veo aquello y lo comparo con los edificios de al lado, me parece sobredimensionado.

-¿Hay otros casos?

-En muchos sitios, lo que pasan que son historias muy tristes y no las quiero contar.

-¿Y la polémica Torre Pelli?

-Se ha criticado porque, a juicio de algunos, supone una agresión al patrimonio histórico de Sevilla, pero no creo que ése sea el problema.

-¿Cuál es?

-Creo que también está fuera de escala. No se qué quiere significar ese edificio ahí, tan alto, solitario, como un hito. Lo que no quita que daría trabajo a mucha gente y eso es positivo.

-¿La política también invade la arquitectura?

-También. Cuando arquitecto y político quieren dejar su impronta ninguno mira a los demás.

-Luego la promoción de la arquitectura espectáculo no es altruista…

-Es más bien egoísta. La gente dice que todo funciona hasta que llega un arquitecto.

-¿Y usted qué opina?

-Cuando el arquitecto quiere ser protagonista es un desastre. Hay muchas patologías que se producen en la construcción en la búsqueda de líneas puras.

-¿Patologías?

-Me explicaré con un ejemplo. Lo lógico es que al voladizo de un balcón se le ponga una gotera, o hendidura, para que el agua caiga. Es fea, pero sin ella el agua se acumula y se producen manchas.

-¿Se sacrifican ahora las hendiduras?

-Se sacrifican lógicas constructivas en beneficio del formalismo: preocupa que la cosa quede bien, aunque no funcione.

-¿Con qué consecuencias?

-Hay edificios públicos en los se han hecho grandes inversiones y al pasar unos años parece viejos. En cambio otros edificios con cien años se mantienen mejor.

-¿Qué ha aprendido en sus años de perito forense?

-¡Si le digo cómo la gente miente! No existe ni remordimiento. Llega un momento en que no te lo crees.

-¿En su oficio hay pérdida de valores?

-La pérdida de valores está en todas las direcciones y en todos los espacios. Antes en los arquitectos se valoraba la formación humanística, además de la técnica. El oficio de arquitecto es muy complicado.

-¿El arquitecto tiene algo de sociólogo?

-Hay que saber cómo vive la gente, cómo se comporta, que relaciones suele tener y cómo es la familia. Eso es algo que tienes que tener presente hasta cuando diseñas una cocina.

-¿Qué filosofía conviene a nuestra época?

-La de la austeridad, en el sentido de que hay que meditar lo que estamos haciendo. No es lógico que se construyan edificios acristaladísimos en un clima como el nuestro.

-¿Para no derrochar energía?

-Se trata de optimizar los recursos al máximo para evitar esfuerzos e inversiones desproporcionados. Esta optimización y austeridad debe ser extensiva a toda la sociedad.

-¿Habrá un antes y un después de la crisis?

-Hemos vivido en una nube que ahora se desinfla. Esto obliga a una reflexión de todos. Hay que volver a la realidad, bajar a la tierra.

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