María Méndez Santos | Lingüista, investigadora y docente
"El rechazo a acentos diferentes se da por discriminación o por ignorancia"
Paula Ribó. Alergóloga
Alergóloga, doctora en Medicina y divulgadora científica, Paula Ribó trabaja desde hace siete años en el Hospital Clínic de Barcelona. En 2020 abrió su propia consulta de alergología en Granollers. Autora de Alergia, la nueva epidemia (Alienta), compagina su labor asistencial e investigadora con la divulgación en redes sociales, donde comparte información y consejos prácticos para pacientes con alergia, cuya cifra está en aumento.
-¿Es la alergia a la nueva epidemia?
-Tenemos un problema grave porque, a día de hoy, una de cada cuatro personas es alérgica y se estima que, en 2050, el 50% de la población lo sea.
-¿Por qué este 'boom'?
-Las causas no se acaban de conocer del todo. Creo que es un conjunto de múltiples factores. Existen teorías, la de la higiene, por ejemplo; a día de hoy nos lavamos mucho más, dejamos la barrera cutánea más desprotegida y los alérgenos pueden entrar más fácilmente por nuestra piel. Hay otras teorías con respecto a la alimentación, puesto que ya no comemos lo mismo que nuestros abuelos ni nuestros padres, y eso no está ayudando. También tenemos una predisposición genética a ser alérgicos que nos viene de nuestros progenitores: si los dos son alérgicos, tendremos más facilidad para ser alérgicos, pero no sabemos bien a qué, pues no tiene por qué coincidir con la de nuestros padres. Esa carga genética también puede estar modificada por lo que llamamos epigenética, que es que todo lo de nuestro alrededor puede estar influyendo en estos genes: alimentación, contaminación, cambio climático, estilo de vida... Supongo que esos múltiples factores pueden estar influyendo en el crecimiento de las alergias.
-¿Se banaliza el término alergia?
-En ocasiones sí, por desgracia. El motivo de escribir este libro era basar un poco los conceptos claros de qué es la alergia, qué no es alergia y qué es la intolerancia, Y por desgracia está como "de moda" la alergia. Muchas veces los pacientes llegan a la consulta y te dicen es que tengo alergia. No todo lo que parece es alergia. La clave es el diagnóstico, saber si eres alérgico o no y a qué, porque la primera norma es evitar el alérgeno. Como a veces no se habla con propiedad, se puede utilizar la palabra alergia para cosas que a lo mejor no lo son, y cuando lo es de verdad se crea un poco de duda. Eso nos ocurre mucho en restauración, con la alergia a alimentos, y pueden ocurrir desgracias.
-¿Por qué aparecen las alergias? ¿Pueden hacerlo a cualquier edad?
-Las alergias van a aparecer cuando quieran porque si tenemos genes con esa predisposición van a aparecer a cualquier edad. Sí que es verdad que hay algunas que son más frecuentes de la primera infancia y otras en la edad adulta. Existe un término que es la marcha atópica, que es como la evolución natural del paciente alérgico: empiezan con alergias alimentarias, sobre todo leche y huevo, incluso con una dermatitis atópica que puede ir mejorando a lo largo de la vida, y en la edad adulta aparecer la alergia respiratoria. Pero no todos los pacientes siguen este curso. Insisto, puede aparecer en cualquier edad, los alergólogos vemos de pacientes de 0 a 100 años.
-¿La alimentación de las futuras mamás influye en el posible desarrollo de las alergias del bebé?
-Existen algunos estudios que demuestran que quizás determinados alimentos pueden beneficiar, pero no está del todo clara la relación. En las embarazadas, vale la pena insistir en hacer una vida sana, con una alimentación variada, y no evitar ningún tipo de alimento más alergénico, además de utilizar el tratamiento adecuado, porque las embarazadas se pueden tratar de su alergia, incluso con vacunas si eso permite el control de la enfermedad. Lo que tenemos que hacer es tener a la mamá controlada para que el bebé no sufra. Pero no existe una dieta ideal para evitar las alergias. Luego, sí se ha visto que la lactancia materna puede hacer de efecto protector para el desarrollo de las alergias, al igual que la alimentación complementaria: la introducción de los alimentos más alergénicos a partir de los 6 meses de forma controlada se ha visto que puede ser beneficioso.
-¿Cuándo hay que ir al alergólogo?
-Yo siempre digo que si no miramos listas de espera, si pudiéramos ir cuando nos diera la gana al alergólogo, se debería ir siempre que sospeches que una alergia te está dando problemas, porque hay que identificarla para poder tomar las medidas de precaución.
-A menudo también se confunden intolerancias con alergias.
-Sí, y eso sí que es más grave, porque las consecuencias pueden ser importantes, ya que una intolerancia es molesta pero uno no puede morir de una intolerancia; de una alergia sí. La alergia no deja de ser un defecto en nuestro sistema inmunológico y una reacción exagerada a algo que en teoría no nos tendría que dar problemas. En cambio, la intolerancia es un defecto en el metabolismo, nos falta alguna enzima; por ejemplo, para la leche nos falta la lactasa, que es la encargada de destruir la lactosa, que es un azúcar. Al no poder destruirla bien en el sistema digestivo da problemas más o menos graves, más o menos molestos, pero nunca podríamos morir de una intolerancia. Por eso es importante separar muy bien los conceptos.
-Estamos viviendo también un auge de las alergias alimentarias. ¿Somos conscientes realmente del riesgo que supone?
-Creo que no y ése es el problema, que no hay conciencia hasta que no tienes a alguien muy cercano que realmente es muy alérgico de lo preocupante o lo grave que es y lo que afecta a su calidad de vida. Muchos pacientes no se atreven a ir a comer fuera de casa por miedo. Hace unos meses murió una chica alérgica por una contaminación cruzada porque, en vez de una bebida vegetal, le pusieron una leche sin lactosa. A día de hoy se estima que el 3% de la población es alérgica a algún alimento.
-¿Es posible acabar con las alergias?
-El término de curación no es del todo correcto. Tenemos que hablar es de control de la enfermedad. Si hablamos de alergias respiratorias evidentemente existen tratamientos y vacunas. Con los alimentos, evidentemente evitarlos es lo más importante. Pero en casos extremos, como por ejemplo leche y huevo de primeras infancias que no se llegan a superar por si solas (porque son de las pocas que sí que se podrían superar), se plantean procedimientos que se llaman de sensibilización para conseguir cierta tolerancia con dosis progresivas. Para ello seleccionan muy bien al paciente, ya que no todo el mundo es candidato. Si hablamos de alergia a medicamentos también tendríamos esa opción. Son procedimientos que ayudan a sobrellevar las alergias y controlarlas, pero hablar de curación no sería estrictamente correcto.
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