"El yoga se ha convertido en un culto al cuerpo"
-Su primer centro de yoga lo abre en 1971, con Franco, Carrero. ¿Un riesgo?
-Era una cosa peligrosa. No había libros, que teníamos que pedirlos a Argentina, México y Francia. Algunos movimientos religiosos nos miraban con desdén, con desprecio.
-Ahora el yoga se vive casi como una religión.
-Hoy dan yoga en todas partes. En las parroquias, en los ayuntamientos, en los gimnasios. Modalidades como el Vicram-Yoga o 40 grados, un tipo de yoga que inventó un indio, Vicram, y se puso de moda en América. Un culto al cuerpo, lo de siempre, y a cuarenta grados. Tan peligroso como hacer footing por el parque de María Luisa en agosto a las tres de la tarde.
-Carteles en la calle: Crecimiento Personal. Pensamiento Positivo y Meditación. Claves para ser Feliz.
-Sí. Hay una inflación.
-Ha escrito más de cien libros...
-Doscientos veintitantos. No tiene mérito. Empecé a escribir con quince años y a publicar con 18. Soy muy disciplinado escribiendo.
-Ha ido más de cien veces a la India...
-Lo he contado en el libro 100 viajes al corazón de la India.
-¿Y vivirá más de cien años siendo "vegetariano por motivos éticos"?
-El objeto del yoga no es la longevidad. No se trata de sumar años a la vida, sino vida a los años.
-¿Aboga por la transformación interior porque la exterior, cambiar el mundo, está descartada?
-Si el ser humano no se cambia a sí mismo, seguiremos siendo desdichados, desgraciados, seguiremos en la ofuscación, la avaricia y el odio, haciéndonos la vida más difícil a nosotros mismos y a los demás. Generando desigualdades y corrupción. Como no cambie la mente humana, lo que sale de la mente humana no va a cambiar porque la sociedad es una suma de mentes humanas.
-¿Muchos jóvenes han imitado su viaje a la India?
-Van buscando a los personajes de dos de mis novelas, El Fakir, que lleva diez ediciones, y El Yogui. No son reales, son arquetipos.
-¿Cómo vive la Semana Santa un biógrafo de Buda?
-Para Buda el refugio es uno mismo, no hay que acudir a fuerzas exteriores. Yo creo que la Semana Santa, una ocasión para encontrarse con uno mismo y con Dios o el regente divino, se ha desvirtuado en fiesta y en diversión.
-¿Cómo llega al yoga?
-Lo cuento en la Autobiografía, mi último libro. Tuve la gran fortuna de tener una madre muy espiritual y gran poeta. Muy interesada por Oriente y por la Biblia. Fue decisiva en mi formación oriental, espiritual y literaria.
-¿Eclipsó a su padre?
-Me llamo Ramiro por él. Fue un hombre que se hizo a sí mismo. Muy joven, se fue a la vendimia a Francia. Cuando volvió a su pueblo de Burgos, Gumiel de Izán, en la guerra habían fusilado a su padre y a su hermano. En Madrid se buscó la vida, aprendió a leer él solo con un diccionario, fundó una empresa inmobiliaria, Exclusivas Ramiro, y creó la figura del agente de propiedad inmobiliaria. En su biblioteca encontré de niño unos libros de pensamiento positivo escritos por el francés Paul Jagot.
-¿Hay eremitas y anacoretas?
-En la India están en montañas y en la jungla. Y hay tres millones de los llamados sadus, que han renunciado a todo para dedicarse a la vida espiritual, algunos con puestos muy importantes en la empresa, la política o el comercio.
-¿Optan por la clausura?
-Son monjes errantes que van de un sitio a otro. Sus reglas establecen que no deben pasar más de tres noches en el mismo lugar.
-Dice que es cazador de santos. ¿Ratzinger lo es?
-Cuando era cardenal, se dedicó a desprestigiar, a frenar mejor todos estos movimientos espirituales que no eran vaticanistas, eclesiásticos. Publicó algunos escritos que nos afectaron mucho, alertando de estos movimientos orientalizantes. Y ahora se está diciendo que se va a retirar a hacer meditación.
-¿El Papa más cercano?
-Juan XXIII. El padre Arrupe, cuando fue general de los jesuitas, hacía meditación zen. Los jesuitas de la India, que son miles, lo practican y muchos benedictinos lo han incorporado a su vida espiritual.
-Está vivo de milagro...
-A mi compañera le dijeron los médicos que me quedaban cuatro horas de vida. Fue en Sri Lanka, después de tomar té con leche de vaca sin hervir en una meditación de alta montaña. Cogí una bacteria que se aloja en el tronco del cerebro y lo inunda, malogra todo el sistema nervioso y tiene un alto índice de mortalidad y morbilidad. Hice de detective de mí mismo para ir conociendo todo el proceso y lo conté en el libro En el límite. Estuve tres días en coma, un mes en la UCI y volví a hacer yoga como nunca.
-¿El yoga es deporte?
-No creo. Me gustan más los deportes de practicar que los de observar.
-¿Conoce el nombre de algún futbolista?
-Te digo uno, verás por qué. Un día vino al centro de yoga Emilio Butragueño cuando era una superestrella, cuando era el Buitre. Estuvo mucho tiempo con nosotros y nos sigue mandando gente. Tenía muchísimo estrés y presión. Hablamos mucho. Yo no sabía que a mitad del juego se cambia de portería.
-El miedo escénico...
-Ir con él por la calle era espectacular. Era el ídolo de los niños y de las madres. También ha venido Guti.
-Twitter, Facebook, el whatsapp. ¿Terapia o sucedáneo del antiguo rosario, de rezo coral?
-Mucha gente se encuentra, es verdad, pero por otro lado se da la dispersión, la evasión. Y por esa vía lo único que hay es soledad, agujeros psicológicos, vacío existencial.
-¿Su próximo viaje a la India?
-Tenía el billete, pero los médicos me lo desaconsejaron. Cuando me recuperé, iba a ir y me invitaron a un congreso de yoga en Guayaquil y no conocía ese otro lado del mundo. Tengo tan incorporada la India a mi cerebro, a mi corazón, que es como si viviera allí.
-Ha publicado guías de viaje turístico-espiritual. ¿No son incompatibles?
-Pero en esas guías hago énfasis en los lugares sagrados. Guías de la India, de Nepal y Sri Lanka.
-¿Cuándo empezó con el yoga?
-Con quince años. Y después a psicoanalizarme.
-¿Hizo la mili?
-Aproveché para hacer una encuesta psicológica a todos los soldados.
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