España

Cataluña, en un mundo de pigmeos

  • La independencia causaría consecuencias económicas muy graves en España y catastróficas en Cataluña

Infografía sobre el 'divorcio' económico de Cataluña

Infografía sobre el 'divorcio' económico de Cataluña

En Economía, el tamaño importa. Un país de tamaño grande cuenta con un gran mercado en el que le resulta rentable producir a las empresas industriales, porque pueden alcanzar una escala mínima eficiente y obtener beneficios.

La Historia, que tanto importa a los nacionalismos, ofrece multitud de ejemplos. Cuando la Revolución Industrial despega en España en el siglo XIX, nuestra economía era pequeña y pobre. La única manera de proteger a la industria de la competencia extranjera para que no desapareciera, fue a través de la imposición de aranceles muy elevados para encarecer los productos importados del extranjero. Tanto para el textil fabricado en Cataluña como para el hierro del País Vasco, se establecieron elevadas protecciones.

En economía el tamaño importa y una Cataluña separada sería más pequeña que Finlandia

La creación de la UE, con libertad de movimiento de mercancías, ha reducido el valor del tamaño interno del mercado. Sin embargo, tanto el PIB de un país, como su renta por habitante, siguen siendo las variables más relevantes para medir el peso en el mundo y las posibilidades económicas con las que los países cuentan para proyectarse internacionalmente, tener peso e influencia, y recursos para esa proyección internacional. Durante los años que he vivido fuera y lejos de España, una de las cosas que -con pena- constaté, era la muy escasa proyección internacional de nuestro país. Y si ésta era escasa, la de las comunidades autónomas era, simplemente, inexistente.

En el cuadro podemos ver la situación en la que se encuentran España y Cataluña, en términos de PIB y de PIB por habitante, tanto en la situación actual como en una hipotética separación. España es un mercado de casi 1,1 billones, el cuarto de la zona euro y en fuerte expansión. Una Cataluña independiente apenas tendría un tamaño mayor que el de Portugal e inferior al de Finlandia, un país de poco más de 5 millones de habitantes. Aun cuando nuestro país perdería peso respecto de otros, todavía seguiría siendo una potencia intermedia a nivel internacional. Cataluña, por el contrario, pasaría a la insignificancia.

En términos de PIB por habitante, no se experimentarían grandes variaciones, aunque España bajaría algo su posición y Cataluña se encontraría algo por encima. Se daría la paradoja de que, al tener una Cataluña independiente una renta por habitante superior a la media comunitaria, se convertiría en un contribuyente neto. No sabemos si, en esa situación, también afirmarían que la UE nos roba, no ya España. Perdónenme el sarcasmo.

España perdería peso, pero seguiría siendo una potencia media a nivel internacional

En todo caso, si los independentistas fuerzan la separación, las consecuencias económicas para España serían muy graves y, para Cataluña, catastróficas. La deuda propia que la Generalitat ha ido acumulando -fruto de una gestión irresponsable- más el 19% (igual al peso del PIB en España) que le correspondería de la deuda del Estado, sumaría un 115% del PIB de Cataluña. Esto provocaría, durante muchos años, políticas de austeridad para ir reduciéndola y en peores condiciones que ahora. De hecho, el bono catalán que se cotiza en el mercado secundario, rentaba un 1,06% en el mes de mayo; hoy, como consecuencia de ventas masivas, su rentabilidad se eleva al 2,45%. ¿Qué dirían en ese escenario de austeridad extrema las fuerzas contra el sistema -anarquistas y neocomunistas- que hacen hoy el trabajo sucio a la Generalitat y que apoyan a su Gobierno?

Además, fuera del euro, no tendrían derecho a solicitar ayuda al BCE, ni para que comprase deuda pública de Cataluña, ni para ofrecer liquidez al sistema bancario. Los bancos con sede en Cataluña tendrían que desplazar sus sedes a España y financiarse con los recursos que tuviesen fuera de Cataluña.

Pero incluso si decidieran voluntariamente salir del euro, creando su propia moneda, no lo tendrían fácil. Se verían obligados, inicialmente, a establecer un tipo de cambio muy elevado (esto es, una moneda muy depreciada) para que la economía ganara competitividad. La inflación se aceleraría y los sueldos no crecerían tan rápidamente, empobreciendo a toda la población.

La parte de la burguesía catalana que apoya a la antigua Convergencia, está cometiendo el mayor error de su historia. Van a empobrecer al país, van a desaparecer muchas empresas y otras van a moverse a otros territorios. Y los radicales de izquierda que realizan el trabajo en las calles, constatarán, como la Historia nos enseña, que todo ha cambiado, nada es diferente.

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