Copenhague rinde homenaje a la ya centenaria Sirenita
El monumento de la Sirenita de Andersen fue regalo de un cervecero a la capital danesa
Tiene ya 100 años, pero se conserva estupendamente, aunque alguna vez la hayan decapitado o mutilado alguno de sus brazos. En la inmaculada capital de Copenhague hay cientos de rincones con encanto, pero el monumento de la Sirenita sigue siendo el lugar más conocido y visitado de toda Dinamarca. La urbe danesa ha celebrado en este fin de semana una fiesta popular para celebrar esos cien años de la estatua (de poco más de un metro de altura) inspirada en el cuento de Hans Christian Andersen.
Hace un siglo que la escultura de bronce fue colocada en el puerto de Langelinie, un regalo del cervecero Carl Jacobsen y que en la actualidad protagoniza las fotos de un millón de visitantes cada año. El empresario encargó la estatua al escultor Edvard Eriksen tras haber visto un desgarrado ballet sobre el cuento de su paisano Andersen. La negativa de la bailarina Ellen Price, que entonces hacía el papel, a posar desnuda obligó a Eriksen a usar a su esposa como modelo. Es una estatua de aire melancólico, según el dramático relato cuyo final se aleja de la popular versión animada de Disney. El monumento fue volado una vez con explosivos, ha sido decapitado tres veces, ha aparecido pintarrajeado en numerosas ocasiones y ha amanecido con vestimentas imposibles, incluidas camisetas futboleras.
La Sirenita lucía ayer más feliz que nunca, mientras en otros países, en ciudades como Amsterdam o Roma, se sumaban a ese refrescante homenaje.
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