La historia del atracador abatido en el supermercado

Decenas de antecedentes a pesar de su juventud

Un atracador muere por disparos de la Policía en un supermercado de Sevilla

Un atracador muere por disparos de la Policía en un supermercado de Sevilla / José Ángel García

Juan José V. G., el joven de 35 años que murió abatido por los disparos de los agentes en el atraco al supermercado Cashfresh de Amate, acumulaba decenas de detenciones y pasó largas temporadas en prisión. Era conocido como el Demonio, apodo que daba nombre a la banda, aunque en realidad a él se le conocía como Guajito y heredó el mote del Demonio de su hermano Daniel, muerto en prisión hace muchos años.

Su padre también es un veterano delincuente, con un amplio historial delictivo, miembro de una banda que cometió más de veinte atracos en dos meses, sobre todo en gasolineras.

Los hermanos fundaron una de las bandas de delincuentes más peligrosas y activas en la historia reciente de Sevilla. Algunos de sus miembros murieron como Guajito, tiroteados en algún enfrentamiento con la Policía, otros lo hicieron en prisión, muchos cayeron en la droga y otros se pasaron a traficar con ella. Alguno dio el salto al crimen organizado.

El golpe más sonado de la banda del Demonio fue el asalto al centro de menores Los Alcores, en Carmona. Sucedió a las dos y media de la madrugada del 20 de noviembre de 2001.

Dos asaltantes entraron en el reformatorio armados con una pistola y una escopeta de caza. Saltaron la verja del centro y encañonaron a los vigilantes de seguridad y cuidadores del mismo. Querían rescatar a un amigo suyo que estaba internado en el reformatorio, pero de paso liberaron también a otros 17 menores, algunos de ellos involucrados en homicidios (uno de los que escapó había sido detenido por un crimen en Jaén) y otros delitos de sangre.

Todos se marcharon en los coches de los empleados. Cuatro fueron detenidos antes de que amanecieran porque estrellaron el vehículo en el que se dieron a la fuga. El accidente despertó a unos vecinos de Carmona, que avisaron a la Policía Local de este pueblo de la Campiña sevillana, y los arrestó poco después.

En el centro había en ese momento 25 menores. Siete rechazaron la oferta de los libertadores. Un mes después del asalto fueron detenidos como responsables del mismo dos delincuentes habituales de Los Pajaritos, a los que se conocía por los apodos del Pimiento y del Huevo. Los dos terminaron siendo absueltos por falta de pruebas.

El 13 de agosto de 2002 se produjo un suceso que causó una verdadera conmoción en Los Pajaritos. Cuatro atracadores irrumpieron armados en un estanco de Amate. Lo hicieron en el peor momento: cuando unos guardias civiles estaban realizando una inspección fiscal del negocio.

Los atracadores consumaron el robo sin saber que los clientes del estanco no eran tal, sino agentes de paisano. Sustrajeron dinero y tabaco armados con machetes y cuchillos y un revólver de fogueo, y se dieron a la fuga en sendas motos.

Los guardias civiles se identificaron y persiguieron a los atracadores. Uno de ellos, Marcos Ríos, de 18 años, se giró en la moto y comenzó a abrir fuego con su arma, aunque era de fogueo. Uno de los agentes respondió disparando su pistola reglamentaria y alcanzó dos veces al delincuente. Un tiro le dio en la pierna y el otro en la cabeza. La muerte de Marcos generó un estallido de violencia callejera nunca vista en Sevilla.

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