La Banda del Demonio en seis episodios
El atracador abatido por la Policía en Amate fundó una de las bandas más peligrosas y activas de las dos últimas décadas en Sevilla
La muerte de Juan José V. G, abatido a tiros por la Policía Local cuando atracaba un supermercado del barrio de los Contadores, supone el último coletazo de la banda del Demonio, un legendario grupo de atracadores juveniles surgido del barrio de Los Pajaritos y que protagonizó numerosos asaltos con armas de fuego, algunos de ellos muy espectaculares, en la Sevilla de finales de los noventa y los primeros dosmil.
Muchos de sus miembros se iniciaron en la delincuencia siendo menores de edad, algunos de ellos con doce años. Juan José V. G., de 35 años, acumulaba decenas de detenciones y pasó largas temporadas en prisión. Era conocido como el Demonio, apodo que daba nombre a la banda, aunque en realidad a él se le conocía como Guajito y heredó el mote del Demonio de su hermano Daniel, muerto en prisión hace muchos años. Su padre también es un veterano delincuente, con un amplio historial delictivo, miembro de una banda que cometió más de veinte atracos en dos meses, sobre todo en gasolineras.
Los hermanos fundaron una de las bandas de delincuentes más peligrosas y activas en la historia reciente de Sevilla. Algunos de sus miembros murieron como Guajito, tiroteados en algún enfrentamiento con la Policía, otros lo hicieron en prisión, muchos cayeron en la droga y otros se pasaron a traficar con ella. Alguno dio el salto al crimen organizado. Lo que viene a continuación es un repaso a la historia de la banda a través de sus episodios más conocidos.
El asalto al reformatorio
El golpe más sonado de la banda del Demonio fue el asalto al centro de menores Los Alcores, en Carmona. Sucedió a las dos y media de la madrugada del 20 de noviembre de 2001. Dos asaltantes entraron en el reformatorio armados con una pistola y una escopeta de caza. Saltaron la verja del centro y encañonaron a los vigilantes de seguridad y cuidadores del mismo. Querían rescatar a un amigo suyo que estaba internado en el reformatorio, pero de paso liberaron también a otros 17 menores, algunos de ellos involucrados en homicidios (uno de los que escapó había sido detenido por un crimen en Jaén) y otros delitos de sangre.
Todos se marcharon en los coches de los empleados. Cuatro fueron detenidos antes de que amanecieran porque estrellaron el vehículo en el que se dieron a la fuga. El accidente despertó a unos vecinos de Carmona, que avisaron a la Policía Local de este pueblo de la Campiña sevillana, y los arrestó poco después. En el centro había en ese momento 25 menores. Siete rechazaron la oferta de los libertadores.
Un mes después del asalto fueron detenidos como responsables del mismo dos delincuentes habituales de Los Pajaritos, a los que se conocía por los apodos del Pimiento y del Huevo. Los dos terminaron siendo absueltos por falta de pruebas.
Tiroteo mortal en el estanco
El 13 de agosto de 2002 se produjo un suceso que causó una verdadera conmoción en Los Pajaritos. Cuatro atracadores irrumpieron armados en un estanco de Amate. Lo hicieron en el peor momento: cuando unos guardias civiles estaban realizando una inspección fiscal del negocio. Los atracadores consumaron el robo sin saber que los clientes del estanco no eran tal, sino agentes de paisano. Sustrajeron dinero y tabaco armados con machetes y cuchillos y un revólver de fogueo, y se dieron a la fuga en sendas motos.
Los guardias civiles se identificaron y persiguieron a los atracadores. Uno de ellos, Marcos Ríos, de 18 años, se giró en la moto y comenzó a abrir fuego con su arma. Era de fogueo pero seguramente pensó que al menos serviría para que los guardias se pararan. Todo lo contrario. Uno de los agentes respondió disparando su pistola reglamentaria y alcanzó dos veces al delincuente. Un tiro le dio en la pierna y el otro en la cabeza.
La muerte de Marcos generó un estallido de violencia callejera nunca vista en Sevilla. Durante varias noches ardieron coches, contenedores de basura y también se asaltaron sucursales bancarias, en protesta por la muerte del delincuente. Durante varias noches se vivieron batallas campales en Los Pajaritos, donde jóvenes sin nada que hacer durante el día, sin oficio ni beneficio conocidos, sin futuro y sin esperanza, que se pasaban todo el día colocados, salían cada noche a destrozar el mobiliario urbano y a pegarse con la Policía porque un guardia civil había matado a uno de los suyos.
La Policía detendría después al resto de atracadores, uno de los cuales era menor de edad. Los dos mayores eran el que pilotaba la moto en la que iba Marcos y que había sido uno de los fugados del reformatorio de Carmona. Sería condenado a tres años y medio de cárcel. Al otro mayor de edad le cayeron cuatro años y tres meses y que fue reconocido por sus michelines.
Atraco de película en el Guadalpark
La madrugada del 9 de agosto de 2004, cinco atracadores irrumpieron en el parque acuático de Sevilla armados con una pistola y cuchillos de grandes dimensiones. Maniataron y amordazaron al vigilante y se llevaron una caja fuerte que contenía 120.000 euros y varias cajas de helados. Huyeron en una furgoneta robada. La Policía detuvo días después a cinco jóvenes, entre ellos Guajito, que tenía entonces 19 años.
Dos de los sospechosos eran menores de edad. La detención de Juan José V .G. fue bastante llamativa, pues el joven huyó saltando con gran agilidad desde un segundo piso, a través del aire acondicionado de su vivienda, hacia la planta de arriba del edificio. Fue arrestado por el Grupo de Operaciones Especiales (GOES) de la Policía Nacional, en medio de una gran expectación que congregó a decenas de vecinos de Los Pajaritos en torno a la vivienda del sospechoso.
En uno de los registros domiciliarios se encontraron varios objetos relacionados con el robo en el Guadalpark, incluida la furgoneta utilizada en el mismo, así como otros efectos procedentes de otros asaltos. Los acusados serían absueltos poco más de un año después, al considerar que el vigilante del recinto incurrió en numerosas contradicciones y errores.
Un brutal asesinato machista
Uno de los miembros históricos de la banda, Enrique R. G., conocido como el Peluca, mató a su novia de un tiro en la frente. Lo hizo mientras la víctima sostenía al bebé de ambos, de un año de edad, en el domicilio familiar, un pequeño piso de la calle Mirlo. Ocurrió en diciembre de 2005. Declaró después que estaba limpiando un revólver para cometer un atraco el día siguiente, y el arma se le disparó de manera accidental.
Sin embargo, el informe de balística de la Policía Nacional desmontó esa versión, pues el tiro se hizo a bocajarro. El propio asesino llevó a la víctima al Hospital Virgen del Rocío, mientras una vecina se hacía cargo del pequeño. El Peluca sería detenido esa misma noche. Fue condenado a 20 años y seis meses.
Un palo de 80.000 euros
Juan José V. G. volvería a ser detenido en octubre de 2007, semanas después de un golpe de 80.000 euros cometido en la avenida Alcalde Luis Uruñuela, en Sevilla Este. Era su trigésimo cuarto arresto. Se le imputaba su participación en el robo con violencia a un recaudador que trabajaba con varias franquicias de bares y restaurantes, entre otras la cadena de cervecerías Gambrinus. El golpe se produjo a mediodía del 17 de septiembre de ese mismo año.
Según la acusación, el Demonio y su cómplice pusieron en práctica un plan preconcebido para obligar a la víctima a detenerse en un paso de peatones. Para ello, situaron la moto en la que se desplazaban cerca del paso de cebra y uno de ellos obligó al recaudador a detener su vehículo. En ese momento, uno de los delincuentes abrió la puerta del coche y forcejeó con el ocupante lo justo para distraerlo mientras el otro abrió violentamente la puerta del conductor, al que descargó un golpe, para inmovilizarlo a continuación.
Uno de ellos se hizo con las llaves del vehículo y ambos se dirigieron al maletero, donde se apoderaron de una mochila en la que su víctima iba guardando la recaudación de los establecimientos que visitaba. Acto seguido, huyeron a bordo de la moto, mientras que el agredido tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario para recibir asistencia médica de urgencia. Según la denuncia que presentaría después, los delincuentes se apoderaron de 80.000 euros.
La última detención
Juan José V. G. fue arrestado por última vez el pasado 17 de febrero. Lo detuvo el Grupo de Atracos por su presunta participación en un secuestro ocurrido en Los Pajaritos en noviembre de 2020. Fue arrestado con otras cinco personas, que formaban parte de la banda de los Zíngaros, una organización familiar dedicada al tráfico de drogas en este barrio.
El secuestro se produjo la madrugada del 5 de noviembre. Sobre las cuatro de aquella noche, una mujer llamó al 091 alertando de que se habían llevado a su pareja. Según su relato, la mujer estaba paseando con su compañero sentimental cuando dos desconocidos los abordaron con un arma blanca y los acuchillaron. Ambos se llevaron al hombre al interior de un bloque de la calle Candelón, mientras que ella logró huir y llamar a la Policía.
Un patrullero llegó al lugar y encontró a la mujer sangrando en el suelo, con múltiples heridas por todo el cuerpo. Después de atender a la víctima, y ante el peligro de muerte en que podía estar su pareja, los agentes accedieron al bloque donde supuestamente mantenían al hombre retenido.
En el interior del portal, los policías encontraron restos de sangre e indicios compatibles con el arrastre de una persona. Subieron hasta la primera planta, donde desde una de las ventanas del rellano observaron en el interior de una de las viviendas a un hombre maniatado y con restos de sangre en la cara. Los policías avisaron a los Bomberos, para que pudieran abrir la puerta del piso. Una vez dentro, los agentes comprobaron que los autores habían huido momentos antes a través de una de las ventanas, que comunicaba con un patio interior.
Una vez liberado el rehén, las víctimas fueron asistidas y trasladadas al hospital, donde la mujer tuvo que ser ingresada por las lesiones que presentaba. Tras varios meses de gestiones y pesquisas, los agentes consiguieron localizar a los presuntos autores del rapto. Juan José V. G. fue enviado a prisión provisional, de dónde salió tras pasar unos meses. Tras recuperar su libertad, llegó un nuevo atraco y la tarde fatídica del 23 de julio de 2021.
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