Condena de dos años a la madre que dejó a su hija autista sola en un piso que se incendió
La mujer, que no entrará en prisión, no podrá acercarse a su hija ni comunicarse con ella los próximos tres años
La vivienda estaba en un "estado deplorable" y en ella había drogas
Un juzgado de Sevilla ha impuesto una condena de dos años de prisión a una mujer de 26 años que dejó a su hija autista sola en su casa. La menor tenía cuatro años en el momento en el que ocurrieron los hechos, a primera hora de la tarde del 18 de marzo de 2023. En el piso se declaró un incendio y la niña resultó herida grave, con el 47% de su superficie corporal quemada. La madre aceptó la pena de dos años y no fue necesario que se siguiera adelante con el juicio. A cambio de ello, la mujer no ingresará en prisión al haberse acordado la suspensión de la ejecución de la condena, condicionada siempre a que no vuelva a delinquir en los próximos cuatro años y a que no se acerque a su hija en este periodo.
La juez del juzgado de lo Penal número 13 de Sevilla también le impone una inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad durante cuatro años, así como la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de la niña, su domicilio, centro escolar o cualquier lugar en el que se encuentre. Tampoco podrá comunicarse con ella en un plazo de tres años. La menor tiene ahora seis años. El caso llegó a ser archivado en un primer momento por el juzgado de instrucción número 14, pero fue reabierto tras el recurso presentado por el abogado de la familia del padre, Javier Jaenes, del bufete Montelirio.
La sentencia del juzgado de lo Penal declara probado que el 18 de marzo de 2023, sobre las tres menos cuarto de la tarde, la menor se encontraba sola en la habitación de un piso de la calle Samaniego en la que residía su madre. En ella se declaró un incendio por causas no determinadas. La niña tiene diagnosticado un trastorno del espectro autista y se encontraba pasando unos días con su madre, que tenía un régimen de visitas consensuado con su ex pareja y padre de la menor. Como consecuencia del fuego, la pequeña sufrió quemaduras de tercer grado en el 47% de su superficie corporal, abarcando manos, pies, espalda completa, cuello, cara y glúteo.
Según la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, la acusada, "a sabiendas de la edad y demás circunstancias de su hija y con ánimo de no cumplir con sus deberes familiares, por causas no justificadas, no se encontraba en la citada vivienda desde un tiempo antes no determinado". Además, el piso presentaba en el momento de los hechos unas "condiciones deficientes de salubridad e higiene, con el mobiliario destrozado, colchones tirados en el suelo en contacto con la suciedad de la vivienda, botellas de alcohol, bolsas llenas de basura, restos de estupefacientes y utensilios para su consumo, ropa desordenada y sucia tirada por el suelo".
La madre dejó a la niña sola en su habitación, pero en el piso había otra persona, consumidor habitual de estupefacientes, que fue precisamente quien salvó la vida de la pequeña. Este hombre acababa de salir por su propio pie del piso cuando se dio cuenta de que la menor podía estar dentro y entró a por ella. Se desconoce cómo se inició el fuego, pero sí se sabe que tres días antes la madre había sorprendido a la niña quemando un colchón con un mechero. A pesar de ello, se ausentó durante unas horas dejándola sola.
La Policía Nacional encontró en la vivienda un paquete con 36,20 gramos de hachís, entre otras sustancias que podrían ser estupefacientes y de corte, así como una báscula de precisión para el pesaje de drogas y una trituradora con restos de hojas de marihuana. Igualmente, en el atestado, la Policía hizo una descripción de la vivienda, que se encontraba en "un deplorable estado de conservación, sin reunir los requisitos mínimos de salubridad e higiene, así como de organización indispensables para el desarrollo normal de la vida cotidiana". Todo esto lo argumentó el abogado Javier Jaenes en su recurso, que motivó la reapertura del caso, archivado en un primer momento.
"Lo que realmente debiera investigarse aquí, y por tanto depurar responsabilidades, es que la madre conocía y sabía que una menor de cuatro años de edad con autismo severo, encontrándose en soledad, tendría acceso a las citadas sustancias estupefacientes y útiles que se encontraron en la vivienda, o bien autolesionarse por el resto de elementos que existían", apuntaba el recurso de Jaenes. El letrado recordaba que "el deber de cuidado de un progenitor lo es durante las 24 horas del día" cuando la menor se encuentre con él.
"Dicho abandono temporal de la menor trajo como consecuencia que sufriera quemaduras de gravedad de tercer grado en el 47% de su superficie corporal y su posterior ingreso hospitalario en el Virgen del Rocío durante meses y de cuyas lesiones sigue recuperándose a día de la fecha y con las importantes secuelas que tendrá de por vida", concluía el recurso. La menor vive actualmente con su abuela materna.
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