Condenan a 147 años de cárcel a un sevillano que pagaba a madres para que violasen a sus propias hijas mientras él lo grababa
Pornografía infantil
El acusado, que actuó a través de chats o videollamadas, inducía a adultos de distintas partes del mundo en situación de pobreza a cometer auténticas barbaridades sobre menores e incluso bebés
La Fiscalía acepta una rebaja respecto a los 315 años de prisión que pedía inicialmente por cerca de 40 delitos pero logra que el depravado esté lo máximo posible entre rejas: 20 años
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Hay personas a las que la condición de ser humano les viene muy grande. O directamente no se la merecen. Ejemplo de la degradación que alcanzan algunos ¿hombres? es uno que fue juzgado ayer en la Audiencia de Sevilla y que aceptó una megacondena de 147 años de cárcel por la comisión de ni más ni menos que 37 delitos sexuales. Y el caso es que este pervertido no tocó ni abusó de nadie. Lo que sí hizo fue pagar a adultos en situación de pobreza o vulnerabilidad, sobre todo madres, para que violasen a sus propios hijos o hijas y cometiesen otros actos “degradantes” contra los y las menores. Él, a través de “videollamadas y transmisiones en vivo” en Facebook o Skype, grababa esas atrocidades y así se supone que satisfacía su inhumano apetito sexual. En menos de un año acumuló más de 250 archivos de esa índole.
Javier C.L., que ronda los 40 años, fue enjuiciado en la Sección Cuarta. La vista no duró mucho porque el caso se resolvió con un acuerdo entre su abogada y el fiscal delegado de Criminalidad Informática, Gabriel González. Lo único que hizo el procesado en la sala fue reconocer los hechos y aceptar ese pacto. El Ministerio Público, que inicialmente pedía 315 años de prisión, se avino a rebajar la pena más allá de la mitad (147 años y 4 meses) pero logró su objetivo principal, que era que este degenerado esté encerrado el plazo máximo permitido por la ley: veinte años. Y así será. Tras la conformidad, el tribunal dictó sentencia firme en la misma sala.
Los hechos que aparecerán en esa sentencia, cuando se redacte, son los que relata el fiscal en su escrito definitivo de acusación, que fue aprobado ayer por el acusado. Hay una primera parte en la que se cuenta que el sujeto, sin antecedentes penales hasta ahora y en prisión provisional desde el 9 de noviembre de 2023, “procedió a descargar y compartir con otros usuarios archivos con contenido sexualmente explícito de menores” a través de un ordenador cuya conexión se ubicaba en su domicilio. La Policía registró su casa el 8 de noviembre de 2023 y, tras un “análisis in situ”, comprobó que en distintos dispositivos guardaba 3.422 archivos con “imágenes y vídeos en los que se observa a menores de edad protagonizando desnudos en poses o en planos eróticos y escenas sexuales explícitas”.
La segunda parte del relato se centra ya en las vídeos que indujo a realizar a mujeres de medio mundo, desde Suramérica a África o Asia. En total son 257 archivos que el acusado grabó entre diciembre de 2022 y noviembre de 2023 “mientras participaba en videollamadas y transmisiones en vivo a través de las aplicaciones Stripchat y Skype”. Al otro lado había personas que “accedían a utilizar a sus hijas o familiares menores de edad para realizarles los actos sexuales o la exhibición explícita de sus genitales que demandaba el procesado”, que a cambio “pagaba una cantidad de dinero previamente pactada con los responsables de los menores”. Así lo apunta la Fiscalía y así lo apuntará la sentencia. El “pago por los shows” se efectuaba con transferencias directas en plataformas de pago o “mediante el envío de tokens [criptomonedas]” comprados en Stripchat.
Entre todos esos archivos, los investigadores lograron “individualizar” quince perfiles de adultos que “procuraban víctimas menores” al procesado. Este contactó y negoció con estas personas “a través de sus perfiles en redes sociales”. Ahora bien, se desconocen sus identidades “al estar ubicados en otros continentes”. Esa dificultad insalvable para poner nombres y apellidos a quienes cooperaban en estas barbaridades es la razón de que el único enjuiciado fuese este sevillano, aunque a la Fiscalía le consta que en Brasil, por ejemplo, sí se ha localizado a una de estas madres.
Los cómplices del degenerado, de hecho, eran “principalmente madres de menores de edad movidas por un interés económico”. “A instancia del procesado, que actuaba con el propósito de satisfacción personal pese a constituir un claro ataque a la libertad sexual”, esas progenitoras que tampoco hacen honor a esa condición “realizaron diversas acciones sobre los menores” que fueron grabadas por el otro.
La sentencia también narrará esos quince casos uno a uno, como hace el fiscal. Los hechos son tan viles y repugnantes que es difícil asumir que han sido perpetrados, y menos por una madre, pero así fue. En uno de los primeros, por ejemplo, “una mujer accedió a mostrar y realizar tocamientos en los genitales de sus dos hijas de aproximadamente 8 años, escena en la que también participó desnuda la mujer adulta”. El procesado lo grabó “al tiempo que lo visualizaba” en su ordenador.
Este repertorio de inmundicia también incluye cuatro casos de mujeres que, siempre “a cambio de una compensación económica y siguiendo sus indicaciones [del acusado] en tiempo real”, aceptaron hacer tocamientos a bebés de entre cero y dos años. O de otra madre que tocó y violó a su hija de entre ocho y diez años “hasta en dieciocho ocasiones” mientras estaba “dormida o inconsciente”. O de otra mujer que hizo lo mismo a “sus dos hijas de entre dos y cuatro años de edad”. O de otra que ejecutó la misma inmoralidad contra una niña de tres años “estando presentes otros dos menores”.
La selección concluye con el caso quizás más espeluznante, el de otra miserable que “accedió a realizar actos sexuales sobre su hija de entre cinco y seis años” hasta en cuatro ocasiones. Y hay más. En esas grabaciones también aparece la abuela de la niña. Entre ambas, y siempre “siguiendo las indicaciones” del condenado, violan a la menor y la someten a otras parafilias sexuales, como la urolagnia y la coprofagia. Bien mirado, puede que los 147 años de cárcel sean pocos...
Prohibido entrar en Facebook durante 440 años
El listado de delitos de este depravado es gigantesca: uno de distribución de pornografía infantil; diecisiete de elaboración de pornografía infantil de menor de 16 años (uno en tentativa y otro “con violencia y particularmente degradante”); tres de agresión sexual a menor de 16 años; dos delitos continuados de agresión sexual a menor de 16 años con participación de dos o más personas; dos delitos continuados de agresión sexual a menor de 16 años; cuatro agresiones sexuales a menor de cuatro años, una en tentativa; una agresión sexual continuada a menor de 16 años “con penetración y privada de sentido”; cuatro violaciones a menor de 4 años en situación de vulnerabilidad con penetración, tres de ellas continuadas; un delito continuado de agresión sexual a menor de 16 años de edad “con penetración y particularmente degradante”; y dos delitos de corrupción de menores.
En total son 37 delitos. En todos excepto uno concurren la atenuante cualificada de anomalía o alteración psíquica (el acusado “presenta rasgos anómalos de personalidad que afectan moderadamente a su capacidad volitiva”) y la agravante de ejecutar el hecho mediante precio, recompensa o promesa. Las penas más graves son de siete años y diez meses por las agresiones sexuales continuadas con penetración a menores de cuatro años en situación vulnerable y la violación continuada a un menor de 16 años con penetración y particularmente degradante.
Además de la cárcel, la Audiencia también le prohíbe acceder a Facebook, Stripchat y Skype durante 442 años y 3 meses (hasta junio del año 2467), lo inhabilita para cualquier trabajo que implique contacto con menores durante 789 años y 10 meses (hasta febrero de 2815) y lo inhabilita para el ejercicio de la patria potestad durante 313 años (hasta 2338). Así pues, son prohibiciones de por vida que expirarán cuando también lo haga él.
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