El caso de los ERE

Guerrero: El pícaro simpático y educado

  • Muere Javier Guerrero, el principal imputado del caso de los ERE

  • El principal imputado del caso de los ERE siempre mantuvo el tipo, hasta en los momentos más difíciles cuando fue encarcelado en dos ocasiones

  • Fumador empedernido y amante de los gin tónics, la primera vez que fue a prisión sólo tenían "diez euros" en el bolsillo y cinco cigarrillos.

Guerrero: El pícaro simpático y educado

Guerrero: El pícaro simpático y educado / Rosell

Ha muerto Francisco Javier Guerrero Benítez (El Pedroso, 16-11-1956), el que fuera director de Trabajo y Seguridad Social durante una década y principal sospechoso del caso de los ERE. Con independencia de los procesos penales en los que estaba inmerso, con dos ingresos en prisión preventivo y dos condenas no firmes a sus espaldas, Javier Guerrero era una persona que, en las distancias cortas, siempre se ganaba a las personas con ese aire de pícaro simpático y educado.

La última vez que lo vi fue hace tan sólo unas semanas, cuando en septiembre pasado compareció a otro juicio por las ayudas de los ERE a la empresa Aceitunas y Conservas (Acyco). "Te voy a dar una entrevista con grandes titulares", me dijo con ese tono socarrón y el buen talante del que hacía siempre gala. Siempre fue educado y correcto en el trato con los periodistas, aunque en ocasiones fueran muy críticos con él en sus informaciones. También lo fue con los abogados que ejercían la acusación popular en los distintos procesos que tenía abiertos y a los que incluso saludaba afectuosamente.

El ex director de Trabajo fue el artífice del concepto "fondo de reptiles" para definir la partida de los ERE, si bien en el juicio de los ERE aseguró que nunca se había referido con ese término a las ayudas.

Guerrero caía en gracia hasta a los jueces que lo investigaron y que, como en el caso de Mercedes Alaya, lo envió en dos ocasiones a la cárcel. Recuerdo la noche del 9 de marzo de 2012, cuando la juez estaba redactando su auto de prisión. Guerrero se acercó a los periodistas y les dijo, muy tranquilo: "En la vida hay que estar a las duras y a las maduras...". En el fondo, sabía que esa noche iba a dormir entre rejas. El auto de prisión le pilló con sólo "diez euros" en el bolsillo y "cinco cigarrillos", algo difícil de soportar para un fumador empedernido como Guerrero.

Varios meses después salió de la cárcel para comparecer en el Parlamento andaluz en la comisión de investigación de los ERE, donde volvió a mostrar su ingenio. Cuando se le preguntó cómo estaba, respondió con sorna: "Preso". Llevaba por entonces seis meses en una prisión y todavía tenía ganas de bromear con los periodistas: "Con 15 años me metieron en un internado y creo que fue peor", llegó a decir.

En esa comparecencia le interpelaron por las declaraciones del que fuera su antiguo chófer, Juan Francisco Trujillo, quien había asegurado a la juez que parte del dinero de ayudas de los ERE concedidas a empresas del  conductor se las gastaron en fiestas y cocaína. "Lo único que digo es que me tengo por una persona jovial, no he sido un putero ni me he dedicado a la drogodependencia, que no está en mi terrero, estoy dedicado a otras cosas. Me tomo las copas que me apetecen, cuando me apetecen y donde quiero, cosa que también se me cuestiona", afirmó airado. 

"Sé cuánto vale un paquete de Marlboro y un gin tónic"

Y continuó: "Sé cuánto vale un paquete de Marlboro y un gin tónic, y ya está. No he comprado ni un porro, no me ha hecho falta. Soy fumador y me gusta el gin tónic, lo he dicho en miles de ocasiones y no voy a estar al pairo de quien quiera a ponerme a caer de un burro". 

Guerrero fue elegante incluso con la juez Alaya, a pesar de que lo encarceló dos veces. Cuando el 5 de junio de 2013 logró la libertad provisional por segunda vez, Guerrero se acordó de la juez: "No le guardo rencor a la juez Alaya, entiendo que es su trabajo", fueron las primeras declaraciones que Guerrero realizó entonces a este periódico nada más abandonar el centro penitenciario.

Javier Guerrero cuando salió por segunda vez de la cárcel de Sevilla-I. Javier Guerrero cuando salió por segunda vez de la cárcel de Sevilla-I.

Javier Guerrero cuando salió por segunda vez de la cárcel de Sevilla-I. / juan carlos muñoz

Guerrero confesó que sale "con muchas ganas" de estar con sus familiares. La familia era muy importante para Guerrero, siempre hablaba de su mujer, de su hija, y más recientemente, de su nieto. "Sabía que tendría que salir algún día, no sabéis la satisfacción que tengo", aseguró mientras espera la llegada de su abogado. Ante el retraso, le telefonea y bromea sobre su salida: "Parece que esta vez había mucha prisa por sacarme de aquí dentro".

En prisión, Guerrero dijo que estuvo al margen del caso de los ERE, porque no tenía ni televisión. La segunda vez estuvo más de dos meses en prisión, "tranquilito", junto a sus compañeros del módulo 3, a los que incluso mandó un saludo, porque "hay muy buena gente aquí". Además, dedicó todo el tiempo libre a la lectura.

En este tiempo en prisión leyó 41 libros en dos meses, sobre todo novelas de la Edad Media y libros de la Primera Guerra Mundial. En un solo día leyó La Metamorfosis de Kafka, La sombra del Águila, de Pérez Reverte, y Europa de Santo Tomás de Aquino, aseguró el ex alto cargo, quien no sólo dedicó tiempo a los libros en su paso por la cárcel, sino que también intervino en talleres de teatro, en cinefórum, en tertulias literarias o sobre temas diversos como los caballos, los carruajes y los ovnis. Pero en la cárcel sólo pudo disfrutar de la cerveza sin alcohol, nada de los gin tónics a los que era aficionado.

Así era Javier Guerrero, genio y figura...

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