A prisión un feriante de Extremadura por contratar a sicarios para matar a un conocido empresario del sector de Sevilla
Un juzgado de Cáceres ve indicios suficientes de que el empresario contactó con asesinos a sueldo colombianos para eliminar al jefe de la competencia
La Policía grabó una conversación entre el investigado y un sicario que le decía: "Cuente con nosotros que nosotros le matamos a ese hijo de puta"
Un juzgado de Cáceres ha decretado prisión provisional, comunicada y sin fianza para un empresario del sector de las atracciones de feria por encargar a unos sicarios colombianos que mataran a un rival de la competencia, otro conocido empresario que es sevillano y cuya familia se dedica a este mundo desde hace muchos años. Según la magistrada, existen indicios suficientes de que el investigado cometió un delito de proposición de asesinato, incluidos unos audios entre él y los asesinos a sueldo: “Cuente con nosotros que nosotros le matamos a ese hijo de puta”, le llegan a decir.
A.G.C., conocido como el Gordo, fue detenido a mediados de diciembre y el Juzgado de Instrucción número 3, en un auto fechado el día 19, explica que “resulta indiciariamente acreditado” que este empresario “ha contratado a personas de nacionalidad colombiana para acabar con la vida” de su principal competencia “a cambio de un precio”. Así lo denunció la víctima después de que unos familiares recibiesen mensajes de “una tercera persona” que les advertía de que “pretendían atentar contra su vida”.
La Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) abrió entonces un canal de comunicación entre el denunciante y el informante anónimo a través de un teléfono corporativo. Por esa vía tuvo acceso a varias conversaciones entre A.G.C. y “personas extranjeras, al parecer de nacionalidad cubana y colombiana”. La conclusión de la Policía es que tras esos mensajes existía “un propósito real de acabar con la vida” de la víctima y que el investigado “ordenaría su muerte”.
La magistrada considera “especialmente significativo” un diálogo entre el investigado y el denominado “colombiano 1”. Este le dice al primero: “Nosotros lo camellamos donde nos dé la pata, lo matamos a esa gonorrea cuando nos dé la pata, el hombre nos da la pata desayunando, almorzando, comiendo y lo matamos. Pero no lo hemos podido hacer porque está difícil hacerlo, el hombre está muy precavido y algo está pasando, eso no es normal”.
“Vale, bueno, pues entonces con eso ya tenéis que contar con ello. Entonces lo que voy a hacer es tú hazlo de la manera que tú mejor veas, porque al final el trabajo lo tenéis que hacer vosotros. Yo desde aquí puedo hablar, ¿me entiendes lo que quiero decir? Pero al final el trabajo tenéis que hacerlo vosotros”, le responde el empresario. A lo que “colombiano 1” replica: “Cuente con nosotros que nosotros le matamos a ese hijo de puta, como sea se lo matamos, pero no nos podemos ir a matarlo cuando nos vayan a agarrar, jefe. O sea, no hay”.
Para la instructora, estos hechos “pudieran constituir un delito de proposición para asesinato”. Detrás, según consta en la denuncia, está la supuesta intención del investigado de quitar al otro concesiones administrativas de parcelas destinadas a atracciones de feria a través de diferentes sociedades a nombre de familiares. El denunciante cree que su rival quería hacerse con sus concesiones para ampliar y ubicar ahí sus propias atracciones.
Esta lucha de poder ha acabado con el empresario investigado en la cárcel porque, como argumenta la magistrada, existe “riesgo de fuga” pero también “riesgo de que pueda alterar u ocultar fuentes de prueba”. Y hay otro factor en esa “manifiesta mala relación entre ellos”: el investigado tiene en vigor una orden de alejamiento anterior por “un presunto delito de amenazas graves con arma”.
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