El COVID 19 es un enemigo invisible, eso es lo que hace que sea necesario tomar todas las precauciones posibles. Nadie sabe dónde está la amenaza, pero conocer que el lugar donde has estado trabajando va a ser desinfectado porque hay varios casos marca a cualquiera. Esto le ocurrió el sábado 21 de marzo a José de la Cruz, un abogado que estaba en guardia de casos de menores.

Durante las guardias de menores en fin de semana, los letrados asisten cuando el joven está en la Policía como en el juzgado "y esto debe ser lo antes posible", recuerda José de la Cruz. "El dia antes, los agentes me avisaron para que estu viera sobre las 8:00 del sábado en la comisaría puesto que se trataba de un caso bastante complicado", afirma. Al llegar allí, el abogado, que además se encuentra entre los grupos de riesgo en la infección por coronavirus, se puso la mascarilla que llevaba desde casa, "pero no tenía más equipo de protección. Le pedí algún tipo de material al inspector y me comunicó que no podían prestarme ninguno porque casi no tenían para ellos".

En estas circunstancias interrogó al menor, en un cuarto donde "había una distancia mínima" y en el que además, estaba su abuela. Una vez terminado el interrogatorio, pasó al juzgado de guardia. Aquí la situación no mejoró puesto que "aunque el Colegio de Abogados habia facilitado mascarillas para los letrados de guardia, los compañeros del turno anterior no habían dejado ninguna. Utilicé los que estaban destinado para Extranjería porque casi nunca vienen",  explica. La fiscal, el funcionario y el miembro del equipo técnico iban con sus correspondientes mascarillas y guantes y el momento en el que saltaron todas las alarmas fue cuando estaban explorando al menor; es decir, tomándole declaración.

"De pronto nos enteramos de que había tres positivos por coronavirus en el Juzgado de Menores, uno de ellos ingresado. En ese momento decidimos no tomar declaración al menor en el espacio habitual y pasarlo a una sala de vistas para tener más espacio", narra el abogado. Más tarde se enterarían que a media mañana el CSIF comunicó que había habido casos de COVID 19 en el edificio. "En ese momento los únicos que estábamos en la sala sin mascarillas éramos el menor y yo".  Entonces la prudencia y el miedo ya estaban allí.

José de la Cruz refiere, como anécdota, que cuando llegó la forense para explorar al menor, tomó la declaración al chico en la planta baja del edificio, "no subió pero cuando le pregunté por las medidas que podía tomar yo, que estoy dentro de los grupos de riesgo, me dijo que no me preocupara".

Ahora mismo el abogado está en cuarentena puesto que el sindicato ha recomendado que quien estuviera más de 15 minutos en las dependencias de menores, "zona de riesgo", se aisle en casa. "He recibido muestras de apoyo de muchos compañeros, pero yo no soy ningún heroe. Ahora estoy aislado en casa sin tener contacto con nadie y casi sin comida en el frigo". Sólo pide medidas profilácticas para que los abogados puedan hacer su trabajo: "o no tenemos, o nos las quitamos".

El juzgado de menores está cerrado hoy domingo, y él, desde su casa solicita medidas con garantías "para poder realizar las guardias cumpliendo el derecho de defensa que tienen todos los españoles. Las condiciones en las que estamos trabajando, y  no sólo nosotros, también la policía, son lamentables".