La caja negra

Agresión al monasterio de la Cartuja

  • Las instalaciones de la cafetería del antiguo convento de la Cartuja suponen un ejemplo de contaminación paisajística contra un monumento

Las instalaciones del bar en pleno Bien de Interés Cultural.

Las instalaciones del bar en pleno Bien de Interés Cultural. / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

La Cartuja está integradísima en la ciudad. Qué pamplina es esa de teorizar sobre el divorcio entre la isla y el casco urbano del centro. Que si allí nadie duerme y solo acude la gente a trabajar, que si la lanzadera especial al territorio de oficinas se tuvo que suspender por falta de demanda, que si por las noches aquello es la boca del lobo... Análisis superficiales, muy epidérmicos. Que la Cartuja es Sevilla pura y dura es una afirmación innegable. No hace falta crear un distrito con el nombre de la Isla, como proyectó en su día Monteseirín (feliz estos días en la caseta de la Fundación Pablo Iglesias en la Feria del Libro) ni que nadie que se vaya a a dormir a ella en un piso de nueva construcción, de los que no tienen vestíbulo de entrada y en los que la puerta del aseo le hace penalti al inodoro cada vez que se abre o cierra.

Veladores, parasoles, toldos y otras estructuras en el interior del recinto de un BIC Veladores, parasoles, toldos y otras estructuras en el interior del recinto de un BIC

Veladores, parasoles, toldos y otras estructuras en el interior del recinto de un BIC / (Sevilla)

A la Cartuja le pasa como a los monumentos del centro, que la ciudad se ve incapaz de protegerlos. Se va usted a dar un paseo al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, donde Pepe Cobo inaugura exposición con sus donaciones el próximo viernes, y comprobará que sigue en pie, como en los años del hegemónico PSOE, el tinglado de la cafetería, con sus toldos, sus veladores, sus parasoles y su cortinaje de plástico para frenar las racha de aire. Debe ser la herencia silenciada de la gestión socialista que, al igual que otras, hoy se mantiene pese a la evidente contaminación que provoca la cafetería en el monasterio de Santa María de las Cuevas, bien de interés cultural así reconocido en el catálogo del patrimonio andaluz (“Este no es tu referéndum”).

La cafetería tiene mal efecto en el paisaje del antiguo convento que fue nada menos que Pabellón Real en 1992. Sí, tiene todos los papeles en regla, se levantó hace ya años. Pero quizás eso sea lo peor. ¿Recuerdan la que se lió en la ciudad cuando funcionó unos meses la cafetería del Patio de los Naranjos de la Catedral con motivo de la exposición Magna Hispalensis? Hubo un intento posterior de crear un bar fijo en el templo metropolitano, pero por fortuna quedó descartado. Es triste que una estructura con efecto de covacha tenga todas las bendiciones administrativas. Por eso la Cartuja está perfectamente integrada en la ciudad. Con sus jaramagos, sus pintadas y sus agresiones al mejor patrimonio histórico. ¿O acaso la cafetería forma parte del arte contemporáneo? ¿Y no puede hacer nada nuestra admirada Patricia del Pozo, consejera de Cultura... y Patrimonio del Gobierno andaluz?

Otra perspectiva de la contaminación paisajística del paisaje. Otra perspectiva de la contaminación paisajística del paisaje.

Otra perspectiva de la contaminación paisajística del paisaje. / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

A algunos se nos corta el café al comprobar el efecto de las instalaciones en el monumento. ¿Para eso está Antonio Muñoz, delegado de Urbanismo, luchando contra los rótulos horripilantes en las calles que rodean la Catedral? ¿Para eso está Lipasam, hartita de quitar pintadas en los comercios cerrados por la pandemia? ¿Para eso se vuelca el teniente Cabrera y su equipo del Distrito Centro en luchar contra el tormento de Sísifo de las pintadas? No hay sensibilidad. La ciudad que vive del patrimonio no lo cuida. Porque ya vemos como normal que el monasterio sufra esta agresión, porque muy probablemente cada vez son más los que consideran que no existe efecto negativo en el patrimonio. Como no lo ven con el adefesio de la calle Santander, el de la trasera de la Diputación Provincial junto al puente de San Bernardo o las construcciones más propias de playa que se han levantado en la calle Castilla. La Cartuja es Sevilla. ¡Y tanto! 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios