El cambio tranquilo en Pineda

José Antonio García de Tejada, presidente del Club Pineda
José Antonio García de Tejada, presidente del Club Pineda / M. G.

Sevilla/Un semestre queda para las elecciones en el Real Club Pineda, un semestre de mandato de José Antonio García de Tejada, Nono para sus innumerables amistades, que este Nono se para más a saludar por las calles del centro que el C-2 en Torneo. Nono dejará la presidencia de la entidad en junio, con las cuentas de la caseta ya cerradas, pese a que los estatutos le permitirían seguir en el sillón, como Eduardo Herrera en la Federación Andaluza de Fútbol o el gran Alberto Máximo Pérez Calero en el Ateneo.

-¿Cuánto tiempo lleva Herrera en la andaluza?

-Desde la primera edición del Génesis

Nono tiene claro que deja el puesto. Y eso en Sevilla es noticia. Ha sido un presidente que ha sudado la camiseta, como le gusta decir a don Álvaro Salinas, ex presidente del club. Nono deja la presidencia de Pineda, pero no el martillo del paso de la Quinta Angustia. Se deja de ser presidente, pero nunca se deja de ser capataz. Si acaso se quedará de fiel consejero del nuevo presidente, como los ex hermanos mayores que pasan a consiliarios y se convierten en un valor añadido.

Rodrigo Molina
Rodrigo Molina / M. G.

Cuánto señorío hay en esos ex hermanos mayores que siguen yendo a sus cultos y a todos los actos de la cofradía con escrupuloso respeto al nuevo hermano mayor. No sólo desaparecen, sino que demuestran que ellos son, con su comportamiento, parte de la institución. Pues todo indica que Rodrigo Molina, alto directivo del Banco Sabadell, tomará el relevo de este animal social que es Nono. Molina reúne esas cualidades que se conocen como el perfil adecuado: discreto, acude casi a diario al club, conoce su funcionamiento interno (incluida la árida perspectiva jurídica), practica dos deportes y está muy bien relacionado en la sociedad sevillana.

Pineda tiene más de 10.000 socios. Hay quien dice que este club es como un Ayuntamiento en pequeño por su número de integrantes y por las hectáreas de terreno y las infraestructuras que gestiona. A los presidentes de hoy se les exige una dedicación tremenda, por eso se comprende que no continúen más de dos mandatos en el cargo.

Los grupos de presión de antaño ya no funcionan para llegar a ser el presidente del mayor club de la ciudad. Ahora se exige eso: dedicación. Full time, que diría el cursi. No basta con tomar el aperitivo plácidamente junto al relieve de Santiago del Campo para controlar el día a día de la entidad. El presidente de Pineda forma parte de los personajes que conforman esa vida cotidiana de la ciudad que es la Sevilla de las ocho y media de la tarde. Porque a partir de las ocho y media de la tarde, cuando comienzan los persianazos en los comercios, se constituye una Sevilla social en actos muy diversos donde te encuentras a los de siempre. Y ahí, entre ellos, está el presidente de Pineda, ora en la presentación de un libro, ora en la bendición de un belén, ora en un acto benéfico por el Banco de Alimentos.

De Nono a Rodrigo, de la Quinta a Pasión. Todo queda en el Jueves Santo. El cambio tranquilo en Pineda. Sin pactos, sin oposiciones y con los grupos de presión desactivados. La paz en Pineda está garantizada. Y seguro que a Nono se le sigue viendo en esa Sevilla de las ocho y media, y en esas noches de los ensayos de la Quinta, que disfruta con la misma parsimonia que cuando en verano conduce despacito, muy despacito, para no toparse con los badenes de la urbanización del Puerto de Santa María. Ni un bache, Nono, ni uno.

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