Emilio GMonclús, veterinario, sobre la procesionaria: "El gato es más escrupuloso, previsor y cauto"

El especialista aconseja acudir a una clínica veterinaria inmediatamente, algo que resulta fundamental para la recuperación del animal

Vuelve la procesionaria: ¿cómo podemos proteger a nuestros perros?

Emilio G. Monclús, veterinario, habla sobre la prevalencia de la procesionaria en esta época del año
Emilio GMonclús, veterinario, habla sobre la prevalencia de la procesionaria en esta época del año / Alberto Dom / Emilio G. Monclús

La 'procesionaria del pino' puede ser realmente perjudicial para la salud, tanto de las personas como de los animales. Así, los perros y los gatos sufren los efectos de esta oruga, cuyo nombre científico es Thaumetopoea Pityocampa. Especialmente peligrosa durante el invierno y la primavera, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) advierte sobre los "riesgos letales" que supone para las mascotas; por lo que, si nuestro compañero entra en contacto con ella, debemos acudir al veterinario lo antes posible. "En esta época del año nos llegan, más o menos, dos casos semanales", afirma Emilio GMonclús del Castillo, del Hospital Veterinario Costa del Sol.

"Es frecuente que haya un aumento de casos, más que nada por la climatología", prosigue el especialista en declaraciones para Diario de Sevilla. "La procesionaria, al final, es una larva que se encapsula y, durante estos meses, cae al suelo. Además, como se mueven en conjunto, esto llama la atención de los animales y la prevalencia es muy alta". En cualquier caso, "depende de la temperatura", pero su temporada puede alargarse hasta el verano. "Empiezan a llegar casos ahora, a finales de febrero o principios de marzo, y hacia el mes de junio ya dejan de venir".

El peligro de la procesionaria para los animales

El veterinario explica que, entre los primeros síntomas, podemos observar inflamación, salivación excesiva, aumento de la temperatura corporal y, por ese motivo, como tratamiento se utilizan los antiestamínicos, "para reducir la inflamación y que el animal pueda respirar con normalidad". Sin embargo, si la reacción no se detecta rápidamente, "la lengua empieza a ponerse negra y, en casos muy graves, hay que cortar parte de esa lengua para que no vaya a más".

A pesar de ello, sostiene el especialista, entre el 80% y el 90% de los animales que llegan a la clínica por esta causa se recuperan satisfactoriamente "porque los dueños se dan cuenta a tiempo". En ese momento, "se les hace un buen lavado y se administran los antiestamínicos o corticoides". Suele ser "una resolución rápida y bastante eficaz". No obtante, "tenemos un 10% o 15% en el que el pelo urticante ha creado, por ejemplo, necrosis de lengua o un daño mayor". Es necesaria entonces la hospitalización o, como ya hemos visto, seccionar parte de la lengua para evitar el avance.

Finalmente, "hay un porcentaje muy pequeño" en el que la reacción es letal. "Ayer tuve un caso en el que un gato se tragó la oruga", cuenta el veterinario. "Cuando los propietarios se dieron cuenta, ya era tarde. El gato la vomitó entera, pero ya no había nada que hacer. Llegó a la clínica con letargia, sin consciencia y acabó muriendo". Se trata de algo que puede suceder en un "0,1% o 0,2% de los casos".

Cómo evitar y reaccionar ante casos de procesionaria

Además, a la rareza de que un animal ingiera directamente la procesionaria, hay que sumarle el hecho de que fuese un gato. "En todos mis años de profesión, habré visto dos o tres gatos por esta causa y 500 perros", comenta Emilio GMonclús. "El gato es curioso, pero cauto; y el perro es incauto y bruto". Continuando con la comparativa entre ambas especies, "el gato es más escrupuloso, previsor y miedoso. Además, tiene ese instinto de decir "eso no lo toques, que no es bueno". Quizás están más 'asalvajados', a pesar de ser domésticos, y están más alerta. El perro cae más en las trampas".

En cualquier caso, el veterinario aconseja extremar las precauciones y evitar zonas donde haya pinos en esta época del año. "Al final, la procesionaria también es parte de la naturaleza. No vamos a erradicar una especie porque no nos venga bien, ha estado toda la vida ahí. Entonces, tenemos que ser previsores de que nos la podemos encontrar y evitar ciertos lugares. Tenemos que saber convivir con ella", concluye.

Si nuestro perro o gato entra en contacto con la procesionaria, "debemos ir al veterinario inmediatamente", aconseja GMonclús. "Además, debemos tener cuidado, ya que para los humanos también es urticante". Asimismo, solo recomienda que lavemos nosotros mismos al animal si la clínica está lejos. "En ese caso, habría que echar mucha agua en la lengua, un buen chorro que caiga hacia fuera, claro, que no se la trague", subraya. "Hay que lavarle la lengua bien. Ahora, si el veterinario está cerca, mejor ir hacia allí rápido".

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