Vuelve la procesionaria: ¿cómo podemos proteger a nuestros perros?
Es importante tomar medidas preventivas como evitar zonas con pinos, abetos o cedros y llevar a los perros con correa
Más murciélagos para acabar con la procesionaria en Andalucía

Cuando sacamos a pasear a nuestros perros, es inevitable que estén expuestos a ciertos riesgos. Sin embargo, hay uno que es especialmente alarmante: la oruga comúnmente conocida como la ‘procesionaria del pino’ (Thaumetopoea pityocampa). Se trata de una de las plagas más importantes que se producen en los pinares andaluces y, como advierte la Organización Colegial Veterinaria (OCV), entraña “riesgos letales para las mascotas”.
Recientemente, la Junta de Andalucía ha anunciado una nueva medida con el fin de controlar la plaga y sus repercusiones: instalar 340 cajas-refugios para murciélagos, depredador natural de la procesionaria. Tal y como ha recogido Diario de Sevilla en un artículo anterior, éstas se instalarán en el Parque de Doñana, en la Sierra de Grazalema y en la Sierra de las Nieves.
Ahora bien, más allá de lo importantes que puedan resultar estas iniciativas por parte de la administración, lo cierto es que los dueños de perros también deben extremar las precauciones.
La procesionaria: un peligro para las mascotas
Esta oruga está presente, sobre todo, en los meses de invierno y verano; se conoce como procesionaria por su habitual comportamiento a la hora de desplazarse en fila y, más allá de su aspecto, los miles de pelos urticantes que cubren su cuerpo suponen una verdadera preocupación. “El cuerpo de este insecto está cubierto por unos 500.000 pelos urticantes denominados tricomas que contienen una toxina termolábil llamada Thaumatopina, que puede provocar serios problemas para la salud, tanto de personas como de animales, e incluso la muerte de estos últimos”, informa la OCV.
Asimismo, la organización señala que “el objetivo no debe ser en ningún caso la erradicación de esta oruga, ya que es el alimento de numerosos animales insectívoros, pero sí debemos establecer medidas de prevención y control cuando se produce la bajada masiva de los árboles al suelo, lo que agrava los riesgos y puede llegar a ser una plaga”.
Qué hacer si nuestro perro entra en contacto con la procesionaria
“Cuando veamos una fila de orugas, lo principal que debemos hacer es evitar acercarnos a ellas, ya que al morir aplastadas liberan los pelos que recubren su cuerpo y, si estamos cerca, puede que entren en contacto con nuestro perro y generen el cuadro de intoxicación”, explica Veterín, centro veterinario de Sevilla. Entonces, el primer paso siempre es la prevención.
Ahora bien, si descubrimos que el animal ya ha entrado en contacto con la toxina, será crucial preservar la calma. Parece algo trivial, pero los nervios no nos van a servir de nada y, de hecho, harán que el perro esté también más nervioso, agravando sus síntomas y la resolución del problema.
Teniendo en cuenta esto, deberemos alejarnos con cautela de la zona en cuestión y, una vez hecho esto, el proceder será el que sigue: “Se debe lavar la zona afectada del animal con agua caliente y llevarlo de forma urgente al veterinario, ya que ya que un buen diagnóstico y una rápida actuación por parte del facultativo puede curar el problema por completo”.
No obstante, hay que tener mucho cuidado a la hora de realizar la limpieza. Por un lado, es importante cuidar de nosotros mismos y utilizar guantes protectores; y, por otro, “no se debe intentar quitar los pelos frotando, ya que los podríamos romper, liberando más toxinas”, prosigue Veterín.
Entre los principales síntomas, la procesionaria puede provocar picor intenso, hipersalivación, inflamación de la lengua, irritación de la piel, excitación exagerada e incluso vómitos. Por ello, deberemos estar pendientes a estas reacciones para tomar las medidas adecuadas al respecto.
Medidas preventivas
Más allá de cómo reaccionar una vez que nos veamos en la situación, la prevención es clave. Por ello, recogemos algunos consejos para evitar el contacto con la procesionaria:
- Evitar las zonas con pinos, abetos y cedros durante la temporada de orugas. La época más crítica es entre febrero y abril, momento en el que descienden de los árboles para enterrarse en el suelo.
- Llevar al perro con correa. De esta forma, evitaremos que vaya libremente a zonas que no controlemos.
- Revisar y fumigar el jardín si tenemos pinos.
- Contactar con el Ayuntamiento en caso de plaga.
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