Ford busca reeditar el éxito de su primer coche de producción en cadena con esta plataforma eléctrica
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Ford ha presentado una nueva plataforma eléctrica válida para desde un turismo a un comercial, pasando por un SUV un pick-up y destinada a renovar por completo su estrategia industrial y tecnológica. El primer fruto de este plan será un pick-up mediano eléctrico previsto para 2027 y con un precio desde 30 000 dólares.
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Ford ha dado un golpe de timón con un ambicioso proyecto que la compañía bautiza como su “Momento Modelo T” moderno, en referencia al que fuera el coche de producción en cadena que permitió democratizar el automóvil, el Ford T.
Con una inversión total de 5 000 millones de dólares, la firma estadounidense está transformando su planta de Louisville y su BlueOval Battery Park en Michigan, lo que permitirá producir una familia de vehículos eléctricos más asequibles a gran escala, todos sobre una misma plataforma, la Ford Universal EV Platform.
El primero será un pick-up mediano previsto para 2027 y que se venderá tanto en EE.UU. como en los mercados de exportación. Costará desde unos 30 000 dólares y contará con baterías con celdas prismáticas con química de litio ferrofosfato (LFP), sin cobalto ni níquel, producidas en EE.UU. La batería será estructural, formando con su tapa superior el piso del vehículo.
En cuanto a su interior, Ford promete más espacio habitable que el de un Toyota Rav4 antes de incluir el maletero delantero o la caja posterior, pudiendo acelerar en los tiempos de un Ford Mustang Ecoboost, por tanto, resolviendo el 0 a 100 km/h en unos 5,8 s. Por ahora, no se han aportado datos sobre la autonomía, capacidades de las baterías o tiempos de carga.
La Ford Universal EV Platform podrá recibir actualizaciones de forma inalámbrica.
Producción con menos piezas, tiempo y costes
La nueva plataforma reduce un 20 por ciento el número de piezas comparado con otros vehículos, emplea un 25 por ciento menos de elementos de fijación y reduce un 40 por ciento las estaciones de trabajo, con un tiempo de ensamblaje minimizado en un 15 por ciento.
Por ejemplo, el cableado será 1,3 kilómetros más corto y más liviano que el utilizado en el Ford Mustang Mach-E. También las baterías permitirán reducir espacio y peso, así como reducir los costes de producción y aumentar su durabilidad respecto a las NMC.
Además, Ford modificará la forma de trabajar sobre esta nueva plataforma. Así, el diseño de la planta sigue la nueva filosofía de “assembly tree” (árbol de ensamblaje), una evolución del concepto de cadena de montaje tradicional, que divide el montaje en tres subprocesos paralelos para ganar eficiencia y reducir complejidad.
La inversión en Louisville, planta que se ampliará en 5.000 m2, generará 2 200 puestos de trabajo y supondrá una modernización profunda de la cadena productiva; mientras que la producción local de baterías LFP reforzará la apuesta por la autonomía tecnológica nacional. Si a Louisville le corresponderán casi 2.000 millones de dólares, la inversión en la BlueOval Battery Park de Michigan, ascenderá a 3.000, sumando entre ambas cerca de 4.000 empleos directos.
Ford afronta este proyecto en un contexto complicado: las subvenciones federales para vehículos eléctricos están siendo recortadas, sus ventas suben, pero caen en rentabilidad; y los costes globales siguen al alza. Sin embargo, es posible que este nuevo enfoque, centrados en vehículos de bajo coste productivo, y fabricados localmente, marque un punto de inflexión para la marca.
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