El Líbano teme regresar a la pesadilla de los constantes asesinatos sectarios

Un coche-bomba acaba con la vida del jefe de las Fuerzas de Seguridad Interiores y otras siete personas. Muchos ven la larga mano de Damasco tras el atentado contra el general Hasan.

Un aspecto general de los destrozos causados por el coche-bomba en el barrio cristiano de Beirut.
Un aspecto general de los destrozos causados por el coche-bomba en el barrio cristiano de Beirut.
Agencias / Beirut

20 de octubre 2012 - 05:03

El jefe de inteligencia de las Fuerzas de Seguridad Interiores (FSI) en Líbano, Wisam al Hasan, murió ayer en un atentado con coche- bomba en Beirut, un ataque que hace temer una reanudación de los asesinatos entre 2005 y 2008 de personalidades hostiles a Siria, antigua potencia de tutela.

El ataque dejó otros siete muertos y casi un centenar de heridos, indicó el ministro de Sanidad, Alí Hassan Khalil y fue condenado por EEUU y por el Vaticano.

El general Hasan, un musulmán suní, es cercano a Saad Hariri, el jefe de la oposición libanesa hostil al régimen de Damasco. Su nombre sonaba para retomar la cabeza de las FSI a finales de año.

Los servicios de inteligencia de las FSI desempeñaron un papel clave en la detención el 9 de agosto del ex ministro libanés Michel Samaha, partidario del régimen sirio, en el marco de un caso de explosivos incautados destinados entre otros a ser usados en el norte del Líbano.

La potente explosión de ayer , la primera de este tipo en la región de Beirut desde 2008, reaviva la preocupación por un contagio del conflicto sirio, que divide a los libaneses.

El ataque tuvo lugar en el barrio cristiano de Achrafieh, en el sector este de la capital.

"Hemos oído una potente explosión. Hemos notado el suelo temblar bajo nuestros pies", explicó Roland, de 19 años, entre restos de coches calcinados y destrozos de edificios.

Cerca de la plaza Sasin, los padres de varios empleados del Banco Europeo de Oriente Medio, cuyas ventanas estallaron, trataban de tener noticias de sus hijos. No muy lejos, una joven de 25 años en estado de shock gritaba "¡Mamá, mamá!", mientras buscaba a su madre entre los escombros.

Para muchos de los supervivientes, el atentado reaviva los temores de la vuelta de los años negros de la guerra civil (1975-1990). "Esto nos lleva de nuevo 30 años atrás, a la época de los atentados", afirmaba un médico en el hospital Hotel-Dieu.

Un líder de la oposición, Samir Geagea, afirmó que el general Hasan se "desplazaba entre medidas de seguridad excepcionales". "Había instalado a su mujer y sus hijos en París porque se sentía amenazado", añadió.

Los servicios de inteligencia de las FSI fueron también clave en la búsqueda de los responsables de atentados y asesinatos contra personalidades políticas entre 2005 y 2008, como el del exprimer ministro Rafic Hariri, padre de Saad, en 2005, y de los que se acusa a Damasco.

La clase política, dividida entre partidarios y adversarios del régimen sirio, condenó unánimemente el atentado, pero evitó formular acusaciones.

"El régimen sirio no es ajeno a este tipo de explosiones, es un atentado político por excelencia", indicó sin embargo el diputado Nadim Gemayel.

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